23.11.25, Cristo rey, reino de condenados a muerte y  de amantes (Lc 23)

    Entre las palabras más devaluadas de nuestro tiempo se encuentran rey y reino, de manera que no parece buena idea seguir hablando sin más de Cristo Rey y de Reino. Por eso he querido situar rey y reino en contexto de condenados a muerte y de enamorados, conforme al evangelio del domingo (Lc 23) y a una estrofa del Cántico Espiritual de Juan de la Cruz, que puede ayudarnos a entender mejor el tema, en un contexto como el de España en el que se está “celebrando” la reinstauración de la monarquía hace 50 años.

Nueva hipótesis: Los crucificados junto a Cristo no eran ladrones - Valores  Religiosos

REINO DE DOS CONDENADOS A MUERTE (LC 23, 35-43  

En aquel tiempo, las autoridades hacían muecas a Jesús, diciendo: "A otros ha salvado; que se salve a sí mismo, si él es el Mesías de Dios, el Elegido." Se burlaban de él también los soldados, ofreciéndole vinagre y diciendo: "Si eres tú el rey de los judíos, sálvate a ti mismo." Había encima un letrero en escritura griega, latina y hebrea: "Éste es el rey de los judíos." Uno de los malhechores crucificados lo insultaba, diciendo: "¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros." Pero el otro lo increpaba: "¿Ni siquiera temes tú a Dios, estando en el mismo suplicio? Y lo nuestro es justo, porque recibirnos el pago de lo que hicimos; en cambio, éste no ha faltado en nada." Y decía: "Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino." Jesús le respondió: "Te lo aseguro: hoy estarás conmigo en el paraíso."

  1. Sacerdotes y soldados se burlan de Cristo rey, un rey crucificado. Son estrategas de la violencia oficial del templo y del imperio, que quiere dominar sobre la tierra con  una religión de poder y con armas
  2. Sentencia oficial: Rey de los judíos. Había encima un letrero en escritura griega, latina y hebrea: Éste es el rey de los judíos. Era un letrero mentiroso, siendo verdadero.

Arkhontes y soldados… pueden burlarse de Jesús, a su manera… Pero alguien ha mandado poner un letrero. Tiene que ser el Gobernador Romano, que ha condenado a Jesús porque no puede haber frente a Roma o contra Romo un “Rey de los Judíos”. Ser rey de los judíos es un delito, no hace falta más para matarle.

Le han condenado por “política”, porque piensan que no acata el Reino del César, diciendo que se ha hecho mesías de Dios, pero Poncio Pilatos, como jurista romano, no puede poner en la sentencia: ¡Condenado por hacerse Mesías de Dios,  sino decir que es “rey de los judío”, porque eso sí es delito, sedición y terrorismo: Querer hacerse rey habiendo un emperador romano sobre todos.

"Malhechor" 1º: voz de la violencia: ¡Sálvate a ti mismo y a nosotros! Uno de los malhechores crucificados lo insultaba, diciendo: ¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros.

Los “ladrones” que acompañan a Jesús eran “lestai” (Mc 15, 37),  luchadores patriotas,  que no tienen mas delito de buscar la independencia de Israel (celotas). Evidentemente, conforme a la ideología de juristas y soldados romanos no se les puede llamar  patriotas (lestai, celotas), sino que se les llama despectivamente kak-ourgoi o malvados (es decir, hacedores de mal, de algo que es kakos).  Estos malhechores no son simples cuatreros, bandoleros o carteristas de tercera fila, sino “terroristas” políticos de primer orden de maldad, quizá simpatizantes de Jesús a quien tomaron en principio  también como terroristas. Muchos Padres de la Iglesia han  interpretado en este contexto la diferencia entre un bandido y un rey: ¿Quién es un bandido? Un pretendiente real que no ha triunfado. ¿Quien es un emperador? Un bandido que ha triunfado.

Pues bien, este malhechor  primero pide ayuda a Jesús para seguir haciendo el mal, es decir, para bajar de la cruz, escapar corriendo y tirarse nuevamente al monte (al monte de su política contraria a Roma). Quiere que Jesús le ayude, porque piensa que en el fondo es de los suyos

Tendríamos así al Jesús rey de bandidos, en la línea de muchas representaciones del Cristo Rey, que más que rey evangélico parece reyes de espadas,   

SEGUNDA PALABRA “HOY ESTARÁS CONMIGO EN EL PARAISO” | cofradia | Otro sitio  realizado con WordPress

Malhechor" 2º: Acuérdate de mí cuando llegues a tu Reino. El evangelio no dice que este “malhechor” era mejor que el otro (buen ladrón). El evangelio no hace comparaciones.Cada uno tendrá que reconocer su “verdad” …Implícitamente, el evangelio supone que este “bandido” lleva en sí el mismo pecado que todos los anteriores… Pero lo reconoce y pide la ayuda de Jesús. Muchas traducciones dicen “cuando estés en tu Reino, como si es Reino existiera ya, y fuera un cielo-celeste… y Jesús entrare en ese Reino, que ya existía, fuera de este mundo. Pero en texto dice “cuando llegues en tê basileia sou”, es decir, cuando surja en este mundo un reino que no sea del César de turno, sino de Dios… acuérdate de í.

