El último período del culto griego y romano a la serpiente se basa en creencias minoicas que consideraban la serpiente como un espíritu benéfico que velaba por el bienestar de la casa. No está claro que en la cultura minoica hubiera más de una diosa; pero está claro que se los fieles acudían a ella bajo diversas advocaciones. Las serpientes serían como el aspecto subterráneo de la diosa o como la diosa misma bajo su aspecto animal . Una gran serpiente adorna la parte superior de un báculo ceremonial de un obispo de la Iglesia ortodoxa.
Antes de la construcción de las hornacinas del palacio de Cnosos, la diosa serpiente era adorada en santuarios en la cima del monte; entonces no se le reconocía aún su característica de benefactora y protectora del hogar. La deidad griega que encarnó el espíritu y los atributos de la diosa serpiente fue Atenea, viviendo en la Acrópolis de Atenas con su serpiente sagrada. La Dama de las serpientes del palacio de Cnosos puede haber sido una diosa, del aspecto subterráneo; pero es, en todo caso, un símbolo de fertilidad.
La serpiente fue reverenciada en Palestina, especialmente por los fenicios que, juntamente con los judíos, la consideraban el vocero de los espíritus malignos. Desde Arabia a través de la India hasta la danza de la serpiente de la tribu moqui de los hombres rojos, la serpiente ha sido reverenciada.