Textos sobre menstruación y religión. Judaísmo y cristianismo

De un modo o de otro, casi todas las culturas han vinculado la menstruación a un tipo de experiencia o ritualidad religiosa, por su relación que ella parece tener con la muerte (sangre) y con la vida (proceso generador), como ha visto de forma impresionante la cultura mexica (de la que hablaré quizá mañana). Hoy quiero presentar algunos textos y contactos propios de la tradición judeo-cristiana.
1. Menstruación y religión en general.
1. Kathleen O'Grady, Universidad de Calgary, Alberta, Canada; e Ida Sitompul, Universidad Purdue, Indiana, U.S.A.; y otros mantuvieron correspondencia sobre las posturas de la Biblia y el Corán con relación a la menstruación en la sección de Noticias de esta página web: http://www.mum.org/relespan.htm
Se pueden leer sus intercambios de opinión abajo, además de otros, y leer una transcripción de Levítico 15 del Viejo Testamento y versículos de Mateo, Marcos y Lucas del Nuevo Testamento de la Biblia.Al final de esta página se encuentran las más recientes adiciones; la colaboración más antigua está justo abajo, en la parte superior de esta página (Presentación del portal).
El portal es muy rico y ofrece muchas conexiones y datos significativos. Hay una serie de testimonio e intervenciones en castellano, donde se citan algunos de los textos más significativos sobre religión y menstruación.
2. Leyes judías relacionadas con la menstruación: Laws Related to Menstruation (http://www.webshas. org/ishus/niddah.htm). Se pueden encontrar aquí gran parte de los textos que Aparecen en el apartado Nidá (Sobre la Mujer Menstruante), de la Misná, orden 6º (Sobre las purezas). Hay edición castellana de la Misná, realizada por Carlos del Valle, Misná, Sígueme, Salamanca 2002. Las páginas en cuestión son 1347-1370. Puede leerse también todo el Orden Nashim, sobre las mujeres o lo relacionado con las cuñadas (Yebamolt), pag 441-492 (centrado en las leyes matrimoniales… en la obligación que tenía el hermano de casarse con la cuñada sin hijos, para dejar descendencia a su hermano muerto)
3. Una lectura judía actual del tema en E. Katz, http://www.hagshama. org.il/es/recursos/view.asp?id=1503, donde sitúa la temática del judaísmo clásico… Para “consuelo” de cristianos, que quisieran criticar al judaísmo, por “normas” antiguas, ya superadas en la actualidad por los judíos liberales, cita estos casos que deberían documentarse, pero que dejó ahí:
«Santo Tomás, siguiendo a Aristóteles, entiende a la mujer como "algo defectuoso", "imbecillitas", "abortado", un proyecto de varón frustrado, falto de cualidades, razón que le impide entre otras cosas ejercer el sacerdocio.
Y más interesante aún observar las palabras del Concilio de Nicea que afirma: "Las mujeres cristianas deben abstenerse de entrar en la casa de Dios o en los templos durante el período de menstruación". Esta misma observación la encontramos en el I Concilio de Constantinopla, que prohibía bautizarse durante la menstruación. El Canon II del Concilio de Trullo de 692 prohíbe a la mujer acercarse al altar y comulgar en estas circunstancias. Parecería ser que ciertas costumbres y creencias desarrolladas a principios del período cristiano, encuentran su camino desde y hacia el caraísmo y de él también hacia el judaísmo popular.
¡Qué fuerte puede ser la fuerza de la tradición oral y qué errada cuando se desconoce su fuente! Las costumbres falsas que circulan como verdaderas, no son exclusivas a lo relacionado a la mujer. Sin embargo, aquí se ven con claridad, ya que el tema está cargado por años de prejuicios y supersticiones, pautados por una cultura machista, e influidos por tradiciones populares propias y ajenas que le otorgaron a la menstruación un poder casi mágico, generalmente
1. Reflexión de X. Pikaza
Ciertamente, el cristianismo histórico ha sido y sigue siendo patriarcalista e incluso machista, no hace falta decirlo. Pero en el centro del Mensaje de Jesús, en el Sermón de la Montaña, no hay nada especial para varones y mujeres, sino que todo es común para todos.
