¿Una novela en competencia con los cristianos? José y Asenet y el Nuevo Testamento (y XIV)
Hoy escribe Antonio Piñero
¿Cuándo, quién, por qué, con que intención se compuso la novela José y Asenet?
Responder a estas es difícil en sí, porque no hay testimonios externos en los que apoyarse: la novela no es citada por ningún otro autor en los siglos inmediatamente antes o después del cambio de era. Hay que obtener los argumentos de la crítica interna del libro mismo. Para lo que sigue a continuación el lector de este post ha de tener muy en cuenta los textos de la novela citados in extenso en los posts de los días anteriores.
¿Dónde?
Parece que es muy claro que la tierra que vio nacer la novela de José y Asenet fue Egipto. El autor parece ser egipcio porque el ambiente de la novela refleja un ámbito propio de Egipto, bien conocido: los personajes, la geografía en la que actúan, la casa y los vestidos de Asenet confeccionados con productos típicos del país, la acción y el desarrollo de la trama toda ella ambientada en Egipto. El argumento no es conclusivo, pero de alta probabilidad.
¿Quién?
No lo sabemos. Solamente podemos afirmar con toda seguridad que su autor era un judío convencido de las bondades de su religión. El autor presenta al monoteísmo judío como la única concepción posible de la divinidad, reescribe la historia de Israel, presenta la religión y religiosidad judías como óptimas, etc. El personaje central es José, el patriarca judío. Y es un judaísmo bien asentado en la Diáspora , puesto que no hay mención expresa de Israel, ni de su templo e instituciones, ni un añoranza expresa a un retorno al país de Israel.
¿Cuándo?
Estrictamente tampoco es posible saberlo con exactitud. Pero hay ciertos indicios para delimitar una época. El autor utiliza aún como Biblia la traducción griega de los LXX; por tanto debe haber sido compuesta antes de que el rabinato de Israel, que irradiaba su autoridad también sobre la Diáspora judía prohibiera el uso de esta versión y la sustituyera por otra (la de Áquila) mucho más literal y concorde con el texto hebreo aceptado ya como canónico
Se suele afirmar por los han estudiado a fondo la novela que el momento de composición de la novela tiene que ser anterior al menos año 116 d.C. fecha en la que la judería egipcia se rebeló contra el Imperio Romano junto con otras juderías en la Cirenaica, Chipre, etc.. Trajano, entonces emperador, aplastó la rebelión sin piedad y los judíos quedaron probablemente sin ganas de proyectarse hacia el entorno pagano.
El argumento no tiene demasiado peso. Antes del 116 d.C., en el 70 d.C., concluyó la Primera gran Revuelta general judía contra el Imperio con el resultado sabido: Jerusalén y otras ciudades aniquilados; muchos judíos muertos, deportados o vendidos como esclavos; el Templo totalmente destruido. Y antes del 70, en el 37 d.C., en tiempos del Emperador Calígula, hubo un “pogrom” antijudío en Elejandría con resultado sangriento: las víctimas de la represión antijudía por parte del gobernador de Egipto en el momento Tiberio Alejandro, fueron muchos miles. También aquí pudo quitárseles las ganas a cualquier judío egipcio de proyectar su religión con afanes proselististas hacia los paganos griegos de su entorno egipcio o mediterráneo en general. Por tanto, teóricamente si el judaísmo superó esos traumas, puedo superar también el de la revuelta del 116. d.C. y seguir con cierto interés por proyectarse hacia fuera en plan relativamente misionero.
Pero, ciertamente, no se puede prolongar la composición de la novela mucho hacia el siglo II de nuestra era, porque tras la derrota judía en el año 135, bajo el emperador Adriano, con el sangriento y desastroso final de la Segunda Revuelta general contra el Imperio, el judaísmo se retrajo totalmente hacia sí mismo y perdió todo posible afán proselitista.
Por las concomitancias con el lenguaje e ideas del Nuevo Testamento, y por lo que a continuación diré sobre el propósito del autor me inclino a pensar que la novela se compuso a finales del siglo I de la era común, o bien pronto, al comienzo del siglo II.
¿Por qué motivo?
