A tientas

Había emigrado a los 17 años. Ahora tiene 71. En ese medio tiempo sólo volvió dos veces, una para enterrar a su padre y otra a su madre. “Mi mujer se murió, mis nietos ni siquiera quieren conocer esto y mis hijos sin ellos no vienen. Tengo la impresión de andar a tientas”. No tiene nada en común de qué hablar con los que fueron niños con él. “Nuestras vidas han sido distintas, negocios no tengo y el fútbol no me interesa. Le pregunté por qué vino. “Buscando lo que había dejado y eché de menos durante todo ese tiempo”. Tuve la impresión de que busca eternizar el tiempo. Le dije: “Tal vez sea imposible rehacer los senderos de cuando niños. “Si”, dijo. “Nada de aquello existe. Volví por todo para nada”
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