(Xabier Pikaza).- A diferencia de Dostoievski, el Papa Benedicto XVI ha identificado a ese Segundo Diablo (que es Diablo de campanario) con los malos teólogos (escrituristas) que manipulan la Palabra de Dios y esclavizan a los fieles. El Papa y los buenos jerarcas serían los liberadores, los que interpretan bien la Escritura, los que permiten el despliegue de la conciencia, los que dicen la verdad (no manipulan).
En contra de eso, el peligro se hallaría en la línea los teólogos (a quienes el Papa había condenado con frecuencia, siendo Prefecto de la Congregación de la Fe, y a los que sigue acusando aquí en su libro, como Papa). En ese contexto se entiende esta famosa página de crítica contra los teólogos (a quienes entiende en la línea de Ap 13, como 2ª Bestia de falsos profetas, que vienen después de la 1ª Bestia).
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