Ser madre, ser padre de (en) Dios. El gran Adviento

De un modo indirecto, he venido tratando estos días del gran “oficio” de la vida: ser padre y madre, de un modo “responsable” y creador, abriendo una esperanza más honda de futuro, es decir, de hijos que vivan en concordia y libertad, abriendo así un camino de Dios sobre la tierra, en forma de historia. Recuperamos de esa forma las dos grandes promesas patriarcales (matriarcales): tierra y descendencia. (a) Vivir en una tierra “nuestra”, de libertad y de concordia, de gozo y de riqueza compartida, como quieren muchos “ecologistas” cristianos. (b) Legar nuestro “nombre” (nuestra experiencia y tarea humana) a unos hijos que sigan encendiendo la antorcha de la vida de Dios sobre la tierra, hasta que el mismo Dios se revele del todo, de manera que llegue el cumplimiento de todas las promesas. Ésta es la experiencia y tarea del adviento, con una línea y colores que nosotros, los cristianos, retomamos de la historia de Israel y compartimos con todos los hombres y mujeres de la tierra. Feliz Adviento a todos, en ese domingo de esperanza (Imagen: Versión del ángelus de Millet de S. Dalí).

Introducción

Estamos en adviento. Nuestros patronos son Abraham (el de las promesas de la tierra y descendencia) e Isaías (el profeta de la paz final, de la concordia del lobo y el cabrito). Estamos en adviento, nuestras figuras son Adán y Eva: ser padres, ser madres, en un gesto de generosidad creadora (sin pecado). Estamos en adviento: es un buen momento para retomar las esperanzas primordiales, para dar gracias al Dios de la vida y para asumirla y recrearla, sin miedo, volviendo a las grandes utopías y a las pequeñas exigencias de la fidelidad concreta a los principios de la vida.
En este fondo he querido retomar los motivos básicos de algunas intervenciones y comentarios de los días pasados que han podido pasar inadvertidos o menos destacados.

El testimonio de una madre.

[ Una mujer que se presenta como simplemente como “madre” ha ofrecido un largo comentario al “post” del 2 del XII (¿Podía haber nacido Jesús de una familia normal: J Ratzinger y J. Silva). Su texto, demasiado largo, no fue recogido en su totalidad. Por eso lo recojo le repito ahora. Lo que sigue es suyo]:

La verdad, me marea tanto debate teológico, que por otra parte considero bueno y positivo en una iglesia plural. Sin embargo, no es tan difícil comprender. Yo solo tengo conocimientos básicos de teología, pero me encuentro como pez en el agua cuando hago oración con la Palabra de Dios (lectio divina). Y en lo más profundo de mi ser, Jesús es hijo de María y de José, porque, sencillamente, Dios se hizo hombre, hombre como nosotros, de la misma manera que cualquier ser humano: de la íntima y fascinante unión de dos células, un óvulo y un espermatozoide. Y no me produce ningún trauma, porque sé que Jesús es hijo del Amor y del Espíritu que envolvió el ser de María y el ser de José. Además, nuestra Iglesia proclama que Jesús es verdadero hombre y verdadero Dios, por tanto, ¿cómo ser verdadero hombre si no se es concebido según nuestra naturaleza y nuestra biología? Creo que el evangelista Mateo rizó el rizo mucho, para defender y comunicar que Jesús es Hijo de Dios.
Me temo que debió existir un poderoso motivo para teologizar tanto un hecho tan natural como nacer. Quizá alguna comunidad se arrogó el poder de representar a Jesús por vía familiar directa, yo qué se. Lo cierto es que, quienes experimentamos a Cristo resucitado en el diario cotidiano de nuestras vidas, sabemos que es Dios, y es Hombre como nosotros, porque lo sentimos así, y no precisamos más explicaciones. Por otra parte, me da muchísima pena José, a quien se le ha negado durante siglos su honra y orgullo de ser el padre de Jesús, con lo que tuvo que sufrir aquél sencillo judío al sentir que su hijo se le iba de las manos y era un auténtico rebelde, que se jugó la vida por los demás hasta perderla; en aquél tiempo de Galilea debió ser un hecho dolorosísimo para el buen padre José, a quien los evangelistas no hacen justicia, si acaso Marcos, que pasó del tema, y Juan, el único tan alejado en el tiempo real de Jesús que ya no tuvo que defender a capa y espada que Jesús era Hijo de Dios,
Porque aquel acto de fe ya estaba superado por las comunidades a las que se dirigía. Reivindico la paternidad de José, como madre y mujer que soy, y la maternidad de María, natural y femenina; como lo fue la mía, y la de cualquier pareja que engendra a sus hijos con amor, ilusión y esperanza. Y comprendo a San Agustín y su idea del pecado original, que hay que desterrar ya de nuestras creencias, porque un hombre tan promiscuo y golfante como él tuvo que sentir un poquito de asco al recordar sus aventuras sexuales después de su conversión, en aquel tiempo tan antiguo.
Ahora que conocemos el genoma humano, y que el acto sexual no es pecado. Y animo desde aquí a Pikaza y los demás a que nos informéis sobre qué pudo pasar en las comunidades cristianas primitivas, para que adquiriese importancia vital la necesidad de Mateo de decir que María concibió sin varón y de que José no tuvo nada que ver con la filiación natural de Jesús. Ansío conocer más. Y no olvidemos la exclamación de Jesús: Gracias, Padre, porque das a conocer estas cosas a los sencillos. Vamos a pensar con lo más sencillo y vital que tenemos: el sentido común, que nunca debe estar reñido con la fe.

