Último Secreto: Clonar a Cristo (El mayor éxito editorial de Portugal)

Es evidente que Cristo vende. Pienso que esta obra se traducirá y publicará pronto en castellano, y será entonces la ocasión de presentarla mejor. Pero ya desde aquí quiero ofrecer una valoración de su tema de fondo y de su argumento, con algunas anotaciones críticas.
Se trata de un thriller, tejido de un modo inteligente y ágil, en torno al posible descubrimiento del ADN de Jesús, a quien un grupo de científicos judíos (y cristianos o agnósticos) han querido “clonar”, para que él mismo retome, concluya y ratifique en este año 2011/2012 la tarea interrumpida por su muerte en Cruz, el 30 d.C., viniendo de nuevo a la tierra, para oponerse así a los grandes males que la amenazan y que ponen en riesgo la misma pervivencia de la humanidad.
Entre esos problemas están la guerra inminente judeo-palestina, con la amenaza atómica y los grandes problemas financieros de la actualidad. No hay poder que hoy “pueda” resolverlos. Por eso es necesario que “vuelva” Cristo, un Cristo clonado, que se oponga a la mentira de las grandes iglesias y a la perversión de la política actual.
En la trama de la “vuelta” de Cristo (entre los que están a favor y en contra de clonarlo) destaca la tarea de un historiador portugués, que se enamora de una bellísima agente de la policía italiana, embarcándose en un viaje rapidísimo, que empieza en Roma y culmina (pasando por Dublín y Bulgaria) en Jerusalén y Nazaret, donde un investigador judío está a punto de clonar a Jesús, que sería el único que podría resolver el problema de la historia humana (en línea verdaderamente judía y verdaderamente cristiana)
No puedo evocar, ni de lejos, el argumento de esa rapidísima novela… Pero puedo y quiero resumir algunos de sus rasgos, pues ellos nos ayudan a situar el tema de la “presencia imposible” y sin embargo necesaria de Jesús en nuestro tiempo.
(PD: No se confunda está novela con otra del mismo título, pero menos valiosa, en clave cultural y religiosa: Lynn Sholes y Joe Moore: EL ÚLTIMO SECRETO, Factoría de las Ideas, Barcelona).
1. Tema de fondo, en la línea de Dan Brown, El Código da Vinci (2003).
Desde su aparición, y a pesar de sus defectos e inexactitudes históricas, la obra de Dan Brown ha marcado la imaginación de muchos que han querido recuperar de una manera laica (y mundana) la vida de Jesús, dejando a un lado el aspecto radical de su mensaje (anuncio de Reino, crítica social). Muchos han buscado de esa forma un Cristo light, que no moleste, que no nos exija entrar en dimensiones nuevas de la vida (¡estamos bien en lo que estamos!), sino que ratifique y confirme algunas obviedades de la cultura de masas: Un cierto aspecto femenino de la vida, una historia de “misterios” (vinculados con el Santo Grial y los templarios…), para desembocar en un Jesús made in USA, que puede nacer y nacerá de nuevo (se supone) por la unión de los protagonistas del relato que, tras superar grandes crisis y caminos iniciáticos, venciendo conjuras y superando peligros de muerte, podrán unirse de forma que por ellos nacerá por fin (en el tercer milenio) el Cristo Humano, que es simplemente el resultado de la unión de un hombre y una mujer, un tema eterno, pero en sí mismo banal.
Si Jesús sólo sirve para ratificar el carácter masculino/femenino de Dios y su “presencia” en la genealogía de la humanidad no nos hace falta, pues no aporta nada. La novedad de Jesús no está en su biología (o su genética), sino en el hecho de que él aparece ante la conciencia de los cristianos como “mutación” antropológica, ratificada por la experiencia de la resurrección.
La nueva obra de J. R. dos Santos se inscribe en la línea de Dan Brown, pero con unos elementos nuevos, con más precisión histórica y con discursos teóricos más largos, pero también con rapidez narrativa y suspense, para situarnos ante la posible clonación de Jesús. Su argumento no es ya el “despliegue” de un semen que proviene de Jesús y de María Magdalena, a través de una serie genealógica de hijos (y de sociedades secretas), para que surja ahora, a principios del 2000, el nuevo Cristo Franco-Americano, sino el descubrimiento del ADN de Jesús, conservado en su sepulcro de Jerusalén, que puede ser activado (se espera) en un laboratorio de Nazaret, el lugar donde nuevamente nacerá el mismo Jesús (no otro) para solucionar así (ahora sí) los problemas de la historia actual humana. Nos hace falta Jesús para resolver los problemas del Medio Oriente (y del mundo entero) y Jesús vendrá, se promete en esta obra, el mismo de otro tiempo, un Cristo clonado científicamente.
