Feliz Navidad: Buena Noticia de Dios, Nacimiento de todos.

Ansiosamente buscamos noticias positivas, pero casi siempre parecen destacar las negativas. Malos augurios recorren la tierra y la rodean, por todos los medios posibles, mientras muchos parecemos dominados por el miedo y preferimos olvidar, cerrando así la memoria de aquello que somos. La misma Iglesia cristiana parece algunas veces un dis-angelio, una Mala Noticia (o al menos así la presentan los medios).

Pues bien, en contra de eso, en este tiempo de Navidad, nosotros, los cristianos, queremos y debemos ofrecer la gran noticia del Nacimiento de Dios, que es para todos los hombres y mujeres de la tierra, no sólo para los creyentes, la Noticia en sí: ¡Hay Dios y Dios ha nacido y sigue naciendo entre los hombres, en Jesús de Belén, como Jesús, y hay mujeres y hombres que le acogen (como María y José), y hay mucha gente dispuesta a escuchar la gran noticia, como los pastores de los campos de Belen (a pesar de que los dueños de la Gran Ciudad no le reciben). Hoy quiero decir que hay mucha Navidad sobre la tierra.



Ésta es una Noticia (¡la Noticia!) que sólo podemos proclamar y extender con nuestra vida, siendo así nosotros mismo Navidad. No es decirla sin más, sino para vivirla y expresarla con la vida, superando nuestras pequeñas diferencias de cristianos de un tipo de otro. Ante Jesús que nace en el pesebre no hay separaciones, todos somos amigos y hermanos.
Así quiero desear una Buena Navidad (Gabon Zoriontzuak, Merry Christmas, Bon Nadal…) a todos mis lectores y amigos de blog. Se la deseo con el Belén-Nacimiento tradicional, pero también con el Olentzero-Carbonero que viene de los altos montes, y con el Papa Noel, que llega de los fríos lejanos… Hay signos y signos de la Navidad, pero el más grande es cada Niño que nace, es la vida de aquellos hombres y mujeres que celebran su Vida y gozan... porque este mundo (esta tierra) es lugar de nacimiento de Dios.


Deseo a todos y a todas (danori) Feliz Navidad, con el Ángel del Nacimiento que anuncia la Buena Noticia a los pastores y a todos los pobres del mundo, desde Belén de Judea. Deseo feliz Navidad, es decir, una vida llena del Dios que se hace presente en cada uno de los hombres y mujeres del mundo, con Jesús de Nazare, nuestro hermano y amigo, el primer nacido de la primera Navidad... Por eso, estos días que siguen, en el tiempo de la Navidad quiero que mi blog sea espacio y motivo de concordia, pues todos los hombes y mujeres somos, por Gracia de Dios, Navidad


Una Palabra hermosa

La palabra evangelio deriva del griego eu-angelion, buena noticia, y propiamente hablando significa el mensaje del eu-angelos, es decir, del ángel bueno o mensajero favorable de los dioses. En el fondo de ese término se encuentra una palabra y experiencia especial de los persas que han interpretado a los "ángeles" de Dios como enviados, mensaje¬ros de su vida y de su acción sobre la tierra. Eu-angelos (evangelizador) será, por tanto, el ángel bueno; eu-angelion (evangelio) es su mensaje de dicha o salva¬ción que alegra la vida de los hombres.

Esta palabra ha recibido desde el principio un contenido político y social: el evangelio es la buena nueva de gozo, de victoria militar y libertad, de plenitud humana y de encuentro con Dios, que anuncia de manera solemne el mensajero jubilo¬so, el eu-angelos del pueblo. Por eso, en un sentido estricto, evangelio significa la buena noticia de victoria y liberación en la dura batalla de la vida que parece esclavizarnos: el pueblo que se hallaba dominado por la angustia de la guerra y por el miedo de la muerte, el pueblo que ha estado por siglos cautivo, en manos de enemi¬gos, recibe la noticia sorprendente: ¡ale¬gría, hemos vencido! (¬khaire, ni¬kômen). Éste es el gozo más profundo que para el pueblo: es la experien¬cia originaria de la vida y libertad para los hombres.

El evangelio de Cesar Augusto:

El evangelio se define, por lo tanto, como alegre noticia de una salvación ya realizada y como anuncio (promesa) de felici¬dad o buena suerte para el tiempo del futuro, es salvación o sôteria: ¬los que estaban antes cautivados y oprimidos se descubren dueños de su vida; han renacido y pueden caminar en libertad, en actitud gozosa, de confianza ante Dios y ante los otros hombres. De esa forma, el evangelio puede presentarse como fortuna o buena suerte (tykhê)¬, como una recompensa que se expresa en una vida llena de sentido, ase¬gurada en línea de futuro.

En esa línea se ha podido hablar del evangelio político del emperador romano. Conforme a una famosa inscripción del año 9 a.C., ha¬llada en Priene, Asia Menor, ese evangelio primordial ha venido a expresarse a través del nacimiento del emperador Augusto, cuyo aniversario se celebra, para conmemorar la fecha que ha traído al mundo las buenas noticias (euangelia), de manera que se puede afirmar que con ese nacimiento comenzó la nueva era de paz y plenitud para los hombres. El mismo Augusto aparece así como sôter o salva¬dor; es portador de fortuna (tykhê), es fundamento de paz y de presenc¬ia de Dios para todos los hombres de su imperio. La buena nueva ha recibido así un carácter de noticia religiosa y política en el mundo.