(1) Dentro del Sermón de la Montaña o de los textos con él emparen¬tados, Jesús no ha distinguido las funciones de varones y mujeres. Este no es un dato accidental, detalle del que luego pueda prescindirse. Los textos morales de aquel tiempo (de judíos, estoicos, incluso las tablas de deberes domésticos de la iglesia postpaulina: Col 3,18-4,1: Ef 5,22-6,9; 1 Ped 3,1-7 etc.), están llenos de mandatos propios de varones y mandatos de mujeres. De esa forma ofrecen tablas de preceptos familiares donde todo está reglamentado para el varón y la mujer (especialmente para la mujer) Pues bien, en contra de eso, sorprendente y luminoso, es evangélico y creador, el hecho de que Jesús ignore (o no postule) tales distinciones A su juicio no existe una segunda moral específicamente de mujeres, propia y exclusiva para ellas sino que hay una misma para todos, varones y mujeres. En otras palabras, dentro del Evangelio resulta impensable, carece de sentido, un texto tan fundamental como el orden tercero de la Misná (Nashim) que trata básicamente de las mujeres, ni el apartado Nidá (que hemos citado ya) sobre las mujeres menstruantes. En ese plano “no hay hombre ni mujer”, sino persona humana en Cristo o en el Dios creador (cf. Gal 3, 28 y Gen 1, 27)
(2) La exigencia moral del sermón de la montaña no es un apéndice accidental o tardío que se deba añadir a una vida eclesial ya formada donde se hallan prefijados los deberes de varones y mujeres. Con su llamada creadora de reino (de gratuidad, perdón, renuncia a la violencia, vida compartida...), Jesús está ofreciendo las bases de la nueva humanidad; está suscitando aquello que pudiéramos llamar la nueva creación, donde no existen ya varones y mujeres como distin¬tos ante Dios sino personas abiertas para el reino. Para los cristianos, las funciones del varón y la mujer, en cuanto seres personales, han de entenderse y formularse preci¬samente a partir del sermón de la montaña. Pues bien, en este plano, conforme al evangelio no se puede hablar de ninguna distinción entre el varón y la mujer .Ambos son iguales desde el reino y para el reino. Todo intento de crear dos moralidades o de justificar la superioridad del varón, reservando para él funciones personales, cristianas, especiales cuyo acceso está vedado a las mujeres me parece contrario al evangelio: es un retorno más atrás del Sermón de la Montaña.
(3) A pesar de ello, la historia cristiana, desde tiempos muy antiguos ha introducido también normas de separación y segregación entre varones y mujeres, de manera que en el fondo ha seguido imponiéndose en las iglesias una mentalidad muy parecida a la que está legislada en la Misná del judaísmo. Por otro lado, gran parte del judaísmo actual ha interpretado las antiguas normas de separación por sexo y género como elemento de un tiempo y cultura que haya sido superado. Por otra parte, las tradiciones “puristas” y de separación de un tipo de judaísmo clásico han sido reinterpretadas por la historia judía, especialmente en la actualidad. En esa línea, gran parte del judaísmo actual está a favor de la liberación de la mujer, de su igualdad total con el hombre. Algunas de las feministas más importantes de la actualidad (en el plano religioso y social) son judías.
Cf. http://www.jeremiahproject.com/ prophecy/feminist.html; http://www.allbookstores. com/Religion/Bible/General/Bible_ And_Feminism.html; http://www.google.es/search?q=Bible +and+Feminism&hl=es&start=10&sa=N
Bibliografía breve.
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(http://216.239.59.104/search?q=cache:oDiezXs3awgJ:www.13chema.es /Documentos/PagolaJES%C3%9ASyla%2520MUJER. doc+Misn%C3%A1,+menstruaci%C3%B3n&hl =es&ct=clnk&cd=3&gl=es
X. Pikaza, Las mujeres en el evangelio de Marcos (http://www.unican.es/NR/
rdonlyres/63D6CF9E-8224-4045-9892-B39ABF80EABF/0/3 LasMujeresenelEvangeliodeMarcos ProfXPikaza.pdf
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