2. El Jesús real contra el Cristo manipulado de las Iglesias.
Quizá el rasgo más saliente de la obra de R. dos Santos es la crítica durísima, implacable, sin ningún tipo de humor, contra un tipo de dogma “eclesiástico” de Jesús, a quien los cristianos parecen haber convertido pronto en Dios sobrehumano para olvidarse de esa forma de los problemas concretos de la historia (a los que Jesús había querido responder). El protagonista de la obra, un fino historiador portugués, a quien se presenta como Profesor Noronha, va criticando uno por uno los “dogmas” de la Iglesia, que ha inventado un Cristo Divino, para consolar de esa manera a las almas simples y para ejercer su “dictadura” sobre las conciencias. R. dos Anjos “sabe” muchas cosas, y en un sentido casi todos sus argumentos (expuestos a través del Profesor Noronha) tienen una parte de verdad (es decir, un valor), al menos en un primer plano, aunque no lo tengan en sentido profundo:
(a) La fijación oficial del Canon Bíblico está vinculada al triunfo político de Constantino, que quiso “divinizar” a Jesús, para apoyar de esa manea el carácter divino de su imperio, en una línea que ha sido mantenida por las iglesias oficiales, que en el fondo se defienden y justifican a sí mismas diciendo que se apoyan en un Jesús divino.
(b) Jesús no ha sido cristiano, sino un judío apocalíptico, que proclamó la llegada del fin de los tiempos y quiso transformar con su mensaje y su vida la vida de los hombres y mujeres de su tiempo, siendo crucificado por ello. En ese sentido, la herencia verdadera de Jesús no es una Iglesia (unas iglesias), ni es un sistema político sacralizado, sino una esperanza de transformación de la humanidad.
(c) No es seguro que Jesús haya resucitado físicamente de los muertos, sino que sus restos pueden haberse conservado en las famosas tumbas de Talpiot, junto a Jerusalén, al lado de los restos de sus familiares: Su esposa (María Magdalena), su madre (María), alguno de sus hijos… Desde ese fondo se puede hablar de una posible “clonación” de Jesús, que no puede interpretarse ya como resurrección en el sentido tradicional cristiano, sino como una vuelta real, histórica, de Jesús, que vuelve (nace de nuevo) para realizar su obra en nuestro tiempo.
3. Pero los argumentos de R. dos Santos no son convincentes,
o, al menos, no pueden probarse de un modo seguro. Ciertamente, él es un ilustrado, un hombre que ha leído y conoce parte de la investigación moderna sobre la vida de Jesús. Pero sus argumentos, presentados en forma novelada, a través del famoso profesor Noronha no pueden sostenerse sin más:
(a) La fijación del canon y dogma cristiano no ha sido algo propio de Constantino, en el siglo IV, aunque su intervención ha supuesto un gran cambio en la Iglesia, hasta el día de hoy. Pero no ha sido Constantino quien ha fijado el canon de la Escritura (como el P. Noronha acepta implícitamente), sino que las grandes iglesias cristianas lo aceptaron y fijaron, con pequeñas variantes, a finales del siglo II d. C., para expresar así la unidad de su fe (no por estrategias de poder). Por otra parte, no fue Constantino quien impuso el dogma de la divinidad de Cristo (a pesar de la importancia que él tuvo en el Concilio de Nicea: 325 d. C.), pues los textos tardíos del NT (a finales del siglo I d.C.) afirman implícitamente que Jesús es divino. Más aún, el gran dogma cristiano (con la estructura episcopal de las iglesias) se expresa y ratifica ya en el siglo II d.C., por razones vinculadas al mismo despliegue de la conciencia de la iglesia, y no por presiones políticas.
b) Ciertamente, Jesús ha sido un judío apocalíptico, pero no se ha limitado a proclamar el fin del mundo, sino que ha sido también (y de un modo muy intenso) un maestro de moral, alguien que ha enseñado a los hombres y mujeres a vivir en perdón y gratuidad, buscando e instaurando el Reino de Dios. En esa línea, el aspecto más importante de su vida (su mayor aportación) ha sido el hecho de que él ha creado una comunidad de compañeros y seguidores a quienes ha ofrecido la tarea de instaurar el Reino.
c) La resurrección de Jesús no puede interpretarse en forma puramente física (ni tampoco de un modo espiritualista). Los historiadores discuten sobre el sentido biológico (o humano, más profundo) de la tumba vacía, y muchos afirman que Jesús “quedó físicamente en la tumba”, pero resucitando de un modo distinto, haciéndose presente como Vida (revelación) de Dios en la vida de sus seguidores. En contra de lo que ha dicho cierta propaganda mediática, no existe casi ninguna posibilidad de que los restos de la tumba de Talpiot pertenezcan a la familia de Jesús (y aunque pertenecieran ello no cambiaria la fe de los cristianos).
