En Galicia hay muchos santuarios. Al rededor de cada uno hay un espacio para las procesiones y novenas, robles, en muchos casos centenarios, y una fuente cercana a la que los peregrinos se acercan para beber y llenar un recipiente para llevar para casa. Muchos han sido construidos sobre lugares sagrados precristianos cristianizados con leyendas de apariciones de santos o de la Virgen en sus más diversas y, a veces peregrinas, advocaciones. Creo que equivocadamente, muchos sacerdotes jóvenes no prestan ninguna atención a los santuarios. “No es que no vayan a colaborar a la solemnidad de la celebración; es que ni anuncian la celebración en las misa parroquial”, se quejan los feligreses.En Galicia la salvación vendrá de los montes o no vendrá”.