Los independentistas catalanes estiran la ley hasta donde pueden y cuando la ley no les permite hacer lo que exige la causa de la independencia se la saltan. Los encausados catalanes saben que ningún Parlamento regional puede legislar en contra de la Constitución. Cuando la ley les cae en cima porque se han saltado la ley (ellos lo saben) tratan de justificarse utilizando todas las argucias y triquiñuelas legales que se les ocurren. Si son castigados, se cubrirán con el manto del martirio. Y dirán: “España nos castiga pero la historia nos absolverá”. Los independentistas saben que ningún país consiguió la independencia obedeciendo la Constitución del país del que pretenden independizarse. Claro que, además de querer la independencia, hace falta estar dispuesto a la cárcel, a la marginación y sufrir el peso de la ley hasta lograrlo. Es lógico que la ley les caiga encima y también lo es que ellos hagan todo lo posible por sacudírsela de encima. Para entenderlo hay que mirar la realidad desde dos perspectivas diferentes