De Caleruega a Managua: El Santo que inspira la fe y la rebeldía

Está crónica, nacida de un recorrido por calles empedradas, viñedos y memorias de un pueblo medieval, entrelaza el legado de un santo con la lucha de un país oprimido, mostrando cómo la fe sigue siendo un faro de esperanza frente a la adversidad
Guiado por el Fray Rafael Aragón, dominico e hijo de esta tierra, recorrí el Convento Dominico, la Torre de los Guzmán y las humildes estructuras que evocan la vida rural de siglos pasados
La devoción a Santo Domingo cruza océanos hasta Nicaragua, donde es el santo patrono de Managua desde finales del siglo XIX
El dominico Rafael Aragón Marina encarna esta conexión. Nacido en Caleruega, ingresó a la Orden Dominicana en 1968 y llegó a Nicaragua en 1979, justo tras el triunfo sandinista contra Somoza
La devoción a Santo Domingo cruza océanos hasta Nicaragua, donde es el santo patrono de Managua desde finales del siglo XIX
El dominico Rafael Aragón Marina encarna esta conexión. Nacido en Caleruega, ingresó a la Orden Dominicana en 1968 y llegó a Nicaragua en 1979, justo tras el triunfo sandinista contra Somoza
| Bryan Ordoñez
Está crónica, nacida de un recorrido por calles empedradas, viñedos y memorias de un pueblo medieval, entrelaza el legado de un santo con la lucha de un país oprimido, mostrando cómo la fe sigue siendo un faro de esperanza frente a la adversidad.
Hay pueblos que parecen escritos en las páginas de un libro antiguo, y Caleruega es uno de ellos. Sus calles empedradas y casas de piedra guardan siglos de silencio, interrumpidos solo por el murmullo del viento entre los viñedos. Allí, en este rincón de Castilla y León, donde nació Santo Domingo de Guzmán en 1170, llegué una tarde de septiembre de 2024.
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Guiado por el Fray Rafael Aragón, dominico e hijo de esta tierra, recorrí el Convento Dominico, la Torre de los Guzmán y las humildes estructuras que evocan la vida rural de siglos pasados. Fue un viaje no solo geográfico, sino espiritual y periodístico: una conexión entre el origen de un santo, patrono de mi ciudad natal, Managua, una ciudad que vive la represión día a día. Este reportaje no es solo un relato; busca compartir la figura de Santo Domingo, que emerge como símbolo de fe inquebrantable y transformación social en el pueblo de Nicaragua.
Caleruega: Cuna de un Santo y Raíces de una Orden
Caleruega, con unos 340 habitantes, es un testimonio vivo de la España medieval. Situado en la comarca de la Ribera del Duero, el pueblo se enorgullece de ser el lugar de nacimiento de Santo Domingo de Guzmán, fundador de la Orden de Predicadores, conocida como los dominicos.
Según crónicas históricas, Domingo nació en una familia noble: su padre, Félix de Guzmán, era señor del pueblo, y su madre, Juana de Aza, una mujer piadosa que, según la tradición, soñó con un perro con una antorcha en la boca que iluminaba el mundo –un presagio de la misión evangelizadora de su hijo.
El convento dominico, construido en el siglo XIII sobre la casa natal del santo, es el corazón del pueblo. Sus muros de piedra albergan reliquias, como el pozo donde se dice que Domingo fue bautizado, y frescos que narran su vida dedicada a la predicación contra herejías como el catarismo en el sur de Francia. A pocos pasos, el Convento de los Padres Dominicos, construido en 1952, es un centro vital para la formación de frailes. Aquí, los novicios dominicos estudian teología, filosofía y el carisma de la Orden de Predicadores, fundada por Santo Domingo en 1215 para combatir herejías mediante la prédica y la pobreza.

El convento, que armoniza con el estilo gótico del monasterio, ha acogido capítulos provinciales y reuniones internacionales de frailes, monjas y laicos, consolidando a Caleruega como un faro espiritual.
Durante mi visita, guiado por Rafael Aragón, exploramos estos sitios. Rafael, nacido en Caleruega en 1950, creció entre estas mismas calles, en una casa familiar que hoy evoca la sencillez rural de antaño. Como muchas familias de la región, en esa época, vivían del trabajo en el campo: viñedos para producir vino, trigo trillado con mulas y orujos convertidos en aguardiente.
En una grabación sonora que realicé durante un recorrido por la casa familiar, ahora reformada, pero con elementos originales como chimeneas para curar chorizos y estructuras de adobe, sus parientes describieron la vida cotidiana: «Aquí se pisaban las uvas con los pies, luego con tablas y varones dando vueltas; subíamos a la piña para trillarlo todo. En la vendimia, todo el pueblo participaba, sin escuela ni nada».
Estas anécdotas pintan un cuadro vívido de una era artesanal, donde las casas tenían portales grandes, cocinas con leña y corrales para animales como mulas, cerdos y cabras. «La casa no era fría en invierno porque la cocina calentaba todo; en verano, fresca», recordaban, destacando técnicas como colgar chorizos al humo o almacenar trigo en paneras.