Este “malhechor” envuelto en luchas entre Roma (el reino grande) y Jerusalén (el peqeño)… está dispuesto a sumarse al Reino que viene…, al Reino que Jesús ha venido preparando No quiere bajar de la cruz para seguir haciendo lo que hacía, como el otro mal-hechor, sino sumarse a Jesús, precisamente ahora, cuando le ve en la cruz… Él reconoce a Jesús como Rey en la cruz, pero rey de un paraíso de humanidad reconciliada en Dios y por Dios.

          Jesús le responde : hoy estarás conmigo en el paraíso. Esta respuesta recoge y condensa todo lo anterior. Jesús se presenta  como “Rey”, autoridad suprema, en la Cruz… Pero no para bajar y matar a sus enemigos, encabezando un reino de bandidos romanos o judíos,  sino para prometer “hoy” estarás conmigo en el “paraíso”. Hay un paraíso de Dios cuando unos hombre mueren por otros, les ofrecen vida viviendo por ellos.  Como he dicho al principio, el paraíso eres tú para los otros, son los otros para ti,  en un camino de Cruz (morir con y para los demás) que es amor de Dios, paraíso eterno.   

Para el bandido que pide ayuda a Jesús, para  Jesús que acepta la por  para ayudar a los demás, el paraíso empieza hoy mismo. No vendrá más tarde, no será mañana, es hoy mismo, la vida en amor, compartida entre todos. Eso significa que Jesús resucita “hoy”, en el mismo momento de su entrega y de su muerte (sin esperar un tercer día que vendrá después

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REINO DE DOS ENAMORADOS, PRGRAMA DE REINO DE DIOS (San Juan de la Cruz

  Gocémonos, amado, y vámonos a ver en tu hermosura al monte y al collado, do mana el agua pura; entremos más adentro en la espesura (CB 36)

 Dios no quiere un reino frustrados o miedosos de amor, sino expertos en gozo, de forma que vayamos creciendo; no para gozar en general de ideas o verdades elevadas (como quiere cierto platonismo), ni tampoco de poderes, como quiere un tipo  de búsqueda moderna de poder y de bienes de consumo, sino  para gozarnos mutuamente, no con el gozo propio, sino con el gozo de los otros.

La vida es según eso reino de  reciprocidad de amor.  El reino de los enamorados,  es el gozo mutuo de la vista,  que se expresa en le fórmula central de la amante: Vámonos a ver en tu hermosura.  Antes, en el principio de la creación   (Gen 1), era Dios el que decía hágase  y después se alegraba viendo que las cosas eran buenas, hermosas, apetecibles. Pero aqui no es Dios quien dice, sino que dicen los seres humanos, dirigiéndose hacia Dios y, al mismo tiempo,  unos a otros, todos al mismo tiempo, respondiendo a la palabra de Dios que decía “hágase” y se hacía. Ahora es la amante la  que dicen dicd ; Gocémonos, Amado,  goza tu de mí, yo gozo de tí[1].

No dicen “conozcámonos”, ni conozcamos el mundo, ni hagamos, ni crezcamos y nos multipliquemos y dominemos de esa forma sobre todo lo que existe  (como  les decía Dios de Gen 1, 28: Creced, multiplicaos y dominad sobre la tierra…). Tampoco dicen “vamos a cumplir los mandamientos de Dios, y así servirle, obedecerle y cumplir sus su voluntad, como supone el shema de Dt 5, 6-8,  Amarás a Yahvé tu Dios con todo tu corazón etc., como repiten muchos  manuales de moral cristiana.

EJERCICIO DE AMOR

Conforme a esta proclama (pregón) de reino de Juan de la Cruz (SJC (Cántico B = CB 36), Dios no ha hecho a los hombres para que le sirven, cumpliendo sus mandatos, como siervos, sino para que se amen entre sí, gozando de esa forma unos en otros y con otros. Ese programa de vida (gocémonos amados), entendido como primer mandamiento,  no ha sido dictado por Dios desde arriba, ni desde un Sinaí teológico, vinculado a rayos y truenos de amenaza cósmica,  sino que es palabra de la humanidad que responde con proyecto (gocémonos)  a la revelación y amor de Dios.

