Cartas cristianas. Cardenal Tarancón




La voluntad de participación

El hombre nace en una sociedad: la familia. Se integra inmediatamente en otra sociedad: la comunidad civil. El hombre es un ser sociable y no podría conseguir su maduración, su perfeccionamiento humano y ni la satisfacción de sus propias necesidades al margen de la sociedad.
Es verdad que el cristianismo nos integra en una sociedad distinta: la Iglesia, la familia de los hijos de Dios. Pero no nos arranca ni nos desarraiga de la sociedad natural en la que nacemos y vivimos. El cristiano -miembro de la Iglesia- tiene los mismos deberes con la socioedad civil que otro ciudadano cualquiera. Y aun ha de cumplirlas con una especial fidelidad por motivos religiosos.

La sociedad ha de organizarse en beneficio del hombre, de todos los hombres que la integran. Los "valores" de la persona son trascedentales, sobrepasan todas las estructuras, y realidades terrenas, porque el hombre ha nacido para la eternidad. Por eso la sociedad civil deberá organizarsse también con ese sentido de trascendencia, esto es, facilitando el desarrollo y el perfeccionamiento del hombre que ha de permanecer cuando todas las sociedades terrenas finalicen.

La sociedad es un bien común: un bien de todos los ciudadanos. Todos deben tomar parte en su organización y en la búsqueda de estructuras adecuadas y todos deben beneficiarse de ella. El desinterés por la comunidad, la inhibición de los problemas que en ella se presentan, la pasividad ante las injusticias sociales es un pecado, en sentido humano y en sentido cristiano.

Es indispensable, pues, en todos los ciudadanos, especialmente en todos los cristianos, la voluntad decidida de participación en las distintas actividades que tienden a la organización de la sociedad, a hacerla más justa, más humana, más cristiana. El ejercicio de la caridad evangélica tiene en esa vertiente uno de sus principales objetivos, quizá el más eficaz, porque alcanza a un mayor número de personas y sirve mejor a los hermanos.

Cuando se nos habla tan insistentemente de una reorganización sociopólitica de nuestra sociedad más acorde con las necesidades y exigencias del desarrollo que hemos alcanzado, ese deber de participar se impone con una urgencia extraordinaria. Esa sociedad futura ha de ser obra de todos. Y tan sólo con el interés, la preocupación, el sacrificio, la participación activa de todos los españoles podrá ser una hermosa realidad.

La voluntad de participación no se ha de manifestar exclusivamente con el ejercicio de los derechos y deberes ciudadanos y con la formación de las estructuras y en la formulación de las leyes que sean la base de una convivencia justa. Ha de manifestarse también en la obediencia responsable de las leyes y en la aceptación sincera de las llamadas "reglas de juego" que son propias de toda sociedad civilizada.
Es una sinrazón exigir la participación en las actividades públicas, en la misma formulación de las leyes que han de regular la convivencia, sin sentir la responsabilidad de su cumplimiento.

Es necesario que todos seamos iguales ante la ley y que las leyes se hagan en beneficio de todos. Es indispensable también que sintamos todos el deber de obedecer responsablemente a las leyes justas. Tan sólo así será auténtica nuestra voluntad de participación que la Conferencia Episcopal ha señalado también como una actitud evangélica en los momentos actuales (15 febrero 1976).

Servicio editorial,
Arzobispado de Madrid, 1977.

---www.porunmundomasjusto.com (M+J) Partido político nacido en España con aspiración mundial.
Pere Casaldáliga,

misionero claretiano en Brasil y firme defensor de los derechos
de los empobrecidos ha apoyado nuestro partido con un breve poema
muy esperanzador. Dice así:

"Nuestra hora"

Es tarde
pero es nuestra hora.
Es tarde
pero es todo el tiempo
que tenemos a mano
para hacer futuro.
Es tarde
pero somos nosotros
esta hora tardía.
Es tarde
pero es madrugada
si insistimos un poco.

Ramiro Viñuales
en el homenaje a Salvador Soler
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Virtudes públicas o laicas
en José Ortega y Gasset
http://Fmargallo.bubok.com
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