Tiene la Navidad siete enemigos... No nos quitarán la Navidad

Nos quisieron quitar la Navidad en otro tiempo faraones y tiranos que de formas diferentes oprimían y mataba a los niños, para mantener de esa manera su poder sobre el desierto de los pueblos.
Quieren destruir la Navidad los nuevos poderes de muerte, que dominan sobre el mundo con el látigo del miedo (del no hay remedio) imponiendo su nueva violencia, hecha igualmente de mentiras y de muerte.
Nosotros mismos queremos suprimirla muchas veces, cerrando la puerta a la vida, a la luz de la esperanza, al Dios que nace en nuestra propia entraña. Preferimos ser silencio, que no nazca en nosotros la Palabra de la Vida.
Pero no lograron suprimirla los antiguos, ni lo lograrán los nuevos (ni nosotros mismos), porque nació una vez y nacerá de nuevo el Niño de Dios, aquel que se deja amar y que suscita con su amor de infante la esperanza de la Vida, al otro lado de esa Puerta en la Roca (Atxular Atea), que se abre hacia el valle de la vida, al otro lado.
Con esta certeza he querido empezar a felicitaros una vez más la Navidad, diciendo que sus siete enemigos no podrán impedir el nacimiento del Dios Niño.
1. Intentó suprimirla el Faraón de Egipto, en el siglo XII a. C.
No quería que nacieran más hebreos, hombres de una raza y tradición de libertad, insumisos a su imperio. Por eso mandó que los mataran antes de nacer o los echaran después a las corrientes del Gran Río. Pero hubo una mujer que se enfrentó y que conservó a su niño mientras pudo, dejándolo después en un arca flotante sobre el agua para que lo viera algún egipcio y tuviera compasión.
Lo vio la hija del Rey y lo cuidó en su casa. Ésta fue la Primera Navidad de la historia israelita. Por eso, cuando los cristianos celebramos el Nacimiento de Jesús, recordamos a Moisés, liberador de los hebreos, sabiendo que aquel Faraón no pudo destruir la Vida. Por eso, Moisés, el liberado de las aguas, la celebra todavía con nosotros.
2. Quiso suprimirla también el rey Acab de Jerusalén, el año 733 a. C.
Rechazó el signo del profeta, no quería que nacieran más niños en la ciudad sitiada. Sólo quería y buscaba soldados capaces de empuñar las armas y matar a los contrarios, destruyendo así la Navidad. Pero Isaías se elevó sobre la gran muralla y dijo: «¿No te cansas de oponerte a Dios? A pesar de que tú eres sólo un rey muerte, Dios te ofrece una señal de Vida: La muchacha está encinta y dará a luz en medio de la guerra y llamara a su Hijo Emmanuel, Dios con nosotros, y lo educará para que sea Dios de libertad».
Ésta fue la Segunda Navidad en el centro de la historia israelita. Nació el Emmanuel de Jerusalén, siervo de Dios y profeta de su pueblo, y los judíos conservaron y conservan su esperanza de Navidad, a pesar de la violencia de muchos de sus reyes, como dice el libro de Isaías, a pesar de violencia y la persecución de otros muchos imperios y reyes que han querido suprimirlos..
3. Quiso matar la Navidad el rey Herodes de Judeea, el año 6. a. C.
Nació aquel año Jesús, Yoshua el Nazareo, y el rey Herodes, a quien visitaron los magos de oriente para informarse de suceso, intentó matarle. No quería Navidad, sino reinar él sólo y para siempre sobre un desierto de muerte, amparado por el poder de roma. Para asegurar ese reinado y tener la certeza de que había aniquilado al Mesías, mató a los inocentes de Belén y de su entorno, viniendo a convertirse así en rey sin niños, sobre un mundo de poder, carente de esperanza.
Pero Dios protegió al Niño, y José y María pudieran sacarle escondido de la tierra baldía de Herodes. Aquel rey violento, lo mismo que el Cesar de Roma, sólo querían celebrar su nacimiento. Pero Dios mantuvo su promesa, de manera que la Navidad de Hijo pudo y puede celebrarse todavía como fuente de esperanza en todo el mundo.