Para dilucidar las intenciones del desconocido autor –tema difícil también- hay que tener en cuenta, entre otros menos importantes, los datos siguientes extraídos de la novela:
• La intención del escrito es de un proselitismo projudío, sin estridencias. El judaísmo es presentado como la única opción posible del ser humano piadoso frente a un politeísmo al que se fustiga sin piedad. El posible problema de los matrimonios mixtos se soluciona satisfactoriamente con la conversión al judaísmo del cónyuge pagano
• Las concomitancias con el lenguaje del Nuevo Testamento –que hemos señalado en los posts de días anteriores– se explican convenientemente porque ambos escritos, el Nuevo Testamento en su conjunto y la novela, utilizan el lenguaje bíblico de los LXX. No hay en "José y Asenet" ninguna alusión o cita explícita a ningún escrito cristiano primitivo. Pero el número de contactos no meramente verbales, sino de frases amplias e incluso de ideas y perspectivas comunes es tan amplio (hicimos una lista de unos ochenta en uno de los posts anteriores) entre la novela y algunas secciones del Nuevo Testamento es de tal monto que al menos se debe admitir que ambos escritos reflejan un ambiente religioso común.
• Los paralelismos con el capítulo 6 del Evangelio de Juan (o con la tradición que refleja este Evangelio), con la eucaristía cristiana de Primera Corintios 10 y 11, y su reflejo en los Evangelios sinópticos -pan de vida/copa de bendición; inmortalidad- son auténticamente sorprendentes. En algunos casos son los únicos existentes.
• Igualmente sorprende que los efectos del posible rito de iniciación en el judaísmo reflejado en la novela –revivificación, paso de las tinieblas a luz, del error a la verdad, de la muerte a la vida; renovación el soplo del Espíritu, etc.- sean absolutamente similares a los que consigue el creyente cristiano por medio del bautismo y los ritos eucarísticos cristianos.
• En estos dos últimos puntos, la atmósfera religiosa de la novela -sobre todo en los capítulos de la epifanía del ángel y la comida sagrada con sus estupendas consecuencias de inmortalidad- es también bastante parecida al de las religiones paganas de “misterios”. La concomitancia al menos es señalada y admitida por todos los estudiosos de la novela.
• Es sorprendente también que el patriarca José sea presentado con rasgos auténticamente mesiánicos: “benefactor” -proporciona bienes materiales y la paz-; “elegido” de la divinidad; mencionado expresamente como “salvador” y sobre todo como “hijo de Dios”, etc. conforme a lo ya expuesto.
Hipótesis explicativa del propósito del autor
Teniendo estos datos en cuenta y de modo absolutamente modesto e hipotético propongo la siguiente hipótesis:
El autor, con su novela, hace proselitismo/propaganda judía contra un doble frente:
A) Primero contra el paganismo como contrapuesto al monoteísmo judío, única concepción posible de la divinidad. El judaísmo es la única opción religiosa posible y legítima.
B) Segundo y especialmente la novela se enfrenta ideológicamente al cristianismo naciente que extiende poco a poco su influencia –sus costumbres y ritos, sus escritos, sobre todo copias de los Evangelios y de las Cartas paulinas- por Egipto a finales del siglo I, comenzando por Alejandría. La contraposición sería más o menos del siguiente modo:
• Si los cristianos afirman que Jesús es el mesías, la novela sostiene que el mesías verdadero es el patriarca José: benefactor, elegido, salvador, hijo de Dios.
• Si los cristianos sostienen que la eucaristía –por oposición a los banquetes paganos en los que participan los dioses- es un "pan que da la vida y una copa de bendición", en el judaísmo existe también un rito donde hay igualmente una copa de bendición y un pan que da la vida. La contraposición con los ritos paganos similares es también evidente.
• Si para los cristianos el bautismo y la fe en Jesús es el "paso de las tinieblas a la luz y del error a la vida" igualmente lo es la conversión al judaísmo.
• Si los cristianos afirman que la conversión a Jesús y el cumplimiento de sus ritos tiene como efecto la inmortalidad, igualmente lo es la conversión al judaísmo, que proporciona plena inmortalidad, etc., conforme a la comparación de textos y conceptos realizada en los posts anteriores.
