El obispo de Cartagena-Murcia, Juan Antonio Reig, no quiere problemas económicos derivados de la Ucam. Si Roma le quita la responsabilidad sobre la Universidad, que sean todos. No quiere ningún tipo de problema en el caso de que salgan a la luz problemas de índole financiera, desde impagos de créditos hasta cuestiones de otra índole. Una vez ha decidido la Santa Sede, Reig Plá quiere apartarse, del todo, de lo referente a la Ucam.

Desde RD lo hemos dicho en muchas ocasiones: una cosa es la cuestión de la titularidad de la Ucam, y otra muy distinta, las posibles causas de índole económica derivadas de la gestión de la Universidad. Es un asunto que debe quedar claro, para que luego no le vayan a pedir cuentas al obispo si se producen, o se descubren, otro tipo de irregularidades. Si Reig Pla hubiera abordado desde este último punto de vista sus reclamaciones, probablemente hoy estaríamos hablando de otro "caso Ucam".

Sea como fuere, Reig Pla, que ayer todavía se encontraba en Roma, parece decidido a abandonar la diócesis con toda la cuestión resuelta. Si marcha a Roma, a Alcalá, a Granada o a Zaragoza, antes tratará de asegurarse de que deja Cartagena-Murcia libre de cualquier responsabilidad respecto a la Universidad Católica de Murcia. "Roma locuta, causa finita", se dice. Al menos en la cuestión de la titularidad de la Ucam, esta expresión es correcta. ¿Lo será también en el resto de cuestiones que, colateralmente, afectan a la Iglesia de Murcia?

Y una última cuestión: ¿cuál será el papel de José Luis Mendoza a partir de ahora? ¿Qué lecciones habrá sacado, él también, de toda esta polémica? Porque, ni en la Iglesia ni en la vida, deberían funcionar las historias de vencedores y vencidos. Porque no son reales y, además, porque no conducen a ningún sitio. Y no fomentan precisamente la vivencia del Evangelio.

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