4. Quieren suprimir la Navidad los poderes "reales" de un mundo que no es Dios, este año 2013/2014 d. C.
Quieren suprimirla aquellos que convierten la tierra en territorio de puro consumo y violencia, al servicio de unos privilegiados, mientras cada día mueren más de 30.000 niños, unos sin haber visto la luz, otros muchos por violencia, por hambre o por guerra. Esos niños sin Navidad, como los hebreos de Egipto, los israelitas del tiempo de Acaz o los betlemitas del tiempo de Herodes, están en el corazón de Dios; por eso los debemos recordar en estas fiestas.
A pesar de todos los poderes de violencia, Dios ha querido y quiere que nazcan y sean acogidos muchos niños. Con ellos y por ellos celebramos otra vez la Navidad de Dios, pasando con él la puerta de la esperanza, Atxular Atea, que en mi imaginación de niño formaba parte del gran Belén de la montaña del Gorbea.
5. Quieren suprimir la Navidad muchos que sólo piensan estos días en su Capital, que no piensa en los niños.
Hablan de Navidad, encienden luces en las calles y proclaman la bienaventuranza del consumo, puro consumo, pura luz externa, para que siga dominando sobre el mundo, el puro Capital manejado por algunos al servicio de sus intereses, en contra de la vida de los niños. Hablan de Navidad, pero mienten, pues no les interesa la Vida, sino sólo su dominio de muerte.
A pesar de ellos podremos celebrar la Navidad, una Navidad “contestataria”, contra el Faraón y Herodes, contra aquellos que sólo se interesan por su poder de muerte… Queremos una navidad que sea fiesta de Vida, del Niño Dios, de todos los niños del mundo, que puedan abrir los ojos a la luz del Cariño y la Palabra, a la Esperanza del Amor, atravesando las puertas de la muerte.
6. Quieren suprimir la Navidad muchos “hombres de Iglesia”, que hablan de Dios, pero no abren una puerta de esperanza para los niños reales.
Hablan de Navidad, pero defienden su poder de muerte… Por eso queremos recordar una vez que es necesaria la Navidad en la Iglesia y de la Iglesia, la Navidad como fiesta de comunión y nacimiento de aquellos que celebran con Dios el nacimiento de la Vida, con Jesús y por Jesús. La fiesta de aquellos que no buscan más poder que el despliegue gozoso de la Vida Universal, en transparencia luminosa.
Muchos en la Iglesia parecen apegados a su roca de poder, a su gran piedra cuadrada, hecha de silencios y de imposiciones… Siguen resistiendo en su Caverna, diciendo que hay mundos de luz, pero sin salir de su cueva, sin pasar la puerta de la libertad. A pesar de ello, una vez más nos atrevemos a proclamar la fiesta de la Navidad… Abrir la puerta en la roca, pasar por ella, todos trasparentes, en amor hecho de justicia y esperanza.
7. Yo mismo quiero impedir la Navidad
Quiero impedirla porque tengo en el fondo de mi vida una puerta cerrada, que a nadie he querido abrir, que con nadie he querido compartir, de manera que el Hijo de Dios no ha podido nacer en esa cueva secreta y dura de mis incoherencias y mis odios, de mis egoísmos y mentiras.
No nos quitarán la Navidad, a pesar de los faraones y los reyes impíos como Acaz o como Herodes. No nos quitarán la Navidad, a pesar de que la sociedad de consumo y un tipo de capitalismo sigue queriendo que varias decenas de niños se mueran cada día para que nosotros podamos celebrar la anti-navidad del olvido y el desinterés, del silencio y del consumo. No nos quitarán la Navidad, si nos comprometemos a mantenerla y celebrarla, una vez más, este año 20013/2014, y si vivimos para que vivan los niños, abriendo para ellos y con ellos una puerta de esperanza en nuestra propia vida, personal y social, con la Iglesia entera, como esa Puerta de Esperanza de Atxular (Atxular Atea) en la dura roca de mi pueblo, Orozko.
Con este deseo, Mabel y yo queremos felicitaros a todos vosotros, lectores de este blog, y en especial a los hermanos, parientes y amigos de siempre y de mañana Queremos que mantengáis abierto con nosotros ese pasadizo de esperanza, para todos los niños, para todos los seres humanos, en un camino que va dirigiéndose a la Vida.
Mabel y Xabier
22 del XII del 2013
San Morales