Tras el lectorado y el acolitado, el Papa sigue dando protagonismo a los laicos Francisco instituye el "ministerio laical de Catequista"

Francisco instituye el "ministerio laical de Catequista"
Francisco instituye el "ministerio laical de Catequista"

Firmado este lunes, fiesta de San Juan de Ávila, patrón del clero, Francisco dio un paso más en el progresivo (y necesario) protagonismo de los laicos de la Iglesia con el Motu Proprio ‘Antiquum ministerium’ (Ministerio Antiguo), que recupera este ministerio, “muy antiguo” dentro de la Iglesia

"Muchos catequistas capaces y constantes están al frente de comunidades en diversas regiones y desempeñan una misión  insustituible en la transmisión y profundización de la fe"

“El Espíritu llama  también hoy a hombres y mujeres para que salgan al encuentro de todos los que esperan conocer la  belleza, la bondad y la verdad de la fe cristiana” para “contribuir a la transformación de la sociedad”, con “un valor secular indiscutible”

“Instituyo el ministerio laical de Catequista (…) y ordeno que tenga vigencia de manera firme y estable”. Firmado este lunes, fiesta de San Juan de Ávila, patrón del clero, Francisco dio un paso más en el progresivo (y necesario) protagonismo de los laicos de la Iglesia con el Motu Proprio ‘Antiquum ministerium’ (Ministerio Antiguo), que recupera este ministerio, “muy antiguo” dentro de la Iglesia, como el mismo Papa reconoce al comienzo de su escrito.

 “Los primeros ejemplos se encuentran ya en los escritos del Nuevo Testamento” como “servicio de la enseñanza”, junto a los apóstoles y los profetas, y los que tenían el poder de hacer milagros, curar enfermedades o atender a los necesitados. “¿Acaso son todos apóstoles?, ¿o todos profetas?, ¿o todos maestros?, ¿o todos pueden  hacer milagros?, ¿o tienen todos el carisma de curar enfermedades?, ¿o hablan todos un lenguaje  misterioso?, ¿o todos interpretan esos lenguajes?”, cita Francisco la Carta a los Corintios.

También, al evangelista Lucas, que “parece ser muy consciente de que con sus escritos está proporcionando una forma específica de  enseñanza que permite dar solidez y fuerza a cuantos ya han recibido el Bautismo”.

Amplia forma de ministerialidad

Y es que, explica Bergoglio, desde el comienzo, las comunidades cristianas han demostrado “una amplia forma de  ministerialidad que se ha concretado en el servicio de hombres y mujeres que, obedientes a la  acción del Espíritu Santo, han dedicado su vida a la edificación de la Iglesia”. Distintos carismas, “pero el Espíritu es el mismo”.

Escuela Diocesana de Evangelizadores
Escuela Diocesana de Evangelizadores

“Una mirada a la vida de las  primeras comunidades cristianas que se comprometieron en la difusión y el desarrollo del Evangelio, también hoy insta a la Iglesia a comprender cuáles puedan ser las nuevas expresiones  con las que continúe siendo fiel a la Palabra del Señor para hacer llegar su Evangelio a toda  criatura”, señala el Motu Proprio, que reconoce “lo eficaz que ha sido la misión de los catequistas” a lo largo de dos milenios de evangelización. Obispos, sacerdotes, consagrados, hombres y mujeres, sin “olvidar a los innumerables laicos y laicas que han participado directamente en  la difusión del Evangelio a través de la enseñanza catequística”.

“También en nuestros días, muchos catequistas capaces y constantes están al frente de comunidades en diversas regiones y desempeñan una misión  insustituible en la transmisión y profundización de la fe. La larga lista de beatos, santos y mártires  catequistas ha marcado la misión de la Iglesia, que merece ser conocida porque constituye una  fuente fecunda no sólo para la catequesis, sino para toda la historia de la espiritualidad cristiana”, resalta Bergoglio. 

Una visión que quedó apagada con el paso de los siglos, pero que fue recuperada por el Concilio Vaticano II, que volvió a tomar “conciencia de la importancia del compromiso del laicado en la obra de la evangelización”.

Catequistas: "Bautizados y enviados"
Catequistas: "Bautizados y enviados"

Una presencia "urgente"

“Sin ningún menoscabo a la misión propia del Obispo, que es la de ser el primer catequista  en su Diócesis junto al presbiterio, con el que comparte la misma cura pastoral, y a la particular responsabilidad de los padres respecto a la formación cristiana de sus hijos, es necesario reconocer la presencia de laicos y laicas que, en virtud del propio  bautismo, se sienten llamados a colaborar en el servicio de la evangelización“, recuerda el Papa, que hace hoy “más urgente” esta presencia “debido a la renovada conciencia de la  evangelización en el mundo, y a la  imposición de una cultura globalizada, que reclama un  auténtico encuentro con las jóvenes generaciones, sin olvidar la exigencia de metodologías e instrumentos creativos que hagan coherente el anuncio del Evangelio con la transformación  misionera que la Iglesia ha emprendido”.

“El Espíritu llama  también hoy a hombres y mujeres para que salgan al encuentro de todos los que esperan conocer la  belleza, la bondad y la verdad de la fe cristiana” para “contribuir a la transformación de la sociedad”, con “un valor secular indiscutible”.

Testigo, maestro y mistagogo

Por ello, aclara, existe una “particular función desempeñada por el Catequista”, llamado a “manifestar su competencia en el servicio pastoral de la transmisión de la fe”. A su vez, “el  Catequista es testigo de la fe, maestro y mistagogo, acompañante y pedagogo que  enseña en nombre de la Iglesia”.

Osoro abraza a Azucena, su catequista
Osoro abraza a Azucena, su catequista Agencias

“No se puede negar -explica Francisco- que ha crecido la conciencia de la identidad y la misión del  laico en la Iglesia”, de lo que se deduce que “recibir un ministerio laical como el de  Catequista da mayor énfasis al compromiso misionero propio de cada bautizado, que en todo caso  debe llevarse a cabo de forma plenamente secular sin caer en ninguna expresión de clericalización”.  

“Es conveniente que al ministerio instituido de Catequista sean llamados hombres y mujeres de profunda fe y madurez humana, que participen activamente en la vida de la comunidad  cristiana, que puedan ser acogedores, generosos y vivan en comunión fraterna, que reciban la debida formación bíblica, teológica, pastoral y pedagógica para ser comunicadores atentos de la  verdad de la fe, y que hayan adquirido ya una experiencia previa de catequesis”.

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