Dios y el tiempo. El pensamiento de O. Cullmann

Presenté hace unos días la reseña de mi libro Dios y la existencia. El pensamiento de R. Bultmann, situado en su contexto (tesis doctoral anterior y nueva investigación sobre el tema). Tengo hoy el gusto y el gozo de presentar la segunda parte de aquella tesis, el nuevo libro sobre O. Cullmann, titulado Dios y el Tiemmpo.

Tres son las cosas que nos impactaron de Cullmann, en los años anteriores al Vaticano II, y después en el mismo Concilio, con su recepción y aplicación posterior, que no ha culminado todavía, es decir, entre el 1955 y el 1980:

1. Cullmann nos enseñó que la realidad no está compuesta de esencias inmutables, sino que es “historia”, y que Dios mismo está implicado en el tiempo, de manera que más que decir Dios es eternidad podríamos afirmar que Dios es tiempo. Formamos parte de la historia de Dios, ése era el lema y el tema de mi libro.

2. Cullmann nos dijo que la Iglesia (las iglesias) no son inmutables; que han cambiado y cambian, en la línea abierta por el Evangelio, de manera que es preciso un intento nuevo de transformación del Catolicismo y de Diálogo Ecumenismo. Por eso resulta necesario precisar el tiempo de la Iglesia, sin olvidar en modo alguno el tema clave de los signos de los tiempos que el Vaticano II tomó en parte de Cullmann.

3. En tercer lugar, Cullmann nos enseñó a interpretar la Biblia, en un contexto de tradición creadora, a lo largo del tiempo de su despliegue interno (desde el 1000 a.C. hasta los últimos textos del Nuevo Testamento) y externo (en su recepción posterior en las iglesias).

Cullmann, de origen protestante, fue por entonces (y sigue siendo, aunque en otro plano) una buena nueva para la Iglesia Católica. Fue auditor del Vaticano II, uno de los teólogos más importantes del siglo XX, que tiene todavía una palabra que decir en el XXI.

Frente al Ser y el Tiempo de Heidegger, publicó Cullmann su obra clave sobre Cristo y el Tiempo (es decir, sobre Cristo como tiempo de Dios). Muchos no se han dado cuenta de ello, no sólo entre los teólogos, sino entre los representantes de las grandes iglesias, que piensan estar fuera del tiempo (o, mejor dicho, por encima del tiempo).

De eso trataba Cullmann. De eso trata mi libro. Presentaré hoy su prólogo y mañana, Dios mediante, una visión más amplia de su pensamiento y de su impacto en nuestro tiempo.


Prólogo de:
X. Pikaza, Dios y la Historia. El Pensamiento de Oscar Cullmann, Clie, Valdecavalls/Terrasa, 2013, 362 págs (páags. 7-12).


Óscar Cullmann (1902-1999) ha sido uno de los grandes teólogos cristianos del siglo XX y su obra ha trazado un camino de búsqueda y diálogo fecundo entre las iglesias, en línea de reconocimiento mutuo y de compromiso evangélico dentro (al servicio) de la comunidad creyente. Era de confesión evangélica (luterana) y fue promotor de una teología de la historia de la salvación a la que dedicó tres obras fundamentales, Cristo y el tiempo (1946), Cristología del Nuevo Testamento (1957) y La salvación como historia (1965), que fueron y siguen siendo importantes para interpretar y vivir el evangelio.

Ha pasado más de medio siglo desde la publicación de esas obras y han cambiado muchas cosas, en religión, iglesia y sociedad. Pero ésas y otras obras, igualmente significativas, de O. Cullmann continúan conservando un gran valor y pueden (deben) realizar un servicio positivo a creyentes y hombres cultos que pretendan conocer el evangelio de Jesús y asumir su compromiso en la historia (como historia), en actitud de profundo respecto ante la ciencia, en línea de diálogo cristiano y de testimonio incluso martirial, frente a los poderes que hoy, como antaño, se oponen al despliegue de la gracia de la vida.

En ese sentido, Cullmann ofrece todavía un modelo de pensamiento vivo (quizá más vivo que en su tiempo) al servicio de la humanidad, en clave de cristianismo. Era un hombre de frontera, nacido en Estrasburgo, alemán de origen, francés de adopción, suizo por labor universitaria, europeo y universal por convencimiento. Fue un apasionado buscador del cristianismo, entendido no sólo como fenómeno pasado o sentimiento intimista, sino como historia comprometida y gozosa, a lo largo de un siglo conflictivo, el siglo XX, que él llenó con sus casi cien años de vida. Sigue siendo un autor cuyo pensamiento debe ser estudiado en las iglesias.