Debo destacar este dato porque normalmente no se pone de relieve y se sigue diciendo, sin matizaciones, que los mandamientos de la “ley” provienen de Dios y han sido impuestos por él a los hombres. Conforme a este canto de SJC (gocémonos), este proyecto de vida no es un mandamiento impuesto desde arriba, por Dios, sino que ha sido descubierto y proclamado por la humanidad, esto es por los mismo hombres. No estamos, por tanto, ante una ley heterónoma (de un Dios externo), sino ante una declaración autónoma de la misma humanidad que encuentra y  proclama un proyecto y camino de vida en forma de gozo compartido.

Gocémonos, Amado. No gozan en común de otra cosa o de cosas, sino de su propia vida uno del otro y con el otro, pues existen sólo al compartirla, es decir al compartir su vida, si es que ellos quieren compartirla y si les lleva al gozo y a la paz. Es importante la definición de amor de Platón, tal como podría haber sido desarrollada por Luis de León, pero que ha sido formulada de un modo legal/universal por I. Kant en la Crítica de la razón práctica:

- Amar (obrar bien, ser reino de Dios) sería buscar el bien de la humanidad, como ha formulado Kant en su “imperativo categórico”: Actúa de tal forma que tu acción contribuya al bien de conjunto de la humanidad). Según eso, bueno es todo lo que contribuye bien de la humanidad, esto es, del conjunto de los hombres y mujeres, caminando juntos hacia el bien común de la humanidad[2].  

-Según SJC Juan de la  Cruz, obrar bien (gozarse) es contibuir al gozo de los demás, de Gal 5, 21. Amar es darse gozo unos a otros, en una línea que tienda hacia la paz, es decir, hacia la convivencia universal. Según esta formulación, los hombres no viven por obligación (ley), sino por opción de gozo: Pueden y deben escoger entre la vida de todos, por amor y gozo y la muerte  por oposición a otros. Los animales viven por presión biológica, los hombres, en cambio, por opción vital (de amor) que lleva al gozo de los demás y a la paz de todos[3].

Los hombres no están sometidos a una ley exterior que defina lo que deber, sino que esa ley o norma de vida han de buscarla ellos mismos. Ellos no tienen nada que hacer por la fuerza, nada que demostrar o conseguir, sino amarse, pues el mismo ser es regalo de amor compartido[4]. Por eso dicen gocémonos, identificando ser y amor gozoso, en camino de paz abierto a toda la humanidad, conforma a los frutos del Espíritu, formulados por Gal 5, 21: Amor, gozo mutuo (darse gozo unos a otros) y paz de todos.

Los amantes no buscan nada fuera, lo tienen todo en ellos, uno para el otro y con el otro, disfrutándose al vivirse (comunicarse) mutuamente, en un camino abierto por el amor  el gozo a la paz universal. Así dice la amante, en nombre de todos los hombres y mujeres (y del Dios que vive en ellos) gocémonos amado   muy en concreto, no en general “amémonos amados”, como ha formulado este programa 1 Jn 4, 7-12. Según eso, no es Dios quien impone su ley a los hombres, sino que son los hombres los que proponen su camino al mismo Dios.

- Gocémonos unos a otros, no busquemos juntos una idea. Platón suponía que la amistad consiste en caminar juntoshacia una Verdad o bien común, que está por encima de todos, aunque sabiendo que ese bien común, así buscado, repercute en el bien de todos aquellos que lo buscan. Pero el amor de SJC no es un tipo de idealismo superior, sino un programa y proyecto concreto de gozo compartido: Gocémonos amados, buscando y procurando cada uno el gozo  concreto de los otros.  Los amantes no caminan juntos hacia una idea más alta, sino que “son” ellos mismos esa Realidad más alta,  buscando cada uno el bien concreto de los otros, no un tipo de bien ideal por encima de ellos.

