Empresa comercializa calefactores para el altar «Calientacuras» para las misas frías

Los sacerdotes de la iglesia de San José se quedaban fríos cada vez que tenían que dar misa en invierno. Las grandes dimensiones del templo y la escasa potencia de los viejos calefactores colocados junto a las columnas que rodean los bancos de los fieles propiciaban temperaturas casi polares en el altar. Hasta que los responsables de la empresa asturiana Climastar se enteraron de la situación y decidieron donar a la parroquia dos radiadores de última generación decorados con motivos religiosos. Desde entonces, esos «calientacuras» han conseguido subir el termómetro de las misas. Lo cuenta Eloy Méndez en La Nueva España.

Los clérigos están encantados con el juego que dan las modernas estufas durante todo el año, aunque en verano sólo sirvan para adornar. «Durante las eucaristías invernales se pasaba demasiado frío y eso era realmente incómodo para los oficiantes», explica el párroco y arcipreste de Gijón, Adolfo Mariño. La idea de instalar los dos mecanismos surgió durante una comida del sacerdote con los responsables de Climastar, dos hermanos ligados desde la infancia a la parroquia y que no dudaron en ofrecer su producto de forma gratuita. Pocos días después, los resfriados habían desaparecido de la sacristía.

«Son unos radiadores de alta eficiencia y bajo consumo que tienen la capacidad de calentar el entorno en cuestión de tres minutos», resalta Pepe Llana, responsable de Grandes Cuentas de la compañía y hermano de Pedro, el director general.

Estos aparatos portátiles de doce kilos, desarrollados en la nave que la empresa tiene en Pruvia de Llanera, cuentan también con humidificador y aromaterapia y, los más modernos, llevan incorporados un despertador, una radio y luz de cortesía. «Desde siempre hemos colaborado con la Iglesia y nos pareció que podíamos ayudar a solucionar fácilmente el problema que se nos planteó en su momento», advierte Llana.

Los responsables de Climastar, una empresa que da empleo directo a casi un centenar de trabajadores e indirecto a más de 250 en toda España, iniciaron su relación con la parroquia de San José en su infancia. «Hace años fui catequista y nunca perdí contacto con la gente que desarrolla su actividad en el templo», dice el encargado de Grandes Ventas, que recientemente propuso instalar «cortinas de aire» a la entrada de la iglesia para conservar la temperatura ambiente del interior. Una idea que finalmente no cuajó por las grandes dimensiones de la puerta principal, que anulan los efectos de este mecanismo empleado mayoritariamente en centros comerciales. «Mantenemos un contacto regular con el párroco y siempre estamos al tanto de las necesidades más urgentes en San José», asegura.

Fue precisamente en uno de esos encuentros cuando bautizaron a los radiadores como «calientacuras». «Fue un nombre original, que se nos ocurrió porque los instalamos sólo para los sacerdotes que están en el altar y porque los pintamos con los símbolos del Espíritu Santo y de la Trinidad. A Adolfo Mariño le pareció también divertido llamarlos así», dice Llana. También en aquel encuentro, los directivos de Climastar se comprometieron a ayudar a todos los feligreses de la parroquia que sufren los rigores del invierno por falta de abrigo. «Tenemos pensado regalar a toda la gente que pase frío un radiador del mismo modelo, porque queremos que este tipo de labores sociales sean parte importante de nuestra filosofía como emprendedores», indica el empresario.

Un ofrecimiento que los sacerdotes han recibido con los brazos abiertos. «Siempre se han portado de una forma inmejorable con nosotros y, por supuesto, que no olvidaremos todos estos detalles», señala Mariño, que ya no se volverá a congelar en medio de una homilía y que agradece «enormemente» la peculiar muestra de calor humano y eléctrico que, desinteresadamente y casi por caridad cristiana, han protagonizado los dos hermanos Llana.

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