· Complementariamente, en la misma línea, si los cristianos en su propaganda religiosa sostienen que la conversión a Jesús mesías produce el mismo efecto que los ritos de las “religiones de misterios”, igualmente la conversión al judaísmo y la ejecución del rito de entrada produce un efecto igual al que prometen las religiones de misterios, etc.
Presento un ejemplo análogo para que quede más claro aún mi hipótesis explicativa:
He expuesto en otro lugar mi convencimiento de que el llamado “Libro de las Parábolas de Henoc”, ahora recogido en los capítulos 37-71 de esa compilación de escritos denominada Libro I de Henoc, es una reacción judía, una respuesta teológica judía a la creación por parte de los cristianos (publicada y expandida claramente por vez primera en los Evangelios Sinópticos) de una nueva concepción del mesianismo, y sobretodo de la interpretación mesiánica de la expresión "Hijo del Hombre”, tomada del Libro de Daniel y que se aplica expresamente a la figura de Jesús de Nazaret por parte de sus sguidores.
En efecto: en el libro judío de las “Parábolas de Henoc” se presenta expresamente a este personaje Henoc, antiquísimo patriarca de los judíos– en sorprendente paralelo a las concepciones cristianas-, como el mesías, como el Hijo del hombre, sentado a la diestra del Padre, que ha de descender a la tierra a instaurar el Reino de Dios, etc.
Opino que un proceso similar se pudo dar en la novela de José y Asenet. Frente a las pretensiones cristianas de tener un rito de iniciación, el bautismo, con sus saludables efectos, y una eucaristía compuesta de pan de vida y copa de bendición, el autor judío responde que eso mismo existe en el judaísmo y con los mismos efectos. E igualmente, que el resultado de la conversión al judaísmo proporciona la inmortalidad como proclaman los cristianos.
Tendríamos aquí, en la novela, algo parecido a lo que sucedió en el “Libro de las Parábolas de Henoc”: los judíos helenísticos reaccionan a la creación de una nueva teología por parte de los nazarenos/cristianos sosteniendo que en el judaísmo existe algo semejante o mejor.
Naturalmente esta hipóstesis casa con la idea, antes expuesta, de que la novela tiene dos frentes: uno es el antipagano, lo cual es evidente; otro anticristiano, lo cual podría ser posible.
Saludos cordiales de Antonio Piñero.
¿Cuándo, quién, por qué, con que intención se compuso la novela José y Asenet?
Responder a estas es difícil en sí, porque no hay testimonios externos en los que apoyarse: la novela no es citada por ningún otro autor en los siglos inmediatamente antes o después del cambio de era. Hay que obtener los argumentos de la crítica interna del libro mismo. Para lo que sigue a continuación el lector de este post ha de tener muy en cuenta los textos de la novela citados in extenso en los posts de los días anteriores.
¿Dónde?
Parece que es muy claro que la tierra que vio nacer la novela de José y Asenet fue Egipto. El autor parece ser egipcio porque el ambiente de la novela refleja un ámbito propio de Egipto, bien conocido: los personajes, la geografía en la que actúan, la casa y los vestidos de Asenet confeccionados con productos típicos del país, la acción y el desarrollo de la trama toda ella ambientada en Egipto. El argumento no es conclusivo, pero de alta probabilidad.
¿Quién?
No lo sabemos. Solamente podemos afirmar con toda seguridad que su autor era un judío convencido de las bondades de su religión. El autor presenta al monoteísmo judío como la única concepción posible de la divinidad, reescribe la historia de Israel, presenta la religión y religiosidad judías como óptimas, etc. El personaje central es José, el patriarca judío. Y es un judaísmo bien asentado en la Diáspora , puesto que no hay mención expresa de Israel, ni de su templo e instituciones, ni un añoranza expresa a un retorno al país de Israel.
¿Cuándo?
Estrictamente tampoco es posible saberlo con exactitud. Pero hay ciertos indicios para delimitar una época. El autor utiliza aún como Biblia la traducción griega de los LXX; por tanto debe haber sido compuesta antes de que el rabinato de Israel, que irradiaba su autoridad también sobre la Diáspora judía prohibiera el uso de esta versión y la sustituyera por otra (la de Áquila) mucho más literal y concorde con el texto hebreo aceptado ya como canónico
Se suele afirmar por los han estudiado a fondo la novela que el momento de composición de la novela tiene que ser anterior al menos año 116 d.C. fecha en la que la judería egipcia se rebeló contra el Imperio Romano junto con otras juderías en la Cirenaica, Chipre, etc.. Trajano, entonces emperador, aplastó la rebelión sin piedad y los judíos quedaron probablemente sin ganas de proyectarse hacia el entorno pagano.
