Merced, mercado y dinero de gratuidad

Se celebra mañana (24, 9. 18) el día de la Merced, vinculado a una advocación mariana (Virgen de la Merced), una institución cristiana (Orden de la Merced) y una obra social (liberación o redención por Merced o gracia).

Esa palabra “merced” tiene por tanto un doble sentido, paradójico y bivalente, para indicar que el mercado-mercancia donde todo se compre y vende para opresión de los pobres puede convertirse en merced-gracia, pues todo se regala, para vida de los hombres y mujeres... de manera que el mercenario que se vende para destruir a otros se vuelve mercedario para liberarlos

(a) En una línea, merced va en la línea del “mercado de intereses”, en el que todo se compra y se vende al servicio del Capital, en una empresa que produce sólo para ganar (no para bien de las personas). No es signo del mercado de las cosas buenas se intercambian, para bien de todos, sino un negocio donde siempre y para siempre gana sólo el capital: Dinero que crea dinero y más dinero, esclavizando a los hombres y mujeres (a los dueños del dinero, que se hacen esclavos de sí mismo, y a los vendidos por dinero, que se hacen y son esclavos de los otros, aunque en su interior pueden conservar la libertad).

En ese sentido, los hombres y mujeres del puro mercado serían “mercenarios”, gente que es capaz de matar por dinero y que así lo hace, alistándose bajo la bandera de la muerte (el capital que destruye al volverse Señor de la Vida). En algún sentido, todos corremos el riesgo de volvernos “mercenarios”, soldados inflexibles al servicio de dinero/capital que va sembrando muerte (por dinero).



(b) En otro sentido, la palabra Merced significa “mercado de gracia”, es decir, de un Banco de comunión, una Caja de tesoros superiores donde todo se presta y regala, gratuitamente. Esa palabra (Banco y Capital de Merced) marca la línea de la gran inversión económica y humana del evangelio, encarnado en "hombres de merced", al servicio de la gratuidad.

Este servicio y mercado de libertad puede simbolizarse en una plaza de encuentro en donde los hombres y mujeres se reúnen no sólo para orar todos al Padre, como quería Jesús al referirse al nuevo templo de la nueva Jerusalén como casa de oración para todos los pueblos..., sino como espacio de encuentro común, animado por la "madre de merced", para regalarse unos a otros, en en libertad, en un mundo donde el amor todo lo transforma (cf. 1 Cor 13), incluso el mismo dinero que podría in-transformable, soldada de muerte.

Ésta es la reflexión de fondo para la fiesta de mañana, fiesta de mujer que redime (Virgen de la Merced), de institución cristiana al servicio de la libertad (Orden de la Merced) y de compromiso cristiano de liberación y redención del dinero y por dinero.

DEL MERCADO QUE ESCLAVIZA A LA MERCED QUE LIBERA

En manos del amor el dinero deja de ser fuente de esclavitud (poder que se busca a sí mismo y mata todo lo toca, como un cáncer incurable) y se convierte en principio de libertad.

Allí donde otros compran y venden por interés (esclavizando a los más débiles de la cadena social), los hombres y mujeres de Merced emplean el dinero (que podría tener un origen injusto, como sabe el evangelio: “Con la Mamona de iniquidad ganaos amigos para el Reino de los cielos) al servicio de la libertad.

Emplean todo lo que tienen (dinero) entregándose a sí mismos (su propia vida) al servicio del amor que crea, porque el dinero sólo no basta, a no ser que transforme y transfigure con el don de la vida, que los hombres y mujeres de Merced entregan (regalan), en la balanza de Dios, dando la vida al servicio y de los pobres/esclavos.

En ese segundo sentido, los hombres y mujeres de Merced se entregan a sí mismos (se hacen dinero de libertad), para que los esclavos y cautivos puedan ser dueños de sí mismos. Ellos siguen empleando todavía el “dinero de injusticia” del que habla Jesús (Lc 16), son mercaderes, como María de la Merced (iniciado en el amor y madre y patrona de mercantes, mercaderes de libertad, como fue Pedro Nolasco).

Los hombres y mujeres de Merced son mercaderes convertidos, al servicio del “mercado común y universal” de la libertad, es decir, del “mercado católico” (kath’olos, de todos para todos), que es propio de un amor que se regala y comparte. Éstos son los hombres y mujeres que emplean los dineros de un amo que puede parecer egoísta (como en la parábola que Jesús dijo, según Lc 16: el administrador….), al servicio de los deudores pobres, de los encarcelados. Éstos son los que se alistan bajo la bandera del Dios de Jesús, simbolizado en la Dama de Merced, Santa María.