Éste no es el Nacimiento de Dios, pero puede y debe ser un buen nacimiento. Quiero que nazcan políticos de paz, mejores que César Augusto, hombres y mujeres que puedan hablar con concordia y realizarla en Copenhague y Afganistán, en Río y en Hernani, en el Congo y la Moncloa… Esta paz de Augusto, el César (¡todos somos césar!) también yo la deseo, de un modo especial estos días.

El evangelio de la Pascua de Jesús


Los primeros cristianos conocían el Evangelio de César Augusto, pero ellos anunciaban una Buena Noticia más honda, fundada en cimientos más hondos. Ellos sabían, y los cristianos actuales sabemos, que el Evangelio más hondo de la paz se encuentra originado (prometido) en el anuncio salvador de Dios en la Escritura de Israel y se expresa en el camino concreto de la vida y mensaje de Jesús, tal como ha sido recreado y proclamado de manera jubilosa en el kerigma de su Pascua.

El evangelio de Dios es el anuncio y la presencia del Señor resucita¬do, el Cristo de los hombres, que ha sido y sigue siendo portador de Vida y Esperanza sobre el mundo. Así lo ha proclamado Pablo, así lo ha condensado Marcos en un libro que tiene de algún modo el evangelio como título (Mc 1, 1). Por eso es necesario que vengamos más allá de los anuncios natali¬cios del emperador romano. Para comprender e interpretar el evangelio de Jesús debemos apoyarnos en la misma promesa del Antiguo Testamento y recorrer luego el camino de la historia de Jesús y de su pascua.

De esa forma, la Navidad o nacimiento del Hijo de Dios (Gal 4, 4) se identificará con nuestra vida cristiana, con nuestro testimonio de esperanza y nuestro camino de paz sobre la tierra.

El evangelio del nacimiento de Jesús

Parece que los primeros cristianos apenas hablaron del nacimiento histórico de Jesús, pues se hallaban más centrados en su vida y en su pascua y, de un modo especial, en su venida gloriosa o parusía. Pero relativamente pronto ellos empezaron a celebrar también el nacimiento de Jesús, como lo muestra ya el Evangelio de Lucas. Los cristianos pueden respetar la fiesta del nacimiento de Augusto o de Tiberio y Cayo, pero ellos saben que la fiesta del Nacimiento verdadero es la fiesta de Jesús, como indica San Lucas:


Aconteció que María y José ellos estaban allí (en Belén), se cumplieron los días de su alumbramiento, y dio a luz a su hijo primogénito. Le envolvió en pañales, y le acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón.
Había pastores en aquella región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño. Y un ángel del Señor se presentó ante ellos, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor; y temieron con gran temor. Pero el ángel les dijo: --No temáis, porque he aquí os doy buenas nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo:
Hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador, que es Cristo el Señor. Y esto os servirá de señal: Hallaréis al niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre. De repente apareció con el ángel una multitud de las huestes celestiales, que alababan a Dios y decían: ¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz entre los hombres de buena voluntad! (Lc 2, 8-14)


Hoy es Navidad, todos somos Navidad

Los cristianos celebramos de esa forma, con el Evangelio de Lucas, el nacimiento de Dios en la tierra.

− Ésta la buena nueva de Dios que ha querido revelarse ya del todo, se ha manifestado para siempre en el camino de la historia y la presencia pascual de Jesucristo; es la victoria de Dios que en Jesu¬cristo ha superado de una forma ya defini¬tiva a los poderes de la muerte.

− Ésta es la buena nueva de la vida y muerte de Jesús que ha proclamado la Palabra de Dios sobre la tierra y se ha entrega¬do como salvación de Dios para los hombres; por eso, las diversas formas de entender y presentar a ese Jesús han de entenderse de verdad como evangelio.

− Es la buena noticia del Nacimiento de Jesús… que se repite de un modo misterioso en cada uno de los nacimientos de los hombres y mujeres en el mundo. Cada nacimiento es Navidad, Dios que vuelve a penetrar en nuestra historia, tembloroso, necesitado, abierto a la esperanza de una vida llena de misterio.

− La Navidad es (ha de ser) la Buena Noticia de la iglesia que aparece en el mundo como portadora del nacimiento de Dios. Tenemos signos ya tradicionales: el Belén, el Olentzero, el Papá Noel… Pero todos acaban siendo secundarios, por hermosos que sean. El signo de la Navidad del Dios cristiano (¡Dios que nace en la historia de los hombres!) es la Iglesia. En ella vemos, debemos ver, al Dios que nace.

− Cada cristiano es Navidad, es presencia de Dios, Dios que nace, nuevo Cristo sobre el mundo. Por eso, celebrar la Navidad es celebrar nuestro nacimiento y nuestra vida, como don de Dios. Yo nací allí, en Belén, yo, cada uno de nosotros. El nacimiento del Niño Dios es mi nacimiento.

− Para todos los hombres y mujeres de la tierra. Muchos no lo saben, pero todos son Navidad, nacimiento de Dios, en una tierra que muchas veces les expulsa o no les quiere recibir, como a Jesús. Por eso, para nosotros los cristianos, la Navidad es la Fiesta del Nacimiento Humano. ¡Feliz Nacimiento, feliz hora en que hemos empezado a vivir sobre la tierra, como Retoño de Dios en medio de este cosmos inmenso.
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