  • Gocémonos:más allá de toda ley general, porque el principio de toda ley  es el amor, la felicidad y la paz concreta de cada uno de los hombres y mujeres. Kant había situado en el centro de su discurso una ley o imperativo, que se impone sobre cada sujeto, diciéndole en el fondo de sí mismo: “cumple, actúa, obedece”. En contra de eso, SJC ha descubierto y destacado una palabra más honda, que brota del mismo corazón de las personas, que no escuchan una voz que dice “cumple”, sino que dice “goza” o, mejor dicho, amaos, gozaos y pacificaos mutuamente. Por eso, el hombre culminado no promete “gozaré”, de un modo egoísta, ni siquiera “gozaremos” juntos siendo independientes, sino “gocémonos” uno en otros y para otros, pues la vida es felicidad compartida.[5].
  • Y vámonos a ver en tu hermosura. El primer gozo mutuo es la mirada: “Hizo Dios... y miró, viendo que todo era bueno” Así puede resumirse el relato primigenio de la creación (Gen 1). Pues bien, ella, la Amante, a la que Dios ha criado para gozarse con ella, quiere mirar a su Amado y que se vean ambos, como deseaba ya en CB 11: “Descubre tu presencia”. Así, al mirarse, tendrán gozo cumplido. Ella, mujer sabia y consciente, como Eva en Gen 2-3, propone a su Amado el gran proyecto: vámonos a ver"[6].

Este es el origen y sentido de la contemplación: Mirarse en gozo mutuo, ser cada uno gozo para el otro. Aquí no hay visión de esencias (como ha supuesto a veces la teología), sino contemplación mutua de personas, en cuerpo y alma, encuentro de amor en la mirada. Las personas son ojos para verse, de manera que a por la mirada se encuentran y crean suscitando la más honda hermosura. El gocémonos se expresa así como vámonos a ver, gozando uno del otro[7].

  • Vvámonos a ver en tu hermosura. Que quiere decir:
  • Hagamos de manera que, por medio de este ejercicio de amor ya dicho,
  • lleguemos hasta vernos en tu hermosura en la vida eterna.
  • Que de tal manera esté yo transformada en tu hermosura,
  • que, siendo semejantes en hermosura, nos veamos entrambos en tu hermosura,
  • teniendo ya tu misma hermosura; de manera que,
  • mirando el uno al otro, vea cada uno en el otro su hermosura,
  • siendo la una y la otr tu hermosura sola,
  • absorta yo en tu hermosura: y así,
  • te veré yo a ti en tu hermosura, y tú a mi en tu hermosura… ,
  • y parezcas tú yo en tu hermosura;
  • y así seré yo tú en tu hermosura, y serás tú yo en tu hermosura,
  • porque tu misma hermosura será mi hermosura;
  • y así, nos veremos el uno al otro en tu hermosura                                                           (Coment CB 36, 5).

Este pasaje  está escrito desde el punto de vista de la amada, que descubre la hermosura del amado y siente que la vida entera se transforma en su presencia. Ese amado es hijo de Dios, de tal forma que su gozo es ya vida eterna. Pero, al mismo tiempo, todo el texto puede entenderse de forma humana, como encuentro de dos enamorados.  

Cuando el otro (mi prójimo) me mira me ofrece su hermosura, y de esa forma hace que yo acepte la mía y así nos vemos, al mirarnos, cada uno en la hermosura del otro, en comunicación gozosa de vida. Cuando yo miro al otro le ofrezco mi hermosura, sabiendo, sin embargo, que es él quien me capacita para hacerlo. Puedo darle mi vida, porque él me ha dado primero la suya. Siempre hay otro antes que yo; de otro proviene lo que soy y lo que tengo, para así dárselo a otro. Al mirarnos y al querernos somos. Por eso el amor es un camino de miradas, como dice la amante: . d) El amor es, por tanto, comunión de hermosura, comunicación de dos miradas, en camino de amor. Así dice la “amante”: Vámonos a ver en tu hermosura, pues a cualquier lugar donde vayamos será para mirarnos y encontrarnos:

- (Vámonos) al monte y el collado. El amor nos lleva a lo más alto, al lugar de las montañas primordiales que CB 14 interpretaba como amado, partiendo del otero (C13).  El Apocalipsis de Juan nos conducía a un cielo de ciudad, hasta la nueva Jerusalén de muros nuevos y puertas luminosas, donde el mismo Dios habita como esposo entre los hombres (Ap 21-22). SJC  empieza cantando la naturaleza en amor transfigurada. Por eso los amantes van a verse al monte y al collado; eso mismo son el uno para el otro

-Do mana el agua pura. A la fuente cristalina fue la amante preguntando por los ojos del amado (CB 12-13). Ahora que están juntos, vuelven a la fuente del  collado, para allí gozarse y contemplarse sobre el fondo de las aguas puras, que eran la base del templo de Jerusalén (cf. Ez 47; Zac 14; Ap 22).  . Lugar y templo de Dios es el collado o paso entre los  montes, donde brota el agua como fuente de hermosura, y a su vez los mismos amantes son fuente y agua viva el uno para el otro.

