Una Primera Dama "de armas tomar"

(AE)
Lo que les cuento no es una trama de culebrón ni una imaginación calenturienta de este blogger, ni siquiera un rumor que corre por ahí...

lo que les cuento ya es oficial. Aunque el gobierno keniano haya hecho lo imposible para borrar las grabaciones de las cadenas de televisión presentes en la recepción que siguió a la celebración oficial del día de la República, se ha confirmado el hecho que Lucy Kibaki, la Primera Dama se bajó del estrado donde estaba y le dio una sonada bofetada al Maestro de Ceremonias. La causa del enojo de la señora fue que el Maestro de Ceremonias no solo se equivocó a la hora de anunciar el nombre de la Primera Dama como “Lucy Wambui Kibaki”, metiendo la pata hasta el corvejón introduciendo un apellido que, como todo el mundo sabe por aquí, pertenece a la mujer que presuntamente es la segunda esposa del presidente, Mary Wambui.

El presidente ha anunciado varias veces que no hay una segunda esposa y niega que Mary Wambui tenga nada que ver con él, pero la opinión pública se pregunta porqué esta señora, sin ser miembro del gobierno o ni siquiera parlamentaria, se beneficia de guardaespaldas oficiales pagados por el erario público y aparece en vehículos del gobierno, en lugares destacados de las celebraciones o en los protocolos oficiales. Aquí la gente se ríe de los desmentidos oficiales cuando las prebendas que esta señora disfruta son evidentes para todo el mundo y manifiestan que esta “segunda dama” es mucho más que una simple ciudadana.

Por estos lares, no es algo nuevo ver como la Primera Dama da rienda suelta a su agresividad y a su genio. Hace dos años pasó toda una noche en la sede de una televisión privada exigiendo hablar con los periodistas que según ella “denigraban a su familia” y contaban mentiras. Sus guardaespaldas incluso destrozaron alguna cámara y maltrataron físicamente a alguno de los profesionales allí congregados. Todo un derroche de garbo y talante diplomático.

Ahora, se ha repetido la escena y de nuevo han sido los medios de comunicación los que tienen que pagar por el simple hecho de informar a la opinión pública sobre los sucesos que tienen lugar, máxime aquellos que suceden delante de todo el mundo, cuerpo diplomático incluido... pues al final parece que “ha sido que no”, puesto que los cuerpos de seguridad se han asegurado de confiscar y borrar las grabaciones de los medios de comunicación que estaban allí congregados. Viva la libertad de prensa. Quizás sea el remedio peor que la enfermedad... ahora cada uno será libre para imaginar los detalles y visualizar cómo debió haber sido esa grotesca situación.

Vista así la cosa, a mí no me extraña que Lucy haya tomado la determinación de borrar la afrenta pública de verse puesta al mismo nivel que “la segunda”, por obra y gracia de un Maestro de Ceremonias al cual le traicionó el subconsciente. Lo que más me duele es el sino de este pobre hombre, imagino que a estas alturas estará sin duda en las listas del paro.
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