Navidad Mística: Tú eres mi Dios, por ti madrugo (Sal 63). Rómulo Cuartas (1948-2021)

El P. Rómulo Cuartas Londoño, carmelita descalzo, natural de Colombia, subdirector del CITES (Centro Internacional Teresiano Sanjuanista de Ávila) murió ayer (22.12), casi repentinamente, tras una caída. Había estudiado Teología pastoral de Universidad Javeriana de Bogotá y se había doctorado en Teología Espiritual en Universidad de Comillas (Madrid), con una tesis sobre La espiritualidad trinitaria de Santa Teresa de Jesús. Ha dedicado su vida y enseñanza al conocimiento y actualización de San Juan de la Cruz y de Santa Teresa. Ha sido hasta el fin uno de los creadores y propulsores del CITES, alma mater del estudio y transmisión de la mística  carmelitana y del legado místico del judeo-cristianismo y de las grandes religiones y culturas de la tierra.   

En este momento (23.12) su capilla ardiente está abierta en el oratorio principal del Cites. La misa funeral se celebrará mañana (24.12) a las 12,00 horas. La misa será transmitida por streaming en el canal de Youtube de la Universidad de la Mística. En la reflexión que sigue quiero ofrecer un recuerdo emocionado de su vida y de su obra, partiendo de una conversación que tuvimos hace dos años sobre el Salmo 63: “Oh Dios, tu eres mi Dios, por ti madrugo”. En aquel momento, yo estaba empezando a escribir un comentario de los salmos, había llegado hasta el 63; él me dijo simplemente “sigue, no te pares”. He seguido y, en este momento, estoy retocando los últimos detalles de aquel comentario. No tengo ahora nada mejor que ofrecerle.

El Sal 63 es uno de los grandes “salmos místicos”, uno de los testimonios más significativos de la tradición mítica de la mística. Es el “salmo orthrinos”, es decir, de la mañana, del nacimiento de la vida. Algunos le han llamado salmo de la Navidad Mística. Tú lo estás viviendo ya con tu Amado. A ti te lo ofrezco esta tarde de víspera de la Navidad. Me hubiera gustado comentarlo contigo en este mundo. Pero que lo entiende infinitamente mejor que yo desde tu cielo: Has madrugado por Cristo. Con él estás, desde él te pido que nos sigas acompañando.

Puede ser una imagen de una persona y texto que dice "P.Rómulo Hernán Cuartas Londoño Fray Rómulo de la Eucaristía OCD 27/05/1948 22/12/2021 /2021 "Siervo bueno y fiel, entra al banquete de tu Señor" (Mt 25,21)"

A Rómulo Cuartas. Reflexión introductoria.  

Era un hombre de Dios, de inmensa interioridad, de gozo profundo. Le conocí cuando vino al Cites (Ávila). Era un hombre de amor para todos, de gran sabiduría, de  humor bondadoso, de gracia colombiana, de hondura carmelitana. Un hombre "sano", porque la salud del alma es el amor, y el que ama está sano, como decía su padre Juan de la Cruz.

Recuerdo una conversación con él, hace dos años, una mañana del CITES. No sé cómo surgió, fue breve, fue intensa. Me preguntó que hacía, qué libro estaba preparando, "porque tú sin libros no vives". Le dije “ando a vueltas con los salmos”. Él me respondió: “Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo” (Sal 63). Y seguimos conversando del libro de la vida, del libro de los salmos. En aquel momento yo estaba preparando precisamente el comentario de Sal 63.

El me dijo: El hombre contemplativo tiene que dormir bien, pero no se levanta del sueño por ritmo biológico, ni porque sale (o va a salir) el sol o debe reanudarse el trabajo del día, sino para alabar al Creador, porque el alma está sedienta y debe saciar su sed, lo mismo que el cuerpo ha de saciarse de comida

Seguimos hablando, y en un momento me dijo:  Los hombres somos pueblo especial de Dios y vivimos (incluso de un modo biológico y social) porque oramos. El día en que dejemos de orar moriremos como personas, como seres humanos. Por eso decimos a Dios, con ese salmo: “Tu gracia vale más que la vida”. En un sentido, tenemos vida propia, pero en un plano más hondo, nuestra Vida es Dios, de forma que sin él, el que nos ama, a quien amamos, dejaríamos de ser.

Vivimos en unión trinitaria con él o no vivimos. No tenemos “sustancia propia”, esencia independiente, de forma que no podemos decir “yo soy”, sino “tú eres mi vida, mi Dios, por ti madrugo”. Por eso le bendecimos y eleva las manos invocándole, no por obligación o sometimiento, sino por unión gozosa, porque Él, siendo Dios en ti (mi Trinidad, mi Todo), es Dios en nuestra vida. Y ya no sé si esas palabras las decía él o las decía yo respondiéndole y aceptando lo que él me ensañaba.

