Ejemplos de cómo, la vocación diaconal, vivida con plenitud, puede ser camino seguro de santidad Diáconos camino de los altares

Giampalo Mollo y su familia
Giampalo Mollo y su familia

La Iglesia honra la radicalidad del servicio y la fe vivida por diáconos permanentes mediante estos tres procesos

João Luiz Pozzobon representa al testigo que dedicó su vida a una obra misionera global y fue reconocido como Venerable

El Siervo de Dios Giampaolo Mollo es símbolo de la santidad en el matrimonio, el diaconado y la enfermedad, cuya causa acaba de concluir la fase diocesana

Los tres diáconos caldeos, por su parte, son mártires cuyo testimonio de fidelidad hasta la muerte –ante el odio religioso– ha sido oficialmente reconocido como digno de ser propuesto a la santidad

¡Qué grande es la Iglesia en sus santos! El don de la santidad florece en todos los estados de vida, y en nuestra época, el diaconado permanente —restaurado por el Concilio Vaticano II— también comienza a ofrecer a la Iglesia ejemplos luminosos de entrega radical al Evangelio.

La Iglesia de hoy cuenta con tres figuras extraordinarias, cuyas causas de beatificación están en marcha, y que representan distintos rostros de la santidad en el diaconado.

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Estas tres figuras muestran cómo la vocación diaconal, vivida con plenitud, puede ser camino seguro de santidad. En ellos, la Iglesia descubre no solo testigos para el pueblo cristiano de hoy, sino también semillas de un futuro donde el diaconado permanente siga ofreciendo frutos abundantes de fe, esperanza y caridad.

En la actualidad, la Iglesia promueve diversos procesos de beatificación en honor a la santidad vivida por diáconos permanentes. Tres causas destacan por su urgencia y belleza espiritual: La del diácono brasileño João Luiz Pozzobon, la del diácono Giampaolo Mollo, y la de los tres diáconos martirizados en Mosul en 2007. Aunque cada uno responde a contextos muy distintos, todos comparten un testimonio que desafía al mundo contemporáneo a reconocer el servicio humilde y heroico de los diáconos en medio de la fe diaria, la enfermedad, o la persecución.

Ordenación diaconal de Pozzobon
Ordenación diaconal de Pozzobon

1. En primer lugar, João Luiz Pozzobon, diácono brasileño, apóstol del pueblo. Fue un gran promotor de la devoción mariana a través de la Campaña de la Virgen Peregrina de Schoenstatt. Su vida sencilla y profundamente misionera es modelo de compromiso pastoral y fidelidad a María en la vida diaria. Su proceso se inicia en la diócesis de Santa María el 12 de diciembre de 1994, su causa fue remitida a Roma en mayo de 2009, cuando fue declarado “Siervo de Dios”.  El 4 de marzo de 2025, la comisión de teólogos del Dicasterio para las Causas de los Santos emitió un juicio favorable sobre la heroicidad de sus virtudes, tras examinar la Positio de unas 800 páginas. Después del visto bueno teológico, el proceso fue presentado a los cardenales y obispos en una sesión ordinaria programada para el 17 de junio de 2025. Finalmente, el 20 de junio de 2025, el Papa León XIV autorizó el decreto que lo declara Venerable, reconociendo formalmente la heroicidad de sus virtudes. Ya se está evaluando un presunto milagro atribuido a su intercesión. Cuando sea aprobado, se abriría camino a su beatificación.

Ordenación de Giampaolo Mollo
Ordenación de Giampaolo Mollo

2. En segundo lugar, Giampaolo Mollo, diácono romano, converso, esposo y padre de dos hijos, que vivió con ejemplaridad el sufrimiento de una larga enfermedad. Su testimonio en la vida familiar, en el servicio litúrgico y en el ofrecimiento de su dolor lo convierte en signo esperanzador de la santidad en medio de la fragilidad humana. El 11 de abril de 2025 tuvo lugar en la Sala de la Conciliación del Palacio Apostólico Lateranense la ceremonia de clausura del proceso diocesano. En ella se sellaron en siete carpetas los documentos que recogen su vida, virtudes, fama de santidad y signos considerados, y se confiaron al postulador Paolo Vilotta para su envío a Roma. Mollo vivió su enfermedad —mieloma múltiple desde 1991— como una “resurrección en el sufrimiento”, permaneciendo activo pastoralmente y ofreciendo su fragilidad por el bien de la Iglesia.

Los diáconos mártires de Irak
Los diáconos mártires de Irak

3. Y finalmente, recordamos a los tres diáconos caldeos mártires en Irak, asesinados junto a un sacerdote en 2007 por no renegar de su fe. Su martirio es una poderosa llamada a la fidelidad valiente en contextos de persecución, y un testimonio radical del amor hasta el extremo. El 3 de junio de 2007, fueron asesinados frente a la Iglesia del Espíritu Santo en Mosul, los diáconos Basman Yousef Daud, Wahid Hanna Isho y Gassan Isam Bidawid, tras negarse a cerrarla o convertirse al Islam. La Congregación para las Causas de los Santos ha otorgado el nihil obstat necesario para iniciar oficialmente su causa de canonización. La carta que certifica esto fue firmada el 1 de marzo (probablemente de 2025) por el Cardenal Angelo Amato (prefecto) y el arzobispo Marcello Bartolucci (secretario), y difundida por el Patriarcado Caldeo. Desde ese momento, su causa continúa su curso conforme a los procedimientos previstos, reconociendo su muerte como auténtico martirio (“odium fidei”).

La Iglesia honra la radicalidad del servicio y la fe vivida por diáconos permanentes mediante estos tres procesos. João Luiz Pozzobon representa al testigo que dedicó su vida a una obra misionera global y fue reconocido como Venerable. El Siervo de Dios Giampaolo Mollo es símbolo de la santidad en el matrimonio, el diaconado y la enfermedad, cuya causa acaba de concluir la fase diocesana. Los tres diáconos caldeos, por su parte, son mártires cuyo testimonio de fidelidad hasta la muerte –ante el odio religioso– ha sido oficialmente reconocido como digno de ser propuesto a la santidad.

Estos procesos, diversos pero convergentes, nos invitan a contemplar cómo el camino a la santidad no es privilegio de pocos: puede nacer en ferias rurales, en ministerios laicos, en familias, o en medio de la persecución. Nos recuerdan que la Iglesia, bajo su mirada maternal, acompaña con esperanza el surgir de nuevos ejemplos de vida entregada.

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