El fin de la Navidad

Se acabaron las fiestas. Decimos adiós al Belén y al abeto, recogemos las guirnaldas, terminamos como podemos los restos de tanta comida y tanto polvorón, los niños vuelven al cole dejando pilas y pilas de juguetes desparramados por la casa y los mayores suspiran y se prometen que el año que viene, por fin, lograrán descansar y comenzar 2013 (si es que no nos arrasa antes el fin del mundo maya) con energías renovadas. Se terminó la Navidad. ¿O no?


Cristo nace cada día. Lo hace desde que el mundo es mundo. En nuestro corazón, en la mirada del otro, en la persona que está sentada junto a nosotros en el Metro. De nosotros depende que siga siendo Navidad. Y que el año que acabamos de arrancar sea un camino de construcción, y no una senda atribulada y marcada por el odio, el desamor y la falta de perdón.

No dejemos que el Niño Dios, que pese a todo continúa estando presente en nuestra salvación, muera al poco rato de haber venido al mundo. Aprovechemos la alegría y la esperanza de la Navidad, y que nunca falte en nuestro día a día. Con legañas y con cierto estrés, feliz post Navidad.

baronrampante@hotmail.es
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