Comentario Evangelio 22 de enero de 2012
"Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios. Decía: "Se ha cumplido el plazo, está cerca el Reino de Dios, convertíos y creed la Buena Noticia". Pasando junto al lago de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés, que eran pescadores y estaban echando el copo en el lago. Jesús les dijo; "Venid conmigo y os haré pescadores de hombres". Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Un poco más adelante vio a Santiago, hijo del Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes. Los llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon con él".
Profeta es aquel que anuncia la llegada de la liberación a los pobres y denuncia las injusticias de quienes los oprimen.
1.- Por qué arrestaron y decapitaron a Juan?
En primer lugar este austero profeta aparece predicando en el desierto, no desde cátedras de catedrales, palacios, sillas o templos lujosos. Desde ahí no se denuncia a los poderosos, sino que se llega a arreglos con ellos y si se les dice algo va muy suave, envuelto en terciopelo. Desde esos sitios se ordena y manda, se decide a dedo.
El vestido de Juan es una piel de camello. Su comida, langosta del desierto, no de las otras y miel silvestre.
Qué vestimos y cómo comemos dice bastante de quiénes somos, así como, qué buscamos y con qué llenamos nuestra vida. Las vestimentas y ornamentos que vemos en Roma, en las Catedrales, grandes templos y santuarios, nos identifican como imitadores de Juan y seguidores de Jesús o más bien con aquellos a los que Jesús tanto criticaba porque se paseaban con amplios ropajes, ocupaban los primeros asientos en los banquetes, y so pretexto de largos rezos devoraban los bienes de las viudas (las mujeres más pobres e indefensas de entonces): Ver Lucas 12,38 a 40).
En segundo lugar Juan es un profeta y como tal hablaba con claridad, como tiene que hacer todo profeta. Dice cosas como estas, no a todos, sino a los fariseos y saduceos, ideólogos y fanáticos religiosos, manipuladores y vividores a costa del pueblo: "raza de víboras... dad frutos dignos de conversión; el que tenga dos túnicas reparta con el que no tiene, el que tenga para comer que haga lo mismo; los soldados no hagáis extorsión a nadie, ni denuncias falsas".
Juan anunciaba la Buena Noticia, el Mesías, que llegaba con un mensaje de liberación para el pueblo. Su mensaje era para los pobres, que lo eran casi todos, menos los que se movían en torno al tempo y al poder romano.
A estos que oprimen al pueblo les dice claramente: Todo árbol que no da buen fruto, se corta y se echa al fuego. Juan en aquella Galilea, muy maltratada por el poder de Roma, es la voz de los que no tienen voz.
Ser voz de los que hoy no tienen voz, es lo que tendríamos que ser todas y cada una de las iglesias cristianas, con los hechos y las palabras de nuestras vidas.
No tendría que haber ni un solo cura, pastor, obispo, ni un solo Papa, que antes no hubiera pasado por vivir y convivir un tiempo adecuado con los más empobrecidos de la Tierra, pero no de visita, ni mucho menos de turismo, sino compartiendo su vida de cada día con sus problemas, impotencias, necesidades, luchas y sus miserias, porque solo desde la realidad de los oprimidos se puede comprender en toda su profundidad y alcance el mensaje de Jesús. A quienes han pasado así por el Tercer Mundo se les nota enseguida.
Por eso las muchedumbres oprimidas, ansiosas y necesitadas de una vida algo más digna, acudían al profeta Juan; y él los bautizaba con agua del río como signo de esperanza de liberación. Juan el Bautista tuvo el gran mérito de reconocer a Jesús de Nazaret como el Mesías y que la llegada del Reino de Dios estaba vinculada a la vida de Jesús de Nazaret.