Convencido de ello, a comienzo del XXI, he querido recuperar, asumir y prolongar su pensamiento, retomando su proyecto de manera positiva, crítica y renovadora, en diálogo con aquellos que fueron sus colegas, amigos y adversarios teológicos. Lo hago desde una perspectiva hispana, católica en el sentido de universal, para que su obra pueda seguir siendo germen de cristianismo fecundo. No voy a presentarle como un autor ya muerto , para hacer su panegírico y dejarle de esa forma a un lado, pues como pensador y cristiano él continúa influyendo, no sólo en mi desarrollo teológico (le dediqué mi primera obra y mantuve con él una fecunda correspondencia), sino en la vida y pensamiento de las iglesias, pues él quiso ofrecer un testimonio fuerte de diálogo ecuménico, entre las diferentes comunidades protestantes, y entre el protestantismo y el catolicismo, con el que se mantuvo siempre en profunda y respetuosa comunicación crítica.

Escribí sobre él mi tesis de filosofía , comparando y completando su propuesta con la de R. Bultmann (1884-1976) y ofreciendo en ese contexto un amplio panorama del pensamiento filosófico y teológico cristiano (sobre todo protestante) desde finales del siglo XIX hasta mediados del XX. En aquella línea se sigue situando este trabajo, que podría titularse, en un sentido extenso Oscar Cullmann y su tiempo (y nuestro tiempo). Ciertamente, me interesa él (su vida y obra), pero no tomándole de forma aislada, sino vinculándole no sólo con R. Bultmann, sino también con K. Barth (1886-1968), con quieres él forma el gran “triángulo teológico protestante” del siglo XX .

En esa línea, este trabajo quiere ser expositivo y crítico, comparativo y proyectivo. No me limito a presentar la obra de Cullmann, sino que he pretendido reelaborarla, desde una perspectiva ecuménica, en las nuevas circunstancias sociales y teológicas del siglo XXI, sin negar en modo alguno mis raíces católicas, pero recuperando a partir de ellas una de las mejores aportaciones del pensamiento protestante al cristianismo y a la cultura del siglo XX.

El mayor honor que puede hacerse a un pensador es dialogar críticamente con él, para exponer e impulsar su pensamiento, como él quería (como me dijo al recibir mi tesis). Así lo quiero hacer con O. Cullmann en los cinco capítulos de este libro, en los que no sólo expongo su pensamiento, sino que lo retomo y reelaboro en línea ecuménica, desde las necesidades y tareas de las iglesias cristianas a comienzos del siglo XXI, en un momento en que la historia está tomando un rumbo nuevo, atreviéndome a decir como él decía en el título de una de sus grandes obras que la salvación es historia. Éstos son los temas de mi obra.


1. O. Cullmann, una vida teológica (1902-1999). He comenzado presentando de un modo panorámico la vida y obra básica de Cullmann, organizada de una forma cronológica. Me he fijado, de un modo especial, en el despliegue de su pensamiento, hasta la publicación de sus trabajos más significativos, culminando con la Cristología del Nuevo Testamento (1957). Ofrezco así un resumen (y anuncio) de todo lo que sigue, un compendio general del libro, aún a riesgo de anunciar ideas que después desarrollaré más extensamente.

2. Cristo y el tiempo (1946). Un programa. En este capítulo, que sirve como introducción temática al resto de la obra, analizo la propuesta básica de la teología de Cullmann, reflejada en su primer gran libro (Cristo y el Tiempo), dedicado al estudio de la realidad como «historia», en diálogo con los grandes pensadores cristianos del siglo XX (R. Bultmann y K. Barth), que pusieron de relieve otros aspectos del misterio. Frente a los intentos de interpretar el evangelio partiendo de la historicidad existencial (Bultmann) o de la transcendencia suprahistórica (Barth), Cullmann ha insistido en la necesidad de centrar el mensaje bíblico y el cristianismo en el núcleo duro de la historia, entendida como despliegue del hombre y revelación de Dios.

3. Cristología del NT (1957). Un desarrollo teológico. En el centro de mi libro he querido comentar la obra más importante de Cullmann, titulada precisamente Cristología del Nuevo Testamento. Ella nos sitúa de un modo abrupto y tenso, ante el Jesús histórico, interpretado en la Pascua como Cristo que viene y Señor divino, relativizando otros aspectos de su misterio, tanto en línea existencial (Bultmann) como transcendental (Barth). Esta visión de la vida y obra de Cristo a partir de la historia ha marcado y sigue marcando una experiencia y tarea intensa en el pensamiento y en la vida del cristianismo, no sólo en el siglo XX, sino a principios del XXI, como indicaré cuidadosamente a cada paso, precisando en cada caso las consecuencias de nuestro enfoque: Seguimos estando bajo el reto y tarea de la historia, al menos en línea cristiana; el mensaje de Jesús es una afirmación de Dios y el hombre, siendo, al mismo tiempo, una tarea arriesgada de humanidad.

