Mercedes Navarro: Guía del evangelio de Marcos



Mercedes Navarro ha publicado una Guía de Lectura del Evangelio de Marcos (Verbo Divino, Estella 2006). Se trata quizá del acontecimiento bíblico más importante que se ha producido en España (en el mundo de lengua castellana) en este año 2006. Es un libro extenso (612 páginas a doble columna), una inmersión cordial e intelectual, narrativa,femenina en el primero de los evangelios conservados. Presentaré otro día a M. Navarro como teóloga y psicóloga, recogiendo algunos temas centrales su pensamiento (y de esta obra). Hoy quiero que ella misma presente su libro y por eso he recogido sus primeras páginas. Gracias, Mercedes, por tu trabajo, por tu inteligencia y corazón al servicio de la Palabra de Dios y de la Vida de las mujeres y los hombres, en la Iglesia. Los amigos de Marcos, tus amigos, te lo agradecemos.

Primeras palabras

Mi primera palabra es para el evangelio en sí. Invito a lectoras y lectores a tomarse el tiempo necesario para leer a Marcos de seguido y sin prisas, dejándose impactar por la fuerza del relato y entrando en todos los manejos retóricos que ha previsto el narrador. Puede que después desee ser acompañado en una lectura más pausada en el tiempo, y en ese caso acuda a las páginas que siguen. Puede, también, que desee realizar el camino a solas. Lo segundo indicaría que lectora o lector ha quedado enganchado y no requiere la compañía que le ofrezco. Este trabajo pretende motivar para ello, incluso si la decisión es realizar la lectura hasta el final.

Mi segunda palabra es personal. Quiero contar brevemente mi experiencia de estudio. Mi tercera palabra, será para señalar algunas cosas útiles a la hora de leer y situarse en la obra.

Compañera acompañada

Este libro ofrece compañía. Como autora me constituyo en compañera y acompañante gracias a la experiencia de haber sido pacientemente acompañada, día tras días, durante muchas horas de varios años por este evangelio. Mi lectura acompañada de Marcos, así, es efecto y consecuencia de una experiencia individual. Yo hoy no soy la misma persona de antes. Mi estudio de Marcos me ha hecho distinta a lo que podría haber sido sin él.

Esta compañía se traduce en numerosas concreciones. De la mano de esta historia, la más breve de las cuatro narraciones evangélicas canónicas, he ido viviendo y luchando, he ido madurando y desplegando mi conciencia espiritual de cristiana. Con ella he aprendido a mirar a Jesús consciente del filtro del narrador y su punto de vista, y he ido aprendiendo a verlo a través de los ojos de otros actores del relato, especialmente a través de los personajes menores, mujeres muchas de ellas. En ellas me he encontrado con mis raíces, me he reconciliado con mis antepasadas y de ellas he recibido mucho más que estímulo y aliento, todo ello a pesar de los filtros patriarcales de esta narración, por más que no sea la más patriarcal.
La visión caleidoscópica del protagonista y de los personajes femeninos, casi todos importantes y positivos, vistos en mis circunstancias a través de los ojos de actores y actrices del relato, ha modificado mi visión de Jesús. Es decir, lo que pienso de él, mis afectos y las conductas por las que me identifico como seguidora suya en el marco del Reinado o basileía de Dios ya no son lo que eran. Han ganado mucho, sin duda. No se han ido modificando a través de cambios rápidos ni fáciles. Se han ido produciendo lentamente y mediante el paso por algunas crisis de crecimiento. El cambio en la visión de Jesús ha propiciado, como es lógico, modificaciones en mi representación divina, ahora más compleja y paradójica que hace unos años.

Lectura y compañía

Esta historia leída, estudiada, confrontada, orada, pensada en varios registros, me ha acompañado activamente en mis conflictos, especialmente en aquellos provenientes de las instituciones (y algunas personas en ellas) a las que amo y en las que vivo. El Jesús de Marcos me ha ayudado a situarlas en su lugar, cosa especialmente difícil. Me ha enseñado qué puedo y no puedo esperar de ellas, cuál es su valor y cuáles sus trampas. De su mano he aprendido quién soy y cómo debo ser en ellas. Este evangelio ha sido testigo de mis ganas de huir, de algunas desesperaciones que no llegaron a más, de profundas decepciones y, sobre todo, ha sido el espejo en el que he visto, en tercera dimensión, mi vulnerabilidad y mi poder. Gracias a Marcos he aprendido una forma de resistencia activa y positiva que nunca hubiera logrado por otros medios e influjos. Es un evangelio tan poderoso…

El estudio de Marcos, en efecto, me ha empoderado. No hay ninguna duda. No adelantaré qué significa esta afirmación, pues presupongo que cada lectora y lector lo descubrirá por sí misma/o a lo largo de estas páginas. La compañía de Marcos a lo largo de estos años ha pasado, casi siempre, desapercibida. Ha sido discreta, ha tenido lugar en la soledad y en el silencio. En esa soledad amable y fértil y esa otra, a menudo, dura y de estéril apariencia. Sin la soledad no habría podido entrar de lleno en esta historia ni habría podido bajar mis resistencias hasta dejarme afectar en lo más hondo. Soledad física, encerrada en mi pequeño despacho. Soledad emocional. Soledad, ¡tantas veces!, intelectual… Cómo me hubiera gustado poder compartir algunos descubrimientos, confrontar numerosas dudas, solicitar consuelo o simplemente tener alguien a quien poder contarle la lectura. He aprendido que hay procesos que requieren soledad. Soledades, más bien. Distintas, matizadas, multidimensionales… El narrador de Marcos puede darse por satisfecho con mi proceso, pues no sé si esta historia me podría haber implicado más.