4. Actualizar a Jesús, tres modelos.
El problema clave que está al fondo de la novela de R. dos Santos es la forma de “actualizar” a Jesús, esto es, de lograr que él siga presente y actúe en nuestro mundo. En ese contexto, incluyendo de nuevo la novela de Dan Brown, podemos hablar de tres formas de pervivencia o influjo de Jesús:
a) Iglesia cristiana, modelo de resurrección. Desde el principio, los cristianos afirman que Jesús está presente en la vida de los cristianos (y en el mundo) porque Dios le ha resucitado, haciéndole Cristo y Señor de la historia (a través de una radical mutación antropológica). La Iglesia no ha “dicho” que Jesús es “divino” (que ha resucitado) para olvidarse de su programa mesiánico y de su tarea de reconciliación, sino precisamente para ratificar ese programa, para expandir su “mutación” al conjunto de la humanidad.
Sin duda, la opción de la Iglesia puede tener y tiene defectos (a veces se ha buscado a sí misma en vez de dar testimonio de Jesús y de extender su “mutación”), pero en el fondo todo lo que ella ha pensado y ha dicho tiene una finalidad: Que se conserve y extienda el mensaje y tarea de Jesús de Nazaret, que él sigue vivo en la vida de los hombres. La Iglesia no ha proclamado la resurrección de Jesús, ni ha dicho que es “divino” para olvidarse después de su historia (de su aportación radical), sino para actualizarla mejor.
b) El modelo de Dan Brown banaliza el mensaje y proyecto de Jesús, interpretando su presencia en línea de transmisión biológica (Santo Grial, Sangre Santa, Semen mesiánico). La herencia de Jesús tendría que entenderse por tanto en forma genealógica y su mensaje se reduciría en el fondo al hecho de expresar y perpetuar el sentido de la unión sagrada de lo masculino y femenino, del hombre y la mujer. En esas condiciones (sin apelar a su mensaje de fondo), una transmisión biológica del “semen” o herencia de Jesús a través de María Magdalena y de la línea genealógica de sus hijos, hasta el siglo XXI, no se distinguiría de la transmisión de ningún otro semen de vida en la historia de los hombres. Un “bonito” argumento de ocultación y manifestaciones del “semen” de Jesús, a través de María Magdalena, para decir, al final, que no hay nada, que todo es lo mismo que aquello que pasa en cualquier “matrimonio”, que es siempre sagrado (en la línea del sagrado femenino).
c) El modelo de José R. dos Santos materializa biológicamente la herencia de Jesús. No admite la resurrección personal de Jesús, ni su presencia a través de la Iglesia (pues ella habría desvirtuado su mensaje y su figura). No cree en el fondo que la “mutación” de Jesús se puede extender a través de sus “discípulos”, los llamados “cristianos”, sino que quiere que surja de nuevo el mismo Jesús (repetido una y otra vez), y eso se vuelve ahora posible por duplicación, es decir, creando nuevos “clones” del mesías, el hombre mesiánico.
Esos clones, renacidos del mismo ADN de Jesús, a los que la ciencia podría dar vida ya pronto, actualizarían su figura y realización su obra en nuestro tiempo.
Éste sería el “último segredo”: Cristo va a nacer en el siglo XXI, él mismo, no otra persona, por obra de la ciencia (clonación), con la ayuda de un historiador (Noronha) que conoce bien lo que quiso y lo que hizo Jesús en otro tiempo, como judío apocalíptico y pacificador universal. De esa forma espera que Jesús realice ahora lo que no logró en su tiempo: Conseguir la pacificación universal, evitar la guerra de judíos y musulmanes, el último “conflicto armado” (Quiero recordar que el Jesús histórico no “pudo” evitar la gran guerra del 66-70, pocos años después de su muerte, entre judíos y romanos, pues lo que hizo se sitúa en otro plano).