4. Salvación como historia (1965). La vida cristiana. Este capítulo trata de la Iglesia y de la praxis cristiana (teología práctica), entendida en un sentido extenso, como expansión de la historia de Jesús, partiendo de su última gran obra, Heil als Geschichte, es decir, La Salvación como historia. En ese mismo contexto ha publicado Cullmann algunos de sus libros más significativos, sobre el Cristiano y el Estado, la Inmortalidad del alma y la Resurrección y sobre el Culto y los Sacramentos. Su propuesta sigue abierta y nos sitúa ante los retos más urgentes del cristianismo actual, en línea de identidad dogmática y de compromiso político y social. No todos los problemas de la realidad se entienden y resuelven con el cristianismo, pero sin la aportación histórica y escatológica del mensaje de Jesús y de la vida de la Iglesia no se entienden ni resuelven los interrogantes más hondos de la vida, al menos desde una perspectiva occidental.

5. Tarea abierta: Una hermenéutica comprometida. He querido culminar mi libro ofreciendo una especie de diálogo temático de Cullmann con los dos pensadores protestantes más significativos del siglo XX (K. Barth y R. Bultmann), con quienes he trazado un triángulo hermenéutico , que nos sitúa en el centro de la revelación de Dios y de la tarea actual de la Iglesia. Este capítulo retoma los motivos principales del principio del libro y así puede interpretarse como recuperación (recreación) del proyecto teológico de Cullmann, cuyos motivos fundamentales siguen pendientes, tanto en un campo protestante como católico. En esa línea afirmo que la vida y obra de Cullmann sigue viva, como patrimonio y tarea cristiana, no sólo para los protestantes sino también, en mayor medida, para los católicos, que debemos retomar varios motivos de su pensamiento, para que nuestra tradición pueda mantenerse viva, desde las raíces del evangelio.

Pienso que este libro ofrece una aportación apreciable a la historia del pensamiento teológico del siglo XX, desde la perspectiva de O. Cullmann, y lo hace con cierta erudición académica (citando sus obras tanto en alemán como en francés, pues en ambas lenguas las fue editando). Al mismo tiempo, he querido que sea un proyecto teológico bien arraigado en el tiempo actual, pues Cullmann ofrece un buen punto de partida para reflexionar sobre problemas y tareas importantes de la teología y del compromiso cristiano, a comienzos del siglo XXI, en una línea no simplemente repetitiva, sino recreadora.
He querido, pues, que mi trabajo siga siendo un pensamiento vivo, sobre un autor vivo, de manera que no trato sólo de Cullmann y su tiempo , sino también del “evangelio de Jesús y nuestro tiempo”, desde la perspectiva de Cullmann, dialogando con una serie de grandes pensadores que marcaron la vida cristiana de la primera mitad del siglo XX. En esa perspectiva, como he dicho, este libro deberá completarse con otro que dedico a El Pensamiento de R. Bultmann (Clie, Terrasa 2014), con quien Cullmann dialogó a lo largo de todas su vida.

He retomado algunos motivos de la tesis doctoral (antes citada), pero he reescrito todos los materiales, por invitación de mis amigos de la Editorial Clie (en especial de D. Alfonso Ropero), con la ayuda y el trabajo inestimable de mi mujer (M. Isabel Pérez), que ha realizado el trabajo más duro; sin ella no hubiera podido escribir este libro; por eso he de afirmar que es suyo tanto como mío, aunque ella no aparezca como autora. Por otra parte, este libro recoge y reformula no sólo el pensamiento de O. Cullmann, sino mi propio pensamiento a lo largo de más de 40 años de intensa dedicación teológica, que debe en parte su fecundidad a la compañía constante de la obra de O. Cullmann, tanto en el campo de los estudios bíblicos como de los dogmáticos.

Gran parte de los problemas que planteaba Cullmann el año 1972, cuando defendí mi tesis, siguen hoy pendientes, y tienen aún más actualidad que entonces. Por eso puedo y quiero presentarlos ahora de nuevo, en un contexto lleno de grandes retos para las iglesias cristianas. Lo hago recordando a mis amigos “evangélicos” de España y América, entre los que quiero citar de un modo especial a los profesores y alumnos de la Universidad Bíblica Latinoamericana de Costa Rica, que me invitaron a ofrecer un curso sobre “antropología cristiana”, en la línea del pensamiento de O. Cullmann .


San Morales de Salamanca
Primavera del año 2014
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