Marx y la Biblia I

La filosofía de la opresión, perfeccionada a través de civilizaciones como una verdadera cultura de la injusticia, no logra su mayor triunfo cuando se publicita sino cuando se instala en el ánimo de los opresores mismos y de sus ideólogos, que ni siquiera se dan cuenta de tener mala conciencia. El mismo Marx reconoce que en el sistema capitalista es tan alienado el opresor como el oprimido.
José Porfirio Miranda autor del libro Marx y la Biblia advierte que, al hablar de los explotadores, no pretende afirmar culpabilidad consciente en todos ellos ni en todos sus proveedores de ideología filosófica. Sólo pretende que la gente de buena voluntad sea capaz de sacudirse y ponerse en cuestión a sí misma. Más que de la intención, la injusticia es ya obra de la maquinaria social, del sistema civilizatorio y cultural; “incluso viene la hora _les advirtió Jesús a sus discípulos_ en que quien os asesine piense que da culto a Dios” (Jn 16, 2)
A muchos europeos y norteamericanos la encíclica Populorum Progressio de Pablo VI les pareció ser “el resumen completo de los lugares comunes marxistas y filomarxistas”. Semejante juicio no es sólo el resentimiento de los conservadores. Ya en 1951, antes de que aparecieran dicha encíclica y la Mater et Magistra de Juan XXIII, el jesuita Oswald von Nell-Breuning, representante de la doctrina social católica en Alemania, comentaba el núm.100 de la Quadragessimo Anno de Pío XI así:
“Este análisis de la sociedad económica y _por lo que hace a los países industrializados_ de la sociedad a secas, es el mérito imperecedero de Marx; todas las posteriores críticas del capitalismo se apoyan, unas más y otras menos, sobre sus hombros” (Herders Wörterbuch der Polotik, col.240). Y en 1967 el mismo autor, en su artículo “Iglesia católica y crítica marxista del capitalismo” (StimZeit 180 (1967) 365-374) pormenoriza el hecho de que “todos estamos sobre los hombros de Marx”.
El diagnóstico de que una sociedad dividida en clases, en la que unos son dueños de los medios de producción y otros, los proletarios, sólo pueden aportar el propio trabajo y están constreñidos a someterse al poder decisorio de los capitalistas; ese diagnóstico lo toman de Marx las encíclicas sin genero alguno de duda. El inevitable enfrentamiento entre las dos clases afirmado por la Quadragessimo Anno, es también tesis tomada de Marx con la sola diferencia de que Pío XI llama enfrentamiento a lo que Marx llama lucha.
La necesidad de construir una sociedad sin clases, con la diferencia de que Marx la llama así mientras la doctrina pontificia la denomina sociedad libre de clases, es otro empréstito notorio. La necesidad de pensar y buscar la transformación de las estructuras y de las instituciones y no sólo reforma de los ánimos y de las personas como enseñaban los católicos antes de Marx, es otra toma notoria y de importancia extrema. Con la transformación de las instituciones aprendimos de Marx, además, a pensar con mentalidad histórica acerca del problema social; lo cual es todavía más importante.
A este análisis de Nell-Breuning sería muy fácil añadirle todavía un elenco de pasajes y argumentos de la Populorum Progressio que, directa o indirectamente, se derivan de Marx. De la lista no estarían excluidos los párrafos de mayor profundidad humana, los dedicados “a la búsqueda de un humanismo nuevo que le permita al hombre moderno reconocerse a sí mismo (PP. 20).
Cuando la encíclica afirma: “El desarrollo no se reduce al simple crecimiento económico…Nosotros no aceptamos que se separe lo económico de lo humano (14), conviene recordar la constatación que en 1953 hacía el jesuita Bigo acera de la ley de Marx sobre capital constante y capital variable: Se capta aquí la concepción que Marx tiene de la ciencia: "es el conocimiento de los fenómenos por el interior, se dirige no a las apariencias sino a la realidad, supone un esfuerzo constante, cuando se trata de la realidad económica, para pasar…de una óptica material a una óptica humana”. (P. Bigo, Marxismo y humanismo. Madrid 1966, 194)...seguiremos el próximo jueves.
-www.porunmundomasjusto

Virtudes públicas o laicas
en José Ortega y Gasset
http://Fmargallo.bubok.com
pinchar en el libro