[Todo lo anterior es de la madre. Puedo retomar mañana o pasado el tema, indicando algunos motivos que han llevado a Mateo a plantear expresamente la “función creyente” más que biológica de José en el nacimiento de Jesús].

Francisco Javier Gelpi Paz. Lucas y la Inmaculada (08 XII 07)

[Gelpi, amigo y colaborador de este blog, platea este tema]:

En relación a estos temas que estáis tratando desde hace días, me gustaría que se comentase algo sobre este material "exclusivo" del Evangelio de San Lucas y sobre si la Virgen María fue la "fuente de esta información privilegiada", en este caso, ¿por qué sólo la recoge Lucas?. No menos importante me parece tratar el tema de María, en sí misma, ¿por qué ella la elegida? y ¿por qué en ese momento histórico? Gracias.

[Más que la versión de Mateo, como a la madre anterior, le interese la de Lucas, su función de “testigo” en los acontecimientos y relatos de la concepción y nacimiento de Jesús. Es evidente que ella es testigo de la fe de la Iglesia, que se inicia con la encarnación del Mesías divina… Más difícil resulta precisar el valor puramente histórico de su testimonio: si ella habló con Lucas… También de eso hablaré un próximo día. El martes].

Mario Enrique Bruzzone. La coherencia dEl Àngelus.

[[También Mario E. Bruzzone, colaborador del blog, plantea un tema importante: la forma de rezar el ángelus, preciosa oración dialogal, de origen franciscano, que dice así:

V. El Ángel del Señor anunció a María.
R. Y concibió por obra del Espíritu Santo.
Dios te salve, María... Santa María...
V. He aquí la esclava del Señor.
R. Hágase en mí según tu palabra.
Dios te salve, María... Santa María...
V. Y el Verbo se hizo carne.
R. Y habitó entre nosotros.
Dios te salve, María... Santa María...
V. Ruega por nosotros, santa Madre de Dios.
R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Cristo.
Oremos:
Derrama, Señor, tu gracia sobre nosotros, que, por el anuncio del Ángel, hemos conocido la encarnación de tu Hijo, para que lleguemos, por su pasión y su cruz, a la gloria de la resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.
Pues bien, Mario comenta y pregunta]]:

Cuando rezamos el Ángelus decimos:
"el ángel del Señor anunció a María"
y respondemos "y concibió por obra del Espíritu Santo".
Y recién después se hace referencia a la respuesta de María: "aquí está la esclava ...”, “hágase en mí ..."
Es decir, que parecería como si en el Misterio de la "Encarnación del Verbo de Dios", la respuesta de María (mejor dicho su libre aceptación con respecto al papel que le tocaba en ese hecho) no hubiese sido para nada "determinante", cosa que sinceramente me parece un error.
Tal vez algún día se medite sobre eso, y se modifique esa oración, ya que el valor de la libre decisión que adoptó la pequeña y dulce María —con el riesgo que significaba para ella su maternidad de soltera— queda un poco opacado con esa “fórmula” con la que rezamos actualmente.
MARANA-THA

