Finalmente, y salvo sorpresón de última hora,
no habrá nota conjunta de los obispos vascos de cara a las elecciones. Formalmente, los fieles de Euskadi se quedan sin las orientaciones de voto de sus prelados,
por primera vez en la historia de la democracia.
No ha sido posible alcanzar acuerdo alguno, y los Secretariados Sociales de Bilbao y San Sebastián han emitido dos documentos (ver RD) tan distintos como significativos.
En sus últimas elecciones como prelado en activo,
Juan María Uriarte no ha dado su brazo a torcer, y la dupla
Blázquez-Iceta, en esta ocasión, le han mantenido el pulso. En las diócesis vascas hay
tristeza, y la sempiterna sensación de
incomprensión ante las reacciones airadas al texto de Pastoral Social de San Sebastián (que no ha escrito Uriarte pero que respalda). Entre otras cosas, porque
ha oscurecido el magnífico documento escrito desde la diócesis de Bilbao.
Urgen, y se avecinan, cambios profundos en la Iglesia vasca. No se puede, por más tiempo, contemporizar con la estructura abertzale como lo hace el texto de la diócesis donostiarra. Los polvos de
Setién trajeron los lodos de Uriarte. Esperemos que, ahora,
se consiga construir. Será lo mejor para la Iglesia, y también para ese maravilloso pueblo vasco.
baronrampante@hotmail.es