Ingenuidad de Jesús

Buscando a Dios en la historia
(Cont)
¿Había muerto Yahvé?
Las minorías piadosas y algunos sacerdotes se dieron cuenta del cataclismo. No era Jerusalén, no era el Templo, era el mismo Yahvé quien estaba en peligro. Si Nietzschw hubiera estado allí habría proclamado la muerte de Yahvé.
Había que repasar la historia. Mirar atrás. No como historiadores, sino como buscadores de Dios, teólogos de la historia: eso fueron los autores del Antiguo Testamento. Pero teólogos para salvar a su Yahvé y con él a su pueblo. Era teología, pero también política y nacionalismo.
Eso de mirar hacia atrás es lo que me ocurre a mí. Es una "enfermedad" de viejos y de fracasados. No miramos hacia atrás porque no tenemos futuro, es que necesitamos repasar nuestra historia para entender el presente. La vida se empieza a comprender cuando ya se ha vivido. La muerte es dura, pero debe ser inaguantable cuando se termina todo sin sospechar por qué, para qué se ha vivido o qué es lo que ha pasado.
Se necesita valentía y lucidez para mirar hacia átráa. No para contar batallitas en las que siempre fuimos los protagonistas, no para repetir páginas sino para reconocer errores, como por ejemplo: escogimos casi siempre mal, amamos lo que no merecía la pena, rechazamos a quien debíamos haber amado; presumimos de lo que no teníamos, llevamos siempre una máscara. Incluso conseguimos engañarnos a nosotros mismos y ya no nos conoce ni Dios. Nos arrodillamos ante multitud de ídolos, nos equivocamos hasta de Dios o utilizamos su nombre en vano. Almacenamos conocimiento, pero no sabiduría.
Y ahora, los años no nos traen sólo canas, nos traen la oportunidad de entender algo. La verdad es la medicina para dormir en paz. La verdad, con frecuencia es agria, pero es el único remedio para recomponer, para redimir, para esperar el final sin purpurina. Si ni siquiera en la vejez somos capaces de ponernos frente a nuestra verdad, ni Dios puede echarnos una mano.
Bueno es aprender de aquellos creyentes que repasaban su presente y su pasado: "No sabemos qué hacer si no es clavar los ojos en tí" (2 Crónicas 20, 12).