Taliban town

A cuenta del artículo de Rino Fisichella, algunos se han echado las manos a la cabeza, por el mero hecho de que ¡demostrara misericordia! hacia una niña de nueve años violada repetidamente por su padastro, hacia su madre y hacia los médicos que le realizaron un aborto porque el peligro para la vida de la niña (nadie debería ser madre con nueve años) era flagrante. Incluso, han pedido al Papa que lo cese. Ante tamaña barbaridad, que únicamente merecería el silencio, una sola apreciación: se puede estar a favor de la vida, de toda vida humana, y en contra del aborto, en cualquiera de sus supuestos, y no por ello enviar a la hoguera a todo aquel que se vea involucrado en una situación similar. ¿O acaso la niña merece una condena? Esos, y otros comentarios, dan la razón al presidente de la Pontificia Academia por la Vida -el organismo creado por la Santa Sede para hablar de estas cuestiones- cuando resalta que "son otros los que merecen la excomunión", y cuando apunta que antes de pensar en una excomunión, era necesario y urgente salvaguardar la vida inocente de la niña”. Y, sobre todo, cuando sostiene que "la credibilidad de nuestra enseñanza, que a muchos les ha parecido insensible, incomprensible y privada de misericordia, se ha resentido". Y las lamentables opiniones de algunos, también hacen que la imagen de la Iglesia se resienta. La "ciudad de Dios", frente a "Taliban town". Qué pena.

baronrampante@hotmail.es
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