¿El obispo Reig quiere que gobierne Podemos?

La paralización de la "ley Gallardón" ha llevado a los más ultramontanos a hacer lo que está inscrito en su ADN: tirarse al monte. Hazteoir.org y otras asociaciones autodenominadas católicas -nada que decir de sus terminales mediáticos, cuya obsesión por imaginar brujas a las que condenar a la hoguera por doquier- se han lanzado a una campaña para evitar que el PP gane las próximas elecciones. Con el increíble -no por el personaje, sino por el contenido de su carta- apoyo del obispo Reig, que en una andanada revolucionaria -por lo violento- arremete contra todo lo que se mueve: Rajoy, Pedro Sánchez... y al propio Vaticano II, que prohibía a la Iglesia promover o liderar partidos políticos confesionales.
Las diatribas de Reig -algunas de cuyas expresiones rayan el delito- no hacen otra cosa que colocar a la Iglesia española -al concepto que, lamentablemente, durante demasiados años se ha dado de la Iglesia de nuestro país- sesenta años atrás: añoranzas de la dictadura que lamentablemente no hemos sabido erradicar del corazón de muchos de los que hoy siguen expidiendo carnets de catolicidad. Y, posiblemente sin pretenderlo, dar una patada en los bajos del modelo de Iglesia que promueve el Papa Francisco, y que, con cierto retraso, comienza a instalarse en la cúpula episcopal de nuestro país.
Las palabras del todavía obispo de Alcalá -si la Iglesia fuera una institución seria, ya le he habrían pedido cuentas- llaman al odio y no logran el objetivo que, de buena fe, querríamos suponer a Reig Plá: la defensa de la vida. La vida no se defiende a cañonazos, dinamitando cualquier puente de diálogo con la sociedad. En otras palabras: si los católicos hicieran caso al escrito de Juan Antonio Reig Plá (y sus palmeros mediáticos), en el que defenestra a los partidos políticos tradicionales, sindicatos y demás, Podemos estaría gobernando mañana nuestro país.
Don Juan Antonio: una vez más, ha cometido un error de dimensiones desproporcionadas. Una vez más.