Fallece Rómulo Cuartas, subdirector del CITeS

En esa línea fue nuestra conversación, rápida, pero intensa, una mañana de CITES. En este momento (24-12-21), él está de cuerpo presente en la Capilla de su CITES, iniciando su Gran Mañana. Podían quedarle los mejores años en este mundo… Le hubiéramos querido más años en el CITES, como me he dicho Mabel, que ha ido con otras amigas a despedirle a la capilla del CITES. Él ha cumplido este salmo: Tú eres mi Dios, por ti madrugo…  

Ha madrugado en sentido externo y ha muerto por una mala caída (lo mismo que nuestro amigo común, el P. Santiago Guerra, 2 de Agosto del 2017). Pero ambos venían madrugando desde antiguo para Dios, y en él habitan plenamente. Mabel y yo, con cientos de amigos y hermanos, carmelitas y orantes del CITES, le despedimos sabiendo que ha madrugado en Dios, para estar presente de un modo más alto entre nosotros.  Como pequeño homenaje quiero ofrecerle mi visión ya más perfilado de aquel salmo sobre el que habíamos comentado hace dos años, el Salmo 63 que he querido titular “Navidad mítica”.

Sal 63 (62). Tú eres mi Dios, por ti madrugo. Oración mística

Un profundo anhelo de Dios bellamente expresado con

            Éste es el salmo clásico de la mañana, orthrinos o matutino y,unido a los anteriores (Sal 61-62), ha sido fuente de inspiración para monjes y contemplativos, que han interpretado su “comunidad” (monasterio) como templo de Dios. Conforme al encabezado, ha sido atribuido a David, perseguido primero por Saúl y después por Absalón, pero esa atribución ha de tomarse de un modo simbólico.

Este salmo podido surgir en el tiempo de monarquía de Judá, antes de la caída de Jerusalén (587 a.C.). Pero encaja mejor tras la reconstrucción y dedicación del templo (515 a.C.), convertido en foco espiritual e intelectual, social e incluso económico del nuevo judaísmo, en un momento en que, entre el personal del santuario, fue surgiendo una “clase letrada” capaz de crear una espiritualidad (un tipo de oración) que ha marcado hasta hoy (2022) el judaísmo (y cristianismo)[1].

Un profundo anhelo de Dios bellamente expresado con

Contexto

 El templo de Jerusalén tomó nueva importancia, a partir del siglo V a.C. no sólo para el judaísmo nacional, sino para grupos no israelitas, que se fueron acercando a la piedad judía por “ósmosis” o atracción religiosa. De esa manera, pudieron mantenerse y desarrollarse, a través del templo,  grandes tradiciones culturales, sociales y proféticas que, de otra manera, podrían haber desaparecido tras la expansión del helenismo. En ese contexto han sido fundamentales algunos salmos como éste, vinculados a Jerusalén, pero que luego pudieron tomar vida propia por todo el Oriente.

Fue extendiéndose así una religión que, surgiendo de la tradición israelita, podía ser asumida y vivida por personas que, sin ser judías, se sentían representadas por oraciones de hondo contenido espiritual. El templo, con sus sacrificios externos, había sido necesario.  Pero, tras su destrucción (a partir del 70 d.C.), los judíos rabínicos pudieron mantenerse sin templo, porque tenían una fuerte conciencia de elección, con salmos como éste, que les vinculaban con su historia pasada y su presente lleno de Dios[2].

Texto

1 Salmo de David. Cuando estaba en el desierto de Judá.

2 Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo, mi alma está sedienta de ti;mi carne tiene ansia de ti, como tierra reseca, agostada, sin agua.

3 ¡así te contemplo en el santuario para ver tu fuerza y tu gloria!4 Tu gracia vale más que la vida, te alabarán mis labios.

5 Toda mi vida te bendeciré y alzaré las manos invocándote.6 Me saciaré como de enjundia y de manteca, y mis labios te alabarán jubilosos.

7 En el lecho me acuerdo de ti y velando medito en ti,8 porque fuiste mi auxilio, y a la sombra de tus alas canto con júbilo.9 Mi alma está unida a ti, y tu diestra me sostiene.

10 Pero los que intentan quitarme la vida vayan a lo profundo de la tierra;11 sean pasados a filo de espada, sirvan de pasto a los chacales.12 Pero el rey se alegrará en Dios, el que jura por él se felicitará,cuando tapen la boca a los mentirosos[3].