El argumento no tiene demasiado peso. Antes del 116 d.C., en el 70 d.C., concluyó la Primera gran Revuelta general judía contra el Imperio con el resultado sabido: Jerusalén y otras ciudades aniquilados; muchos judíos muertos, deportados o vendidos como esclavos; el Templo totalmente destruido. Y antes del 70, en el 37 d.C., en tiempos del Emperador Calígula, hubo un “pogrom” antijudío en Elejandría con resultado sangriento: las víctimas de la represión antijudía por parte del gobernador de Egipto en el momento Tiberio Alejandro, fueron muchos miles. También aquí pudo quitárseles las ganas a cualquier judío egipcio de proyectar su religión con afanes proselististas hacia los paganos griegos de su entorno egipcio o mediterráneo en general. Por tanto, teóricamente si el judaísmo superó esos traumas, puedo superar también el de la revuelta del 116. d.C. y seguir con cierto interés por proyectarse hacia fuera en plan relativamente misionero.
Pero, ciertamente, no se puede prolongar la composición de la novela mucho hacia el siglo II de nuestra era, porque tras la derrota judía en el año 135, bajo el emperador Adriano, con el sangriento y desastroso final de la Segunda Revuelta general contra el Imperio, el judaísmo se retrajo totalmente hacia sí mismo y perdió todo posible afán proselitista.
Por las concomitancias con el lenguaje e ideas del Nuevo Testamento, y por lo que a continuación diré sobre el propósito del autor me inclino a pensar que la novela se compuso a finales del siglo I de la era común, o bien pronto, al comienzo del siglo II.
¿Por qué motivo?
Para dilucidar las intenciones del desconocido autor –tema difícil también- hay que tener en cuenta, entre otros menos importantes, los datos siguientes extraídos de la novela:
• La intención del escrito es de un proselitismo projudío, sin estridencias. El judaísmo es presentado como la única opción posible del ser humano piadoso frente a un politeísmo al que se fustiga sin piedad. El posible problema de los matrimonios mixtos se soluciona satisfactoriamente con la conversión al judaísmo del cónyuge pagano
• Las concomitancias con el lenguaje del Nuevo Testamento –que hemos señalado en los posts de días anteriores– se explican convenientemente porque ambos escritos, el Nuevo Testamento en su conjunto y la novela, utilizan el lenguaje bíblico de los LXX. No hay en "José y Asenet" ninguna alusión o cita explícita a ningún escrito cristiano primitivo. Pero el número de contactos no meramente verbales, sino de frases amplias e incluso de ideas y perspectivas comunes es tan amplio (hicimos una lista de unos ochenta en uno de los posts anteriores) entre la novela y algunas secciones del Nuevo Testamento es de tal monto que al menos se debe admitir que ambos escritos reflejan un ambiente religioso común.
• Los paralelismos con el capítulo 6 del Evangelio de Juan (o con la tradición que refleja este Evangelio), con la eucaristía cristiana de Primera Corintios 10 y 11, y su reflejo en los Evangelios sinópticos -pan de vida/copa de bendición; inmortalidad- son auténticamente sorprendentes. En algunos casos son los únicos existentes.
• Igualmente sorprende que los efectos del posible rito de iniciación en el judaísmo reflejado en la novela –revivificación, paso de las tinieblas a luz, del error a la verdad, de la muerte a la vida; renovación el soplo del Espíritu, etc.- sean absolutamente similares a los que consigue el creyente cristiano por medio del bautismo y los ritos eucarísticos cristianos.
• En estos dos últimos puntos, la atmósfera religiosa de la novela -sobre todo en los capítulos de la epifanía del ángel y la comida sagrada con sus estupendas consecuencias de inmortalidad- es también bastante parecida al de las religiones paganas de “misterios”. La concomitancia al menos es señalada y admitida por todos los estudiosos de la novela.
