El problema no es la Ciudadanía (no politicemos a nuestros hijos)

Hoy la cosa va de Educación. Dos asuntos ocuparon ayer tarde nuestros desvelos. El primero, la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, que estimaba parte del recurso de cinco padres de esta comunidad contra la tan manida Educación para la Ciudadanía, aunque mantiene la obligatoriedad de esta materia. El segundo, la palabras de García-Gasco invitando a la "legítima resistencia" frente a un Estado que "invade los ámbitos soberanos de la familia" en la educación. Les cuento rápido cómo ha ido la cosa, y después les ofrezco mi opinión respecto a lo que creo el fondo de la cuestión.
Respecto a la sentencia, caber reseñar que el TSJA ha declarado nulos algunos de sus contenidos, no la asigntarua en sí, porque rebasan la neutralidad ideológica. En especial, asegura la sentencia, en lo referente a los reales decretos que desarrollan la materia, donde "la regulación revela a las claras que está más allá de trasmitir los valores de la libertad, justicia, igualdad y pluralismo político, recogidos por la Constitución, sobrepasando una enseñanza teórica y práctica de los principios democráticos de convivencia». No obstante, la Sala se declara incompetente para pronunciarse sobre dichos contenidos. O sea, que será el Tribunal Supremo -como se espera desde hace tiempo- el que decida. Mientras tanto, todo seguirá igual, pues no se ha prohibido la asignatura ni la libertad de los centros para escoger el temario.
La sentencia, a mi modo de ver, ofrece algunos puntos interesantes. Así, estima de forma parcial el recurso y declara «la nulidad de algunos de los textos». Concretamente, se declara nula una frase del currículo correspondiente a Primaria que habla de que se requieren ciudadanos dispuestos al rechazo de «todo tipo de discriminación por razón de nacimiento, de capacidad económica o condición social de género y de raza». En este sentido, afirma que la expresión «de género» sustituye a la expresión constitucional «de sexo» para «introducir explícitamente la ideología de género en el currículo». Por ello, declara nula la expresión «de género». Lo mismo ocurre con otra frase del núcleo «Igualdad, convivencia e interculturalidad», donde se dice que la educación debe atender «al respeto de las diversas opciones vitales de las personas y los grupos sociales, desarrollando la sensibilidad y la actitud crítica hacia estereotipos racistas, xenófobos, machistas y homófobos». En este caso, acuerda declarar nula la expresión «diversas opciones vitales», sin detallar cuál es la expresión por la que cambiarla. Igualmente, en los currículos de ESO se anima a los alumnos a rechazar todo tipo de discriminación «por razón de nacimiento, de capacidad económica o condición social, de género, de raza o de religión».
Una breve reflexión: el Estado de Derecho funciona. Los padres, como hemos visto, tienen más recursos que la objeción de conciencia, el pataleo o la resignación frente a una asignatura que no les convence. Hay más salidas. Pero, no nos engañemos: el problema no es Educación para la Ciudadanía, ni cómo luchar frente a ella o apoyarla. En el trasfondo, hay más cosas. Por ejemplo, la pésima situación de la enseñanza en nuestro país (ver informe PISA), que existe desde hace tiempo, evidentemente desde hace mucho más que existiera en un papel la LOE. La violencia en las aulas, el poco respeto a nuestros mayores, costumbres y tradiciones, el desconocimiento de las leyes, de la seguridad vial, del trabajo en equipo. La falta de atención que los pequeños reciben por parte de sus padres, etc....
En este sentido, quiero que una cosa quede clara, para el Gobierno, para la oposición, pero sobre todo para los padres: NO SE PUEDE POLITIZAR A LOS NIÑOS. Ni de un lado, ni de otro. Evidentemente, los padres que han presentado este recurso han considerado que algunos contenidos invaden esferas privadas, adonde el Estado no debe llegar. Un gran ejemplo de responsabilidad de su parte, y muestra de que la única salida (ojalá nuestros obispos publicasen de una vez el informe que ya hace un año encargaron a expertos juristas sobre las formas para oponerse a ciertos contenidos de EpC) no tien por qué ser la objeción.
Pero no tomemos la parte por el todo. La gran mayoría de los contenidos de Educación para la Ciudadanía (he tenido la oportunidad de estudiarlos detenidamente) son correctos, incluso necesarios, en una sociedad como la que vivimos. Otra cosa es que el Gobierno se ha pasado tres pueblos y ha metido en el mismo saco el respeto a la diferencia, la democracia y los valores de ciudadanía, con otros aspectos como la identidad de género o las opciones vitales de cada uno, absolutamente personales y privadas. Y ahí no puede entrar el Ejecutivo, ni la escuela. La ley, tal y como está, no satisface a todos. Sea. Que se cambie si ha de cambiarse. Pero el fondo de la asignatura, y eso lo reconocen hasta nuestros obispos, que ya es, es necesaria porque hay un claro déficit en valores para vivir en sociedad por parte de nuestros chicos.
Insisto: no politicemos a nuestros hijos. Y menos utilicemos la religión como ariete de ataque (o de defensa) frente a los "enemigos" de la fe. Y aquí entroncamos con el segundo asunto: el cardenal arzobispo de Valencia, Agustín García-Gasco, reclamó ayer "unidad sin complejos" y "fidelidad a la Iglesia" durante la clausura del I Congreso Internacional de Educación Católica para el siglo XXI celebrado en Valencia. Unidad y fidelidad para que "no nos dejemos llevar por los proyectos ideológicos que pretenden dividir a la escuela católica y manipular la educación".
De igual modo, nos cuenta la agencia Avan, Gasco advirtió que en la educación "todo intento del Estado de invadir los ámbitos soberanos de la familia solo encontrará la legítima resistencia de las familias. Y en esa circunstancia la Iglesia debe prestar todo su apoyo a los padres" porque "no podemos dejar solos a los padres en estas circunstancias". Irreprochable la defensa del cardenal de las familias, y el ineludible apoyo que la Iglesia ha de prestarlas. Pero lo de "manipular la educación" o "dividir a la escuela católica", bien mirado, nos lo tendríamos que aplicar los católicos. Y si no, que se lo digan a FERE y los ataques recibidos por todas partes. Como diría mi admirada Carmen Bellver, citando a San Agustín: unidad, libertad y, ante todo, caridad. Y, en este caso, buena educación. Para todos, no sólo para los católicos. Que esa es otra: defendamos una escuela de calidad para todos, no sólo para los que siguen (seguimos) una fe determinada.
baronrampante@hotmail.es
PD: Para no quemar este post, os incluyo en este comentario el nombramiento de nuevo obispo de Osma-Soria. Felicidades a Gerardo Melgar Viciosa, en la actualidad vicario general de Palencia. Osma-Soria estaba vacatne tras el nombramiento de Vicente Jiménez Zamora como obispo de Santander, en julio del pasado año