Caleruega no es solo un museo vivo; es un centro de peregrinación dominica. El Camino Dominicano, una ruta de senderismo que conecta el pueblo con Osma y otros sitios clave en la vida del santo, atrae a devotos de todo el mundo.
Santo Domingo, canonizado en 1234, es patrono de astrónomos por su devoción al estudio, pero su legado trasciende: fundó una orden enfocada en la predicación, la pobreza y la verdad –valores que resuenan en contextos de opresión.
La Conexión Transatlántica: Santo Domingo, Patrono de Managua
La devoción a Santo Domingo cruza océanos hasta Nicaragua, donde es el santo patrono de Managua desde finales del siglo XIX. La tradición nació en 1885, cuando campesinos encontraron una pequeña imagen del santo –conocida como «Minguito»– en un árbol en las Sierritas, al sur de la capital. Este hallazgo milagroso dio origen a las fiestas patronales, que inician el primero de agosto y culminan el diez de agosto con la «Bajada» y «Subida» de la imagen: procesiones coloridas con bailes, música de chicheros (bandas de viento) y devotos vestidos de rojo y negro, prometiendo favores por milagros recibidos.
Estas celebraciones, que atraen a miles, incluyen desfiles con caballos y carrozas, y culminan en la iglesia de Las Sierritas. Para los managuas, Santo Domingo representa protección contra terremotos y adversidades, un faro de esperanza en un país marcado por desastres naturales y políticos, por eso baja de las sierras a la vieja Managua, donde es recibido por comerciantes y toda la población obrera de la capital.

En Nicaragua, la fe católica –profesada por el 50% de la población– entreteje lo religioso con lo cultural. Sin embargo, bajo el régimen de Ortega, estas tradiciones se ven amenazadas. Desde 2018, el gobierno ha reprimido procesiones, cerrado iglesias y exiliado clérigos, viendo en la Iglesia un bastión de oposición. En 2023 y 2024, se prohibieron procesiones de Semana Santa en varias diócesis, y en lo que va del 2025, la persecución persiste, con más de 1,500 organizaciones no gubernamentales –incluidas católicas– disueltas.
Fray Rafael Aragón Marina: Un Puente entre Dos Mundos, Marcado por el Exilio
El dominico Rafael Aragón Marina encarna esta conexión. Nacido en Caleruega, ingresó a la Orden Dominicana en 1968 y llegó a Nicaragua en 1979, justo tras el triunfo sandinista contra Somoza.
Nacionalizado nicaragüense, dedicó 43 años a la pastoral social, desde donde acompañó diversos procesos sociales, desde enseñar la Biblia a indígenas hasta escribir análisis de la realidad eclesial, fundó comunidades en barrios pobres, promovió cooperativas y creó el medio de comunicación Radio Veritas, una emisora comunitaria en Chinandega, hoy vigente en la era digital y desde el exilio.
En 2022, tras visitar España, le negaron la entrada a Nicaragua; en abril de 2023, fue oficialmente exiliado. Hoy reside en Costa Rica, donde continúa su ministerio, pero su corazón está en Nicaragua. «Acompañé los inicios del sandinismo como hombre de Iglesia», ha dicho, lamentando cómo el régimen traicionó sus ideales.

Rafael me llevó a Caleruega, su tierra natal, donde grabé una misa que ofició en la iglesia del convento, en ella expresó un sermón profundo: «Hermanos míos, decir que tiene fe si no tiene obras, ¿podrá salvarlo esa fe?». Citando el Evangelio de Marcos y Santiago, enfatizó el compromiso cristiano con la justicia, la dignidad humana y la paz: «El amor compromete con defender la causa de la paz, de la justicia… con respetar la dignidad humana, el bienestar del pueblo».
El mensaje resuena con Nicaragua. «Hay que arriesgar la vida en el seguimiento radical de Jesús». En un país donde la Iglesia es perseguida, estas palabras son un llamado a la resistencia no violenta, como lo hacemos desde el exilio.
Tuve la oportunidad de conocer el lugar donde nació Santo Domingo, el hombre que predicó contra la oscuridad; esa que hoy, en Nicaragua, parece estar ganando, pero estoy seguro de que, al ver a miles de devotos tanto en Managua, como los que año tras año visitan su ciudad natal, su legado inspira resistencia, sobre todo a quienes conocemos una dictadura que le teme a la luz.

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