[[Yo le contesté diciendo: Mario, quizá en el Ángelus no hay que absolutizar la secuencia temporal... quizá sus tres momentos han de verse unidos, de manera que el "fiat está inserto en todo lo anterior.Mario Bruzzone, siguió comentando]]:

Mi buen hermano Xabier
Gracias por tu explicación, pero yo me (y te) pregunto, si no resultaría “lo mismo” que en el Ángelus se dijese, "el ángel del Señor le preguntó a María" y que respondiésemos "si aceptaría concebir por obra del Espíritu Santo".
Y te diré que me parece que resultaría mejor, ya que con la "fórmula" que usamos actualmente, más de uno puede interpretar (o suponer) que como "nada hay imposible para Dios", María no tuvo otra posibilidad más que aceptarlo, cosa que es lo que me parece incorrecto.
Incluso te diré algo más.
Reflexionando sobre ese hecho (para mí, el más “misterioso” en la historia de la humanidad) he pensado que incluso resulta posible "imaginar", que antes de María, la pequeña y dulce doncella de Nazareth, hasta pudieron existieron otras niñas en Israel, que ante un "ofrecimiento" similar lo hubiesen rechazado.
Nuevamente, muchas gracias.MARANA THA


Sofía, los temas teológico.

[[Quiero recoger, finalmente, algunos comentarios de Sofia, a la que este blog debe gran parte de su hondura reflexiva… A ella le importan los temas de Biblia y experiencia, pero también los temas de reflexión teológica]].
Xabier, a mí sí que me gustaría que hablaras de Rahner, Ratzinger y Balthasar.
Yo me quedo con la primera idea de Ratzinger, sin enmienda de Balthasar.
Pero una vez enmendado dices que opinemos sobre la conveniencia de que Jesús para ser humanamente "hijo de Dios" fuera huérfano de padre, hijo de mujer maternalmente no casada.
Empiezo poniendo "el Hijo" de Dios, pues si no, carece de sentido plantearse la pregunta. Yo no entiendo el argumento de Balthasar, puesto que Dios no es Padre en el sentido que podía serlo José, como en los mitos griegos, ni Jesús es un semidios. Así que me gustaba el primer Ratzinger, pero aun así, le encuentro mucho sentido al evangelio de Lucas: María aceptando ser madre del Mesías, sin intervencion de varón, me parece que es revolucionario. El patriarca no tiene nada que decidir aquí, sino una simple mujer que acepta la voluntad de Dios. Me gusta creer que aparte de ser un teologúmeno tiene una base real, y que María se vio envuelta en el misterio y expuesta al peligro de ser repudiada, y aceptó sin comprender nada. También creo que para Dios nada hay imposible. Y sin embargo, a la vez, lo veo todo compatible con que, en realidad Jesús fuese finalmente hijo biológico de José -no me gusta, en cambio nada la hipótesis de G. Faus, ni la encuentro necesaria para explicar el relato de Lucas- por muy hijo de José que fuera, sería el Hijo de Dios hecho hombre, aunque los que admiten a José como padre, enseguida rebajan a Jesús la divinidad, y dicen que es exactamente hijo de Dios como tú y como yo, cuando pienso, que si yo lo soy, es por Él y en Él, unida a Jesucristo (sin rollos anselmianos, que conste).
En fin, no creo que se me entienda nada, pero ya lo he soltado.
Gracias a quien sea capaz de leerlo. :)

[[He contestado en parte al tema de la teología de Rahner, von Balthasar y Ratzinger, aunque los temas siguen abiertos… Volveré al tema de José, como he prometido…, tema al que J. Alsina ha dado gran importancia… A los demás colaboradores del blog, que no os he citado aquí: Pilar y Juan, Arco Iris y JMS, Yolanda etc., perdón por no incluir vuestras valiosas reflexiones. Yo tengo mis temas preparados, pero en gran parte me dejo llevar el hilo de vuestras valiosas reflexiones. Buen domingo]].
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