La Misa en el altar del MundoTeilhard de Chardin





Oración

Cuanto más profundo se te encuentra, Señor, más universal aparece tu influencia. A este respecto podré apreciar, en cada momento, cuánto me he introducido en Tí.

Cuando y mientras todas las cosas conserven en torno a mí su sabor y sus contornos, las vea, sin embargo, difundidas, por un alma secreta, en un Elemento único, infinitamente cercano e infinitamente alejado: cuando, aprisionado en la intimidad celosa de un santuario divino, me siento, sin embargo, errando libremente a través del cielo de todas las criaturas, entonces sabré que me acerco al lugar central hacia el que converge el corazón del Mundo en la irradiación descendente del Corazó de Dios.

En este punto de incendio universal actúa sobre mí, Señor, con el fuego concentrado de todas las acciones interiores y exteriores que, experimentadas menos cerca de Tí, serían neutras, equívocas u hostiles; pero que, animadas por una Energía "quae possit sibi omnia subjicere" (que puede someter a sí todas las cosas), se convienten, en las profundidades físicas de tu Corazón, en los ángeles de tu victoriosa operación.

Por una combinación maravillosa, juntamente con tu atractivo, del encanto de las criaturas y de su insuficiencia, de su dulzura y de su maldad, de su debilidad decepcionante y de su formidable potencia, exalta gradualmente hasta mi corazón; enséñale la verdadera pureza, esa puerza que no es una separación debilitante de las cosas, sino un impulso a través de todas las bellezas.

Descúbrele la verdadera caridad, esa caridad que no es el miedo estéril a obrar el mal, sino la voluntad enérgica de forzar, todos juntos, las puertas de la vida; dale sobre todo, mediante una visión cada vez mayor de tu omnipresencia, la bienaventurada pasión por descubrir, de hacer y de experimentar cada vez un poco más al Mundo, con el fin de penetrar cada vez más en Tí....

Presencia de Dios en el Mundo

XI.EL MISTICO sólo gradualmente va adquiriendo conciencia de la facultad que ha recibido para distinguir la franja indefinida y común de las cosas con más intensidad que su núcleo individual y preciso.

Durante mucho tiempo, creyéndose semejante a los demás hombres, trata de ver como ellos, de hablar su lenguaje, de sacarle gusto a las alegrías que les satisfacen.

Durante mucho tiempo, con el fin de aquietar la misteriosa necesidad de una plenitud cuyo influjo le asedia, trata de derivarla hacia algún objeto particularmente estable o precioso, al que, en medio de los goces accesorios, se aferran la sustancia y la plenitud de su delectación.

Durante mucho tiempo pide a las maravillas del arte la exaltación que da acceso a la zona de lo extrapersonal y de lo suprasensible, y trata de hacer palpitar, en el Verbo Desconocido de la Naturaleza, la Realidad superior que le llama por su nombre...

Feliz quien no haya logrado sofocar su visión...
Feliz quien, superando el diletantismo del arte y el materialismo de las capas inferiores de la Vida, haya oído que los seres le responden, uno a uno y todos en conjunto: "Lo que tú has visto pasar, como un Mundo,detrás del cántico, detrás del color, detrás de los ojos, no está aquí ni allí: es una Presencia extendida por todas partes. Presencia vaga todavía para tu vista débil, pero progresiva y profunda, en quien aspira a fundirse en toda diversidad y toda impureza"
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Poesía bucólica de S. Juan de la Cruz

Canción de la Glosa Soberana

Unidme a Vos, Dios mío,
apartando de mí lo que esto impide,
quitadme aqueste frío
que a vuestro amor despide,
el cual en os amar tan corto mide.

¡Oh si tu amor ardiese tanto que mis entrañas abrasase!
¡Oh si me derritiese!

¡Oh si ya me quemase,
y amor mi cuerpo y alma desatase!

Abrid, Señor, la puerta
de vuestro amoraqueste miserable,
dad ya esperanza cierta
del amor perdurable
a aqueste gusanillo deleznable.

No tardes en amarme
y en hacer que te ame fuertemente,
no taedes en mirarme,
¡Oh Dios omnipotente!,
pues me tienes a mí siempre presente.

Tú mandas que te llame
y aquí estot con suspiros ya llamando,
Tú mandas que te ame:
ya lo estot deseando,
mas, Señor mío, Tú, ¿hasta cuándo, cuándo?

¿Cuándo has de responder
y dame aquesta amor que estoy pidiendo?

Vuelve, Señor, a verme:
mira que estoy muriendo
y parece que vas de mí huyendo.

Ea, Señor eterno,
dulzura de mi alma y gloria mía,
ea, bien sempiterno,
ea, sereno día,
tu luz, tu amor, tu gracia presto envía.

Por tí suspiraré
en tanto que duraren mis prisiones,
nunca descansaré
de echar mis peticiones
hasta que a Tí me lleves y corones.

De Tí si me olvidare,
mi Dios, y dulce amor, mi enamorado,
en el olvidp pare
sin que haya en lo creado
quien de mí, triste, tenga algún cuidado.

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