AMOR DE MADRE, MERCADO DE LIBERTAD

Uno de los pasajes bíblicos que simbolizan y expresan mejor esta "fiesta de merded" es la parábola del Administrador del “dinero de injusticia” (Lc 16, 1-13). Esa parábola y toda la historia de la Merced es una historia de “inversión”. Lea el lector interesado la parábola, donde al fin Jesús dice a sus discípulos que "conviertan" el mal dinero que esclaviza en signo de comunión liberadora, para ganar amigos, para hacerse todos amigos convirtiendo el dinero en medio de comunión, en regalo de vida.

a. Se trata de cambiar la dirección del agua egoísta de una historia y de un dinero (un capital de Mamón) que se eleva y triunfa a base de imponer su cautiverio y esclavitud a gran parte de los hombres. Al servicio de ese Amo/Mamón parece haber trabajado el administrador de la parábola… Pero un día el administrador astuto se da cuenta de que el agua de Mamón le arrastra y destruye, destruyendo todo lo que tiene. Le queda poco tiempo, van a expulsarle (¡va a morir!), pero puede y debe cambiar la dirección del agua, “convirtiendo el dinero injusto” en medio (mercancía de vida) para ganar amigos, es decir, para ganar la libertad de muchos.

b. Se trata de “invertir” en Capital de Libertad, al servicio de los expulsados de la tierra. Solemos invertir en otras cosas: En Acciones de Banca o en ladrillo de casas… o en deuda monetaria… o simplemente en aquello que nos promete algo más de riqueza. Pues, el signo de la Merced nos invita a invertir en libertad, es decir, en amor que libera y potencia a los hombres y mujeres que están esclavizados. Se trata de invertir ante todo la vida (¡estar dispuesto a dar la vida por la liberación de los cautivos…!), pero no sólo la vida, sino aquello que es un simple “medio”: El dinero que tenemos, para hacernos así mercantes de libertad (mercaderes de liberación).

ESTE ES EL TEMA DE LA VIRGEN DE LA MERCED

Es un tema de "mujer y madre", como aquella mujer del evangelio que introduce la buena levadura del amor y de la comunión en las tres "masas" de harina amasada para el buen pan de los hombres (cf. Mt 13, 33)

a. Solían decir algunos economistas clásicos como (como A. Smith) que hay una mano oculta, en el fondo del dinero y del mercado, que lo pone y se pone al servicio de la igualdad y progreso de todos. Pero de hecho (como dijo ya K. Marx, y como sabe bien el mundo actual) esa mano oculta al servicio de la igualdad y libertad de todos no ha operado en el mercado de la historia, en los dos últimos siglos. El capital y el mercado no han dirigido el mundo hacia una meta de más libertad amorosa, sino en que le han llevado al precipicio ante el que estamos ahora, y corremos el riesgo de matarnos todos.

b. Para que el dinero y el mercado dirijan a los hombres en línea de más libertad (como quería Pedro Nolasco, el gran mercante de la Virgen de la Merced) es necesario invertir (cambiar de sentido) lo que ha sido el camino de los últimos siglos de la historia. Se trata de dar un giro (alguien diría un giro copernicano), para que no sean los hombres los que rueden en torno al sol/dinero, sino que sea el dinero el que ruede en torno al sol/hombre, al sol de los pobres, para libertad de todos

En esa se sitúa la palabra de Jesús en Lc 16: Convertid la “Mamona de iniquidad” en medio para crear “amigos”, es decir, para todos los hombres y mujeres de la tierra puedan ser hermanos.

Éste es el sentido de la mano abierta de la fe, abriendo un camino que sólo por fe puede asumirse, como han sabido siempre los hombres de Merced: en el fondo de esta “conversión del dinero”, que se pone al servicio de la amistad y la libertad, de la fraternidad universal sólo puede estar la fe (creer en Dios que es Gracia, no Mamón que es comercio de interés)…

Los cálculos económicos de la sociedad del capital-mamón suelen ser inteligentes, pero van en otra línea (en la línea de la inteligencia de los servidores de Satán, con frecuencia más astutos que los servidores de Dios, dice Jesús). Esos cálculos del capital/mercado de Mamón no se hacen por fe en el hombre (¡amor al hombre, hijo de Dios!), sino por deseo de triunfo propio, del sistema… (que al fin no es ni siquiera triunfo propio, sino muerte propia de los demás, en manos de un sistema contrario a la vida).

Pues bien, en ese contexto, los “administradores de merced” tienen que ser más astutos, como dice la parábola (Lc 16),
pero astutos al servicio de la amistad y de la vida de los pobres, con la astucia profunda de la Madre de Merced que pone su vida (su leche, su encanto, su palabra) al servicio de cada uno de los hombres.

Ésta ha de ser la astucia del “mercado de Merced”, hecho de gratuidad, que puede y debe trasformar el mercado de intereses y de esclavitudes de ese mundo viejo. Éstas son las reflexiones del Mercado de Merced en las que sigo pensando, empeñado como estoy, hace muchos años, en escribir en escribir los principios de una teología y praxis de Merced, es decir, de transformación del Mercado de Muerte (dinero para matar y esclavizar) en Mercado de Merced, es decir, de gratuidad y vida.
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