Mi aprendizaje de Marcos

Son numerosos mis aprendizajes con y por Marcos, que no es pertinente detallar aquí. Baste con hacer referencia a cuanto he aprendido sobre el poder, la autoridad y la confianza. Sobre las paradojas del poder, la autoridad y la confianza. Sobre mí misma, la complejidad de la realidad y el mundo que me rodea, tan distinto al mundo en el que Marcos escribía y el que su narrador construye en su relato evangélico. En estos años, acompañada de cerca por este evangelio, me he vuelto más osada y audaz y, a la vez, paradójicamente, más cuidadosa y astuta.

No ha sido éste mi primer contacto con Marcos. Antes, ya había estudiado narrativamente el relato de la unción de Betania (14,3-9) durante varios años. Sería lógico suponer que el conocimiento del evangelio se hizo acumulativo, pero no fue así. Estoy convencida de que si comenzara de nuevo a estudiar a Marcos volvería a parecerme nuevo y no sólo por efecto de mi condición de lectora con sus cambiantes circunstancias, sino por la misma naturaleza del texto. La bibliografía de los últimos 25 años es inmensa, pero sé que seguirá aumentando. Esto indica que se trata de una buena narración y de que existe una conexión con nuestras búsquedas.

Un acto de fe

Mi estudio del evangelio de Marcos ha sido un acto de fe y una prolongada experiencia espiritual, inseparables ambas del esfuerzo científico y de la aplicación del método elegido. La honestidad de la dimensión científica de un estudio como éste, con las finalidades predefinidas, me ha ido llevando a tener en cuenta mi propia implicación, como estudiosa y creyente. En más de una ocasión el impacto de un decubrimiento de pronto me ha impedido continuar, algo que sólo he podido llevar a cabo cuando me he ido serenando y elaborando el hallazgo.

El acto de fe implica, además, aceptar el riesgo de aventurarme por un camino que, intuía, no sé a dónde me va a conducir. Podría llevarme, por ejemplo, a participar del final mismo del protagonista del relato… (pero, ¿cuál es el final…?)

Observaciones útiles

El libro, como los otros de la colección, se abre con una introducción general al evangelio. En seguida, al pasar al texto en sí, la lectora o lector encontrará un esquema reiterado, pensado para facilitar la guía. El esquema comprende 4 y a veces 5 puntos:

1. la lectura directa, el texto traducido del griego a veces de forma más literal que literaria con el fin de facilitar el reconocimiento de algunas explicaciones e implicaciones;
2. la composición y las claves generales de lectura, que sitúen en el momento concreto del recorrido y ayuden a establecer las conexiones con lo precedente, y, a veces, con lo siguiente;
3. la lectura acompañada, explicación y desarrollo o comentario de ciertos elementos del texto. El análisis narrativo unas veces se detiene más en unos aspectos que en otros, dependiendo de criterios diversos (oportunidad, claridad, predominancia, etc.);
4. el resumen que recopila lo explicado y desarrollado y ofrece una visión sintética. La síntesis permite, con frecuencia, percibir lo que no se ve a primera vista en el desarrollo. En este sentido el resumen puede cumplir funciones de conclusión;
5. el apartado para el trabajo tiene lugar al final de las secuencias, no tras el estudio de cada episodio. En él se contemplan varios ítems, pues la guía de lectura está ideada para su utilización en diversos ámbitos: el académico, el pastoral, el personal o experiencial, el cultural y de género… que incluye al final algunas orientaciones sobre más lecturas, no siempre o exclusivamente bíblicas. De vez en cuando he intercalado una guía de lectura sinóptica narrativa a modo de ejemplo de lo que el lector/a podría construir al finalizar cada secuencia del relato.

En los cuadros he intentado que la lectora o el lector encuentre unas veces explicaciones de método e instrumentos utilizados, otras contrapuntos y complementos no narrativos (históricos, literarios, actuales…), que aportan una perspectiva diferente a un texto comentado o que insinúan lecturas posibles, contrastes… Su intención es ampliar el ámbito de lectura. Algunos cuadros son prescindibles en la lectura continuada del libro. Otros son necesarios.

El método elegido, como salta a la vista, es el análisis narrativo ayudado por otros métodos (histórico crítico, la sociología y antropología cultural antigua…) y sobre todo por sus resultados, imprescindibles para entender un relato de tanta antigüedad. También es perceptible mi perspectiva feminista de género, no siempre explícita. Mi lenguaje intenta ser inclusivo. La referencia casi continua del lector, como instrumento de análisis narrativo, incluye el femenino y el masculino. El uso aleatorio de la barra es sólo un recordatorio, necesario a la frágil memoria de siglos de masculinización y patriarcalización lingüística.

Mercedes Navarro Puerto
Madrid, 1 de enero de 2006,
fiesta de Santa María, Madre de Dios.
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