Obispos españoles: "Apoyar esta marcha es apostar por un futuro" La CEE se suma a la convocatoria "Salvemos el mundo rural agredido"

"El mundo rural sufre una despoblación estructural motivada por la falta de oportunidades y un sistema que ve el territorio rural como un mero almacén de recursos para explotar sin importar el coste social o ambiental"
El Departamento de Ecología Integral de la Conferencia Episcopal Española se suma a la convocatoria de la marcha 'Salvemos el mundo rural agredido', a celebrarse el domingo 5 de octubre en la ciudad de Madrid
"Desde el Magisterio Social de la Iglesia y junto al Movimiento Rural Cristiano, reclamamos a nuestros gobernantes que abandonen el cortoplacismo y las soluciones aparentes"
"Nuestro apoyo es mucho más que una queja. Es una exigencia"
"Desde el Magisterio Social de la Iglesia y junto al Movimiento Rural Cristiano, reclamamos a nuestros gobernantes que abandonen el cortoplacismo y las soluciones aparentes"
"Nuestro apoyo es mucho más que una queja. Es una exigencia"
| CEE
El Departamento de Ecología Integral de la Conferencia Episcopal Española se suma a la convocatoria de la marcha «Salvemos el mundo rural agredido», a celebrarse el domingo 5 de octubre en la ciudad de Madrid. Lo hace no sólo para denunciar una lista de problemas que afectan al mundo rural español, sino para señalar la raíz común que los origina: un modelo de desarrollo económico que ha resultado ser depredador y que es urgente y necesario transformar para que realmente sirva a las necesidades de las personas.
El mundo rural viene sufriendo una despoblación estructural, motivada por la falta de oportunidades, tanto en el empleo como en el acceso a servicios públicos esenciales, como la educación, el transporte o la sanidad… Se trata de síntomas dolorosos de una misma enfermedad: un sistema que ve el territorio rural no como un hogar lleno de vida y cultura, sino como un mero almacén de recursos para explotar sin importar el coste social o ambiental.
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El papa Francisco, en su encíclica Laudato Si’ (LS), nos advirtió con claridad sobre la trampa de las falsas soluciones. Denuncia una «ecología superficial o aparente que consolida un cierto adormecimiento y una alegre irresponsabilidad» (LS 59) que evita las decisiones valientes y se limita a cambios cosméticos que «nos sirve para seguir con nuestros estilos de vida, de producción y de consumo» (LS 59). Se nos proponen soluciones supuestamente «verdes» que, en el fondo, no hacen más que perpetuar el mismo sistema de sobreproducción y consumo que nos ha traído hasta aquí.

Como se señala en el párrafo 171 de la carta pastoral, muchas de estas estrategias a menudo no sirven para nada más que para «dar lugar a una nueva forma de especulación» mientras se sigue contaminando y destruyendo.
¿Por qué esta resistencia al cambio real? El párrafo 190 de Laudato Si’ nos da la clave al criticar la «concepción mágica del mercado», esa idea de que los beneficios económicos de unos pocos terminarán, por sí solos, resolviendo los problemas sociales y ambientales que ellos mismos generan. Es esta lógica la que ampara la agroindustria o las macrogranjas frente al pequeño agricultor y ganadero, la que justifica grandes emprendimientos energéticos, que pueden acabar destruyendo ecosistemas y que no contribuyen a crear empleos estables que agilicen las economías rurales. Una lógica donde simplemente se sustituye el modelo energético sin cambios sustanciales en los estilos de vida, sin una verdadera conversión del corazón que debería conducirnos hacia una «feliz sobriedad», pues «mientras más vacío está el corazón de la persona, más necesita objetos para comprar, poseer y consumir» (LS, 204).
"Nuestro apoyo a la marcha es mucho más que una queja. Es una exigencia de una conversión ecológica integral, que une el desarrollo humano con el cuidado del ambiente"

Por todo ello, nuestro apoyo a la marcha es mucho más que una queja. Es una exigenciade una conversión ecológica integral, que une el desarrollo humano con el cuidado del ambiente, en un sistema económico que prime al interés público y la satisfacción de las necesidades de todos sobre los beneficios de algunos. Desde el Magisterio Social de la Iglesia y junto al Movimiento Rural Cristiano, reclamamos a nuestros gobernantes que abandonen el cortoplacismo y las soluciones aparentes.
"Demandamos políticas valientes que protejan el sector primario sostenible, que inviertan en servicios públicos dignos para el mundo rural, que frenen la especulación y que pongan la vida y el bien común por encima del beneficio de las grandes corporaciones"
Apoyar esta marcha es apostar por un futuro donde nuestros pueblos y nuestros paisajes sean respetados, cuidados y estén llenos de vida. Como nos enseña el papa León XIV: «La tierra descansará, la justicia se afirmará, los pobres se alegrarán y la paz volverá si dejamos de movernos como depredadores y comenzamos a hacerlo como peregrinos» (Homilía de Pentecostés, 2025).

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