-Entremos más adentro en la espesura. La transparencia del agua nos conduce de forma natural a la espesura, de los bosques de árboles plantados por la mano del amado (CB 4), de forma que el mundo entero se convierte en nidode amor, en nido donde cantan y se miran los enamorados bien protegidos en la hondura de la vegetación, que simboliza la presencia de Dios sobre la tierra. Ésta es, sin duda, la espesura de los árboles de vida que provienen de la avenida de las aguas del Ap 22,2-3.

PROGRAMA DE RENO, NOTAS

[1] Este programa de gozo mutuo expresa el don de la vida en contemplación mutua. Por un lado, esa contemplación les separa de la naturaleza (se gozan ellos, uno de otro, no del mundo como tal, sino en el mundo, en el monte y el collado, como seguiremos viendo).  

[2]  He justificado este programa de moralidad kantiana en Dios es Palabra,  Sal Terrae, Santander 2005.

[3] El amor no es syn-hodein (caminar juntos hacia un valor externo), sino más bien un peri-jorein, caminar unos hacia otros por el gozo común de ser, de compartir la vida como un “baile” o danza de Dios. No se baila por obligación, no se danza por ley, sino por el gozo de existir  dando y compartiendo la vida, en una línea que ha sido propuesta pot Pablo en 1 Cor, himno al amor: Conocer como somos conocidos,  conocido  gozar uno en el otro y para el otro

[4] Los neoplatónicos habían dicho bonum summe diffusivum est sui (el ser es difusivo, da de sí), pero corrían el riesgo de entenderlo de modo impersonal, como expresión del poder de la realidad que se busca y plenifica en sí misma. SJC, siguiendo un camino que algunos (Ricardo de San Víctor y Buenaventura), entendieron de forma trinitaria, interpreta el ser (el Bien) como encuentro de amor personal.

[5] Conforme a la visión de Hegel, la existencia del otro suponía una amenaza. Por eso, allí donde se cruzaban dos personas debían enfrentarse, hasta que una dominara sobre otra, de manera que la tierra se extendía como campo de imposición, lucha sin fin de señores y esclavos. Pues bien, en contra de eso, SJC sabe que lo primero que dicen dos seres humanos, como signo y presencia de Dios, no es  ya luchemos, para ver quien vence, sino gocémonos,  siendo fuente de placer y vida mutua unos para otros. Según eso, "el principio y padre de las cosas no es la guerra (Heráclito), sino el gozo del amarse".

La primera palabra es gocemos o, mejor, gocémonos uno del otro y con el otro. Ciertamente, Nietzsche y Heidegger tienen razón cuando afirman que la vida es un duro camino, que puede terminar siendo lucha de poder, angustia opresora, miedo a la muerte. Pero les falta experiencia de gozo. SJC sabe, en contra de ellos, que el primer signo del hombre en el mundo es el gozo por la existencia. Los animales nacen y se desarrollan por imposición biológica, los hombres, en cambio, lo hacen porque les gusta, por el placer de ser y comunicarse. Por gozo de Dios (de la Vida) hemos nacido y para gozarnos mutuamente somos sobre el mundo.

[6] Esta no es ya una palabra que podía venir de la serpiente desnuda y astuta, que bordeaba los límites de la sospecha y la muerte, diciendo a la mujer y por ella al varón “comed, haceos dueños del conocimiento del bien y del mal”, sino la palabra del amor más alto y puro. Es la palabra de la creación que asume su verdad y su gozo y le dice al mismo Dios: “vámonos a ver, vamos a vernos”. Esta palabra primera (¡Gocémonos, Amado!)es la respuesta del hombre a la creación de Dios, la más honda de las proposiciones de los hombres y mujeres en la historia, pues ellos han sido criados para gozarse, descubriendo y expresando, en su mutuo conocimiento, el don y misterio de la realidad. Ciertamente, ese gozo implica una renuncia radical, para que sea posible nuevo nacimiento, en comunicación y entrega transparente, como sabe y dice SJC en la Subida: "nada, nada, nada...". Pero, en al fondo de todas las nadas viene a revelarse el otro como fuente de gozo compartido en el amor.

[7] Esta palabra (¡Gocémonos, Amado!)es la respuesta del hombre a la creación de Dios, la más honda de las proposiciones de los hombres y mujeres, pues ellos han sido criados para gozarse, descubriendo y expresando, en su conocimiento, el don y misterio de la realidad. Ciertamente, ese gozo implica una renuncia en comunicación y entrega de vida, como sabe y dice SJC en la Subida: "nada, nada, nada...". Pero, al final de las nadas viene a revelarse el amor como fuente y gozo universal de paz.

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