α. Comentario

Plegaria de la mañana (63, 2-3).La religión bíblica es una experiencia comunitario y personal, con dos tiempos de oración tamid (perenne), al amanecer y al atardecer, cuando en el templo se ofrecía un cordero holocausto perpetuo. En este salmo termina dominando el aspecto personal de encuentro con Dios, de presencia de Dios en el orante a lo largo del día de la vida.

Radio María Panamá on Twitter: "¡Oh Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,  mi alma está sedienta de ti, mi carne tiene ansia de ti... (Salmo 62)  #BuenosDias https://t.co/IgmB4flgiK" / Twitter

Así empieza diciendo: “Oh Dios (Elohim), tú eres mi Dios (Eli), por ti madrugo”. El orante no se levanta del sueño simplemente por ritmo biológico. porque sale (o va a salir) el sol o debe reanudarse el trabajo del día, sino para alabar al creador, porque el alma (nephesh) está sedienta y debe saciar su sed en Dios, lo mismo que el cuerpo se sacia de comida. Ésta es una oración espiritual, en el sentido fuerte del término, pero es, al mismo tiempo oración de carne, de toda la existencia[4].

Tu gracia vale más que la vida (63, 4-6).En esa línea, los judíos son pueblo de Dios y viven (incluso de un modo biológico y social) porque oran. El día en que cesaran de orar morirían, no sólo como judíos, sino como personas, seres humanos. Por eso, el salmista dice a Dios: “Tu gracia vale más que la vida”. En un sentido, el hombre tiene existencia propia, pero en un plano más hondo, su Vida (hayyim) es Dios, de forma que sin él, sin Yahvé, Vida de su vida muere como humano.

Nuestro ideario

            En realidad, el hombre no tiene “sustancia propia”, esencia independiente, ni alma inmortal por sí misma (separada de Dios), como podían decir algunos filósofos griegos y escolásticos cristianos, sino queel hombre entero forma parte del misterio y presencia de Dios (siendo así totalmente libre, porque Dios no nos hace dependientes, sino autónomos en su amor). Por eso, el orante bendice a Dios y eleva las manos invocándole, no por imposición o sometimiento, sino por vinculación gozosa, porque Dios es alimento de su vida, aquel que le hace ser, su yo más hondo. Esta es la gran paradoja: Siendo Vida en sí, Dios es vida de los hombres[5].

Somos Navidad (63, 7-9), presencia humana de Dios.El orante sabe que su Vida es Dios, que es más que simplemente humana. Eso significa (implica) que, siendo conciencia de sí, el hombre es “conciencia divina”, de comunión en (con) con Dios. Desde ese fondo, el salmista puede afirmar: “En el lecho te recuerdo”.

Nos ha dejado el P. Rómulo Cuartas, ocd | Teresa, de la rueca a la pluma

Recordar significa traer a la memoria la presencia de Dios en la historia del pueblo (Israel), no en general, en abstracto, sino muy en concreto, por aquello que Dios ha sido (es) y por lo que ha hecho y está haciendo en la existencia y camino del pueblo en conjunto y en de cada orante en particular. Dios es Memoria hecha presencia y esperanza de vida y en ella existe el hombre como ser que vive en diálogo con Dios, desde la oración de la mañana hasta la noche (6e, 7). El hombre es nacimiento permanente, Navidad de Dios.

Orar no es pensar en abstracto sobre el ser de Dios, sino acoger y actualizar lo que él ha sido y está siendo en la existencia de Israel. Sólo en esa oración de memoria (presencia) existe el hombre verdaderamente como humano. En ese sentido, el que cree en Dios aparece (se descubre) habitado, enriquecido, impulsado por el Dios de la historia del pueblo y de su propia historia personal; sólo en ese Dios existe de verdad el creyente[6].

Una experiencia de riesgo (63, 10-12). El rey se alegrará. Con cierta lógica, muchos comentaristas han pensado que esta sección pertenece a otro salmo y ha sido añadida por alguien que no quería que el salmo terminara con la reflexión anterior. Pero ese recurso (tomar esta sección como apéndice extraño al texto original) no responde al conjunto del salmo, que puede y quizá debe tener sentido doble.

(a) Por una parte, este salmo  un canto de paz, en el interior del templo, donde el orante retoma el recuerdo y presencia de Dios, descubriendo que él mismo es presencia y nacimiento de Dios, Navidad.

