El obispo de León, reforzado frente a las tesis más conservadoras Rouco y Camino pierden la batalla por el misal
(Jesús Bastante).-Rouco y Camino perdieron una nueva batalla en la pasada Plenaria, esta vez a cuenta del "Misal", un documento vital para la celebración de la Eucaristía, y donde se recogen todas las oraciones, ceremonias, lecturas y rúbricas para la Santa Misa. Un documento que muchos querrían controlar, pero cuyo resultado final ha sido el marcado por el presidente de la Comisión Episcopal de Liturgia y obispo de León, Julián López, y su secretario, el claretiano Juan María Canals. Un texto que ahora escapa al control del cardenal de Madrid y que habrá de ser refrendado, en Roma, por el cardenal Cañizares.
La lacónica nota de prensa final de la Asamblea Plenaria anunciaba el pasado viernes que "el obispo de León y Presidente de la Comisión Episcopal de Liturgia, Mons. D. Julián López Martín, ha presentado la versión castellana de la "III Edición Típica Latina Emendata" del Misal Romano, que ha obtenido la aprobación de conjunto. La Comisión de Liturgia ha quedado comprometida a la inclusión de las observaciones hechas desde la última Asamblea Plenaria".
Sin embargo, lo cierto es que en la plenaria del Episcopado se libró una nueva lucha de poder entre los dos estilos que pugnan en la Conferencia Episcopal. De un lado, los partidarios de un perfil presidencialista, que quieren que todo pase por las manos del cardenal de Madrid -y de su secretario y portavoz, Juan Antonio Martínez Camino-. Del otro, los defensores de la colegialidad, que esta vez ganaron la batalla.
Según ha podido saber RD, tanto Rouco como Martínez Camino pusieron pegas a la aprobación de la nueva edición del Misal Romano en castellano, aduciendo a razones de forma y a la necesidad de que cada provincia eclesiástica pudiera hacer sus propias modificaciones y adaptaciones. Sin embargo, una mayoría de obispos corrigió al sector más conservador, con la misma estrategia que siguió Rouco Varela para aprobar, hace unos meses, la edición típica de la Biblia de la Conferencia Episcopal: la necesidad de un texto único y de referencia para todas las iglesias de España.
Detrás de las razones formales, se esconden otras cuestiones meramente ideológicas: así, el Misal aprobado en la pasada Plenaria y que ahora pasará a Roma (donde será el prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, el español Antonio Cañizares, quien dé el plácet definitivo) mantiene, en líneas generales, el ritmo y el tono de los misales que se utilizan en España desde el final del Concilio Vaticano II.
Otras propuestas, más conservadoras, incluso habían apuntado la posibilidad de incluir recomendaciones expresas y textos para las misas en latín, algo que ha cuidado especialmente Juan María Canals, siempre con el apoyo del obispo de León. Ambos, fuertemente cuestionados en los últimos meses por su escaso entusiasmo ante el Motu Proprio "Sumorum Pontificum", que abría la puerta a las misas en latín.
Pese a las presiones ejercidas por el presidente del Episcopado -que cuenta en la Comisión de Liturgia con uno de sus más estrechos colaboradores, el arzobispo de Toledo Braulio Rodríguez- el texto fue aprobado por la Plenaria, y ahora llega al Vaticano. Donde, sin lugar a dudas, el cardenal Cañizares tendrá una nueva oportunidad de influir en el presente, y el futuro, de la Conferencia Episcopal española. Todo ello, además, cuando de prevé una próxima reforma litúrgica, impulsada por Benedicto XVI y comandada por el propio Cañizares.