5. Problemas de fondo de la historia actual y respuesta de Jesús según R. dos Santos.
Su novela tiene aspectos positivos, pues supera una simple visión melodramática del hombre y la mujer que serían en sí buenos y que al final se casan (o pueden casarse) para ofrecer así un happy end clásico (en la línea de Dan Brown). El final no es una boda, sino la posibilidad de clonar a Jesús, ofreciendo así esperanza de futuro a nuestra historia carente de esperanza, pues sólo él (Jesús) puede abrir un camino (mítico) de paz en la historia. Desde ese fondo pueden entenderse los protagonistas del relato, divididos en amigos y enemigos de Jesús:
a) Los amigos buenos son historiadores y científicos (un portugués de fondo cristiano, un judío universal), que buscan la paz de todo el mundo (superando el riesgo de destrucción actual) y que en el fondo creen que sería importante clonar a Cristo, para que retomara su tarea originaria, judía y cristiana. R. dos Santos supone que estamos en un momento dramático; la historia de la humanidad puede estallar en guerras y cataclismos sin fin (con el fin de la humanidad)… Por eso es necesario un nuevo comienzo, como el de Jesús, un hombre apocalíptico que anuncie la ruina inminente (si no cambiamos), un hombre mesiánico que ofrezca y abra un camino de esperanza (si le escuchamos y aceptamos).
b) Los enemigos malos están representados por un tipo de judaísmo nacionalista cerrado (que sólo busca su seguridad) y por una iglesia “dogmática”, vinculada de hecho a un tipo de sectas de poder, que temen la vuelta de Jesús (que intentan impedir por todos los medios su venida). Como representante de ese cristianismo dogmático (mala iglesia del poder) no aparece un obispo o cardenal de Roma, sino una bellísima activista infiltrada en la policía italiana, que quiere seducir al buen protagonista portugués, pero que al fin termina en la cárcel. Como representante del judaísmo “sicario” esta el gran policía de Jerusalén (¡no el Estado de Israel!) y un implacable celota, una máquina de matar, entrenada para impedir la vuelta de Jesús.
c) Y en el fondo de todo, como homenaje a la historia de miles de cristianos buenos, aparece en la novela la figura de la madre del Profesor Noronha, una portuguesa que cree y que ama, al modo antiguo, pero con gran humanidad. Ella representa el lado bueno, cordial, positivo, de un cristianismo que sigue siendo necesario, como expresión de fe (confianza en la vida), pues sin fe y sin bondad humana la historia se destruye. De esa forma, al final de la historia, R. dos Santos eleva un homenaje a las buenas cristianas que (como la Virgen María) han sostenido con su fe amorosa la vida de los pueblos.
Ésta es la trama de la obra que termina en un anticlímax narrativo, que deja la solución del nudo argumental en manos de los mismos lectores. Los malos judíos perecen, la mala cristiana acaba en la cárcel, mientras que el ADN de Jesús guardado en dos famosas universidades, para que pueda clonarse en el momento conveniente, bajo la custodia del buen judío y del historiador clarividente de Portugal.
La obra de J. R. dos Santos aparece así como una parábola, que puede ayudarnos a situar la investigación de la historia de Jesús, con lo que ello puede suponer (y supone) para nuestro tiempo. Ella ofrece buenos valores narrativos, pero esconde, de una forma mítica, el problema principal: El verdadero ADN de Jesús no es una posible masa genética, que en sí misma resultaría “neutral” (pues la “divinidad” de Jesús y su mensaje no se transmiten por clonación), sino su mensaje de Reino, el testimonio de su vida. La solución a la crisis de violencia del mundo actual no es “clonar” Jesús, para que vuelva y resuelva (desde fuera) los problemas que nosotros hemos creado, sino que nosotros nos “convirtamos”, es decir, aceptemos la herencia de Jesús (lo que la Iglesia llama su resurrección)
Un Jesús clonado genéticamente (si ello fuera posible) no sería el mismo Cristo, Hijo de Dios, de los cristianos, sino otra persona muy distinta. Lo que se puede clonar es un material genético, no una persona, no una identidad específica.
En clave personal (humana y cristiana), la verdadera historia no avanza ya por división (fecundación) genética o por clonación (en la línea de una selección natural), sino por testimonio personal y educación... y en el caso cristiano por la predicación de los creyentes, es decir, por fe en el mensaje y en la vida (resurrección) de Jesús. Desde ese fondo quiero volver a los problemas que suscita la investigación de la vida de Jesús. Es aquí y no en su posible semen (línea Dan Brown) o ADN (línea R. dos Santos) donde se encuentra el “problema” del cristianismo.