Esa forma de actuar y de hablar de Juan, hizo que el tetrarca Herodes Antipas, que manejaba el poder a su antojo, hasta el punto de matar a su medio hermano para casarse con su mujer, hecho denunciado por Juan, lo metiera en la cárcel y más tarde diera orden de cortarle la cabeza. Este fue y sigue siendo el destino de los profetas de todos los tiempos, por denunciar a los opresores y defender a los oprimidos. Ese fue también el destino humano de Jesús, el Mesías de Dios. Pero gracias a los profetas de cada tiempo histórico, el mundo avanza hacia una vida más digna para todos. A Jesús se le aplicó el martirio más cruel que existía en su tiempo: flagelación y crucifixión, que tanto dolor y sufrimiento le causó que, desesperado, llegó a decirle a su Padre: "Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado". Pero como arrepentido de haberlo dicho, a continuación confía en Él y le dice: "En tus manos encomiendo mi Espíritu".
Pero, ¿donde están los profetas de nuestro tiempo?
A partir del Concilio Vaticano II surgieron al lado de los pobres grandes profetas comprometidos con la denuncia de las injusticias y los injustos. Tenemos ejemplos muy relevantes, sobre todo en América, como Helder Cámara, Pedro Casaldáliga, Gustavo Gutiérrez, Oscar Romero, los Jesuitas de la UCA (Universidad Centroamericana), Leonardo Boff, Jon Sobrino, José Comblin y otros muchos, más de 200, también en Europa que sería largo nombrar.
De una forma o de otra, a todos ellos la Iglesia Oficial Vaticana les quiso y les sigue queriendo tapar la boca, prohibirles enseñar (echándolos de sus cátedras), e incluso hablar y escribir. Para poder seguir haciéndolo tuvieron que desvincularse de la oficialidad eclesiástica. Esto fue una pérdida monumental para la Iglesia, porque:
Donde no hay profetas no hay mensaje, no hay seguidores, no hay discípulos, no hay liberación en línea con los hechos y las palabras de Jesús.
EL DATO: Menos comuniones y bodas católicas
La disminución de la práctica religiosa entre las familias españolas también afecta a las comuniones, que han caído hasta el 59%, de acuerdo con la Conferencia Episcopal, y a los matrimonios católicos, que en 2009 fueron superados por las uniones civiles, por primera vez, según datos del Instituto Nacional de Estadística. ¿No tendrá que desaparecer esa iglesia vinculada con la Jerarquía, en la que cada vez cree menos gente, para que surja otra desde el origen, fiel al mensaje de Jesús?
¿Qué nos queda que hacer?
Escuchar a Jesús que nos llama como a Simón y a Andrés a ser pequeños profetas en cualquier parte del mundo, como pábilos vacilantes, luchando por la verdad, la justicia, la igualdad, los derechos humanos, la fraternidad, el amor entre todos, caminando con los oprimidos, denunciando a los opresores, defendiendo a los débiles, amparando a los desprotegidos, dando de comer a los hambrientos, vistiendo a los desnudos, acogiendo a los sin techo (30.000 personas duermen en España todas las noches a la intemperie), prestando nuestra voz a los que no tienen voz.
TESTIMONIOS: En los cuatro últimos años han sido asesinados más de 100 misioneros y misioneras, cuyas muertes casi siempre quedan impunes y poco reconocidas o incluso en algún caso, menospreciadas por la oficialidad. Otros muchos son amenazados de muerte, como las misioneras que denunciaron el tráfico de niños en Colombia o Mozambique.
Otros casos de Martirios muy conocidos son: el de Monseñor Oscar Romero en el Salvador, el del Obispo Gerardi en Guatemala, o los ocho Mártires de la Universidad Centroamericana (la UCA), asesinados todos por el Ejército de El Salvador en una noche de 1989, por considerarlos vinculados a la Teología de la Liberación y comprometidos en la defensa de los Derechos Humanos de los pobres.
¿Por qué estos aún no han sido canonizados, y a otros los canonizan a cientos? ¿Qué clase de iglesia tenemos? La iglesia necesita renovarse desde su misma raíz. Muchas personas de la base del pueblo de Dios lo están haciendo. Confiemos en que esta renovación llegue algún día a los de arriba. Una Iglesia renovada desde la raíz misma del Evangelio, haría un gran bien a la humanidad.
Un cordial saludo a tod@s.
Faustino