(b) Por otra parte este canto está inserto en la dura realidad del entorno humano del templo donde algunos intentar matar al orante. Las maldiciones que el salmista proclama en contra de aquellos que quieren matarle (que les coman chacales, que mueran a filo de espada, que desciendan al sheol) han de entenderse como expresiones de talión divino: El orante pide que recaiga sobre sus perseguidores el mal que han querido hacerle, entregando su vida a la shoah, que es ruina derrumbamiento[7].

Rómulo Cuartas Londoño

Ω

            Este salmo parece vinculado con algún miembro importante de la aristocracia judía, en un contexto cercano al templo. Su oración, relacionada con el sacrificio de la mañana (con el zikkaron o recuerdo de la presencia/acción de Dios en Israel), nos permite entender la piedad del judaísmo, recreada por Jesús, con algunos elementos nuevos.

(a) Jesús no parece haber estado vinculado con la oración ritual del templo, al menos en la línea sacral externa de este salmo (desde la perspectiva del tamid o sacrificio perpetuo).

(b) La oración de Jesús está más vinculada con la vida de los pobres y excluidos, por quienes y con quienes eleva su oración, pidiendo ante todo pan y perdón (padrenuestro).

(c) No parece que Jesús pudiera asumir la “maldiciones” hirientes de este salmo (vayan a lo profundo de la tierra; sean pasados a filo de espada, sirvan de pasto a los chacales…), porque van en contra de su Sermón de la Montaña (cf. Mt 5,43) y de la experiencia pascual de la Iglesia, pues, según ella, Jesús no resucita en contra de los enemigos, sino a favor de ellos, por todos.

Notas

[1] Entre el personal del templo hubo choques, por cuestiones de poder, pero también grupos que desarrollaron y expandieron una intensa vivencia de Dios.  

[2] Matizaré, según eso, el final de este salmo, no para cambiar su original hebreo (que debe seguir como está) sino para buscar y trazar desde Jesús una visión universal de su contenido.

[3] Se divide en cuatro partes. a. Plegaria de la mañana (63, 2-3). b. Tugracia vale más que la vida (63, 4-6).c. Religión como meditación (63, 7-9), recuerdo de Dios. d. Experiencia de riesgo (63, 10-12), orante perseguido.

[4] Los ritos y sacrificios del templo seguían siendo fundamentales, pero estaba surgiendo un tipo nuevo de judíos “devotos” que se concebían como templo vivo, testigos de la fuerza y gloria de Dios,  para contemplar , su gloria extendida en todo el universo. 

[5] Entendida así la religión es una experiencia radical de júbilo, gozo interior en (por) Dios. Las últimas palabras de esta sección tienen una referencia cultual: “Me saciaré como de enjundia y de manteca…”, esto es, de la carne y grasa de los animales sacrificados, que los sacerdotes (y también los oferentes) compartían en el entorno del templo. Esta experiencia de alimentarse de (con) Dios es el principio de la vida humana. Entonando esta oración, en cualquier lugar del mundo, a cientos o miles de kilómetros de Jerusalén, el salmista sabe que está alimentándose de Dios, sin necesidad de comer carne de animales sacrificados. 

[6] Ese recuerdo es una meditación de gozo, pues Dios se despliega como fuente y realidad superior de Vida en la vida de los hombres, porque les hace ser y les impulsa, el Dios de alas extendidas de los querubines del templo, sobre el propiciatorio (fuente de perdón y de existencia). Este “recuerdo y meditación” no es ya una simple experiencia ritual de templo, ni un pensamiento abstracto sobre la realidad en sí, sino fuente de vida, pues en Dios existimos; sostenidos por su mano vivimos, inmersos en su misericordia somos, en la marcha que define nuestro paso en (por) la historia.

[7] Esa palabra (shoah) ha sido escogida por el judaísmo actual para referirse al “holocausto” (asesinato) de seis millones de judíos (1939-1945). En esa línea, la maldición pronunciada por aquel a quien los malvados han querido condenar y han condenadonos sitúa ante la paradoja de Israel. (a) Los judíos han querido ser y han sido piadosos y pacíficos: Han recordado la presencia creadora de Dios, no han matado a los culpables. (b) Pero, en otro plano, ante el riesgo de la gran shoah, ellos han podido implorar la venganza de Dios.

En este contexto debemos añadir que no se sabe quién es el rey que está implicado en la violencia de fondo de este salmo y que se alegra por el triunfo del salmista. Si fuera un monarca judío preexílico deberíamos fechar este salmo antes del 587 a.C. con las dificultades que esa datación implica. Si el salmo es posterior, ese rey debería ser un monarca pagano (persa), que actúa como garante de la vida y religión de los judíos, en un contexto cercano al de Esdras-Nehemías.

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