• Es sorprendente también que el patriarca José sea presentado con rasgos auténticamente mesiánicos: “benefactor” -proporciona bienes materiales y la paz-; “elegido” de la divinidad; mencionado expresamente como “salvador” y sobre todo como “hijo de Dios”, etc. conforme a lo ya expuesto.
Hipótesis explicativa del propósito del autor
Teniendo estos datos en cuenta y de modo absolutamente modesto e hipotético propongo la siguiente hipótesis:
El autor, con su novela, hace proselitismo/propaganda judía contra un doble frente:
A) Primero contra el paganismo como contrapuesto al monoteísmo judío, única concepción posible de la divinidad. El judaísmo es la única opción religiosa posible y legítima.
B) Segundo y especialmente la novela se enfrenta ideológicamente al cristianismo naciente que extiende poco a poco su influencia –sus costumbres y ritos, sus escritos, sobre todo copias de los Evangelios y de las Cartas paulinas- por Egipto a finales del siglo I, comenzando por Alejandría. La contraposición sería más o menos del siguiente modo:
• Si los cristianos afirman que Jesús es el mesías, la novela sostiene que el mesías verdadero es el patriarca José: benefactor, elegido, salvador, hijo de Dios.
• Si los cristianos sostienen que la eucaristía –por oposición a los banquetes paganos en los que participan los dioses- es un "pan que da la vida y una copa de bendición", en el judaísmo existe también un rito donde hay igualmente una copa de bendición y un pan que da la vida. La contraposición con los ritos paganos similares es también evidente.
• Si para los cristianos el bautismo y la fe en Jesús es el "paso de las tinieblas a la luz y del error a la vida" igualmente lo es la conversión al judaísmo.
• Si los cristianos afirman que la conversión a Jesús y el cumplimiento de sus ritos tiene como efecto la inmortalidad, igualmente lo es la conversión al judaísmo, que proporciona plena inmortalidad, etc., conforme a la comparación de textos y conceptos realizada en los posts anteriores.
· Complementariamente, en la misma línea, si los cristianos en su propaganda religiosa sostienen que la conversión a Jesús mesías produce el mismo efecto que los ritos de las “religiones de misterios”, igualmente la conversión al judaísmo y la ejecución del rito de entrada produce un efecto igual al que prometen las religiones de misterios, etc.
Presento un ejemplo análogo para que quede más claro aún mi hipótesis explicativa:
He expuesto en otro lugar mi convencimiento de que el llamado “Libro de las Parábolas de Henoc”, ahora recogido en los capítulos 37-71 de esa compilación de escritos denominada Libro I de Henoc, es una reacción judía, una respuesta teológica judía a la creación por parte de los cristianos (publicada y expandida claramente por vez primera en los Evangelios Sinópticos) de una nueva concepción del mesianismo, y sobretodo de la interpretación mesiánica de la expresión "Hijo del Hombre”, tomada del Libro de Daniel y que se aplica expresamente a la figura de Jesús de Nazaret por parte de sus sguidores.
En efecto: en el libro judío de las “Parábolas de Henoc” se presenta expresamente a este personaje Henoc, antiquísimo patriarca de los judíos– en sorprendente paralelo a las concepciones cristianas-, como el mesías, como el Hijo del hombre, sentado a la diestra del Padre, que ha de descender a la tierra a instaurar el Reino de Dios, etc.
Opino que un proceso similar se pudo dar en la novela de José y Asenet. Frente a las pretensiones cristianas de tener un rito de iniciación, el bautismo, con sus saludables efectos, y una eucaristía compuesta de pan de vida y copa de bendición, el autor judío responde que eso mismo existe en el judaísmo y con los mismos efectos. E igualmente, que el resultado de la conversión al judaísmo proporciona la inmortalidad como proclaman los cristianos.
Tendríamos aquí, en la novela, algo parecido a lo que sucedió en el “Libro de las Parábolas de Henoc”: los judíos helenísticos reaccionan a la creación de una nueva teología por parte de los nazarenos/cristianos sosteniendo que en el judaísmo existe algo semejante o mejor.
Naturalmente esta hipóstesis casa con la idea, antes expuesta, de que la novela tiene dos frentes: uno es el antipagano, lo cual es evidente; otro anticristiano, lo cual podría ser posible.
Saludos cordiales de Antonio Piñero.