La sociedad castiga a los que superan los límites de velocidad pero, por otra parte, estos practicantes de conductas de riesgo están poniendo en práctica la filosofía de la sociedad actual que invita a ir hasta el límite de las fuerza en el deporte, en el trabajo, en la competición y a afrontar los riesgos los peligros. Es una contradicción que la sociedad que educa para concebir el riesgo como prueba personal castigue por asumirlo.