El Triunfo

Todos aspiramos a triunfar: solo será un triunfo verdadero cuando sea con todos/as. Nunca seremos plenamente lo que debemos ser mientras los/as demás no lo sean también.
Marcos 9, 2- a 10

"En aquel tiempo, Jesús se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, subió con ellos solos a una montaña alta, y se transfiguró delante de ellos. Sus ves­tidos se volvieron de un blanco deslumbrador, como no puede dejarlos ningún batanero del mundo. Se les aparecieron Elías y Moisés conversan­do con Jesús. Entonces Pedro tomó la palabra y le dijo a Jesús: "Maestro, ¡qué bien se está aquí! Vamos a hacer tres chozas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías", Estaban asustados y no sabían lo que decía. Se formó una nube que los cubrió y salió una voz de la nube: "Este es mi Hijo amado; escuchadlo". De pronto, al mirar alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús, solo con ellos. Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó:"No contéis a nadie lo que habéis visto hasta que el Hijo del Hom­bre resucite de entre los muertos". Esto se les quedó grabado y discutían qué quería decir aquello de resucitar de entre los muertos".


1.-Ilusión por el triunfo:


Hay muchos pasajes en el Evangelio profundamente ilusionantes y esperanzadores. Este de hoy lo es especialmente. Jesús había asumido un gran compromiso: quería romper aquella sociedad injusta y cruel en lo político y en lo religioso. Pero Jesús no iba a ciegas: sabía que le esperaba el triunfo final. Tenía fe en ese triunfo. Las cumbres de los montes y los vestidos blancos significan grandeza, triunfo, felicidad. Esta escena es como un anticipo de la resurrección. Así de triunfante se presenta Jesús ante sus tres discípulos más cercanos e influyentes. Ellos se sienten envueltos en esa atmósfera muy gratificante, y por eso Pedro exclama: ¡qué bien se está aquí!




2.-Triunfar a costa de los demás, o dictadura de la economía de mercado:


Jesús va a acabar triunfando plena y totalmente, pero más allá de las fronteras de este mundo inmediato. Jesús aspira a ese triunfo y está seguro de él, y les quiere dar seguridad a los discípulos, pues andan con miedo porque ven que Jesús tiene que andar escondido. Quienes quieren triunfar en este mundo a costa de los demás tienen miedo a quienes les escarban los cimientos de su posición privilegiada. Es lo que hacía Jesús criticando públicamente a los fariseos, sumos sacerdotes, levitas y letrados bien posicionados en Jerusalén. Es lo que tenemos que hacer los cristianos contra todos los poderes de este mundo que quieren triunfar, no con los demás, sino a costa de los demás, como hacen todas las dictaduras, sean del orden que sean: políticas, económicas o religiosas, porque en los países donde impera el neoliberalismo solo hay democracia formal, no real, porque en ellos solo impera la dictadura de la economía. Como ciudadanos y más como cristianos tenemos que ser muy conscientes de que toda dictadura, sea política, económica o religiosa, es un atentado contra la dignidad humana y por tanto cristiana. Tenemos que estar siempre a favor de la democracia. Sin democracia económica no hay democracia política. Por tanto no basta con elegir democráticamente a los representantes del pueblo para que haya verdadera democracia, porque en muchos países que se dicen democráticos, impera una férrea dictadura económica impuesta por los ricos (Bancos, FMI, BM. OMC, Multinacionales, etc.), que de hecho impide a muchos ciudadanos ejercer sus derechos fundamentales: la crisis actual nos lo está demostrando, por ejemplo, con los que se quedan sin casa, sin trabajo, sin poder ejercer la profesión para la que se prepararon. Sin democracia religiosa no hay fe verdadera, porque la fe es un acto libre de la persona y por tanto a nadie se le puede imponer.



3.-Desigualdad: mientras unos se jubilan con 600 € otros lo hacen con millones:



Todos aspiramos a triunfar. El mismo Jesús sabía que iba a triunfar, pero su compromiso es hacerlo con los demás, buscando el triunfo de todos. Jesús sabía muy bien que nunca seremos plenamente lo que debemos ser mientras los demás no lo sean también. El problema surge cuando queremos triunfar a costa de los demás, no con los demás. Todos queremos subir, pero solo vale hacerlo con todos, nunca a costa de todos que es lo que hace el neoliberalismo capitalista. Este falso triunfo es para tener más que los demás: tener más dinero, tener mejor coche, tener más sueldo, tener mejor piso, vivir más lujosamente, alternar más que los demás, viajar más que los demás. Esta deriva nos conduce a más desigualdad, más asimetría, más conflicto, más problemas sociales. Nunca existió tanta desigualdad en el mundo como hay en nuestros días. Mientras unos se jubilan con 600 €, otros lo hacen con millones. Mientras unos quedan sin trabajo, otros se blindan con 20, 30, 40 o 56 millones de € como los directivos de algunas cajas y bancos: Caixa Galicia, Valenciana, Penedés, Madrid, BSCH, BBVA, etc. Mientras unos tienen que trabajar decenas de años para jubilarse (que con la reforma de ahora no se sabe si lo conseguirán), algunos políticos nacionales y europeos ya lo consiguen con menos de 10.



4.-Plenitud para todos:



Jesús no se queda en la cumbre del monte. Baja a la arena de la vida. Los tres discípulos planean construir tiendas para quedarse arriba. Solo habían subido ellos tres con Jesús: hay que bajar a buscar al resto de la humanidad, porque esa plenitud la tiene destinada el Padre para todos y por eso les dice que escuchen a Jesús, que no va tardar en mandarles que vayan por todo el mundo y comuniquen la Buena Noticia de la Liberación a todos los hombres y a toda la creación. Desde arriba y desde fuera no se hace nada: tiene que ser desde abajo y desde dentro. Para entender y comprender a los empobrecidos del mundo, hay que entrar dentro del mundo del pobre, y solo entrando ahí se puede descubrir la tragedia inmensa de millones de seres humanos, y como consecuencia descubrir toda la fuerza y el poder liberador del mensaje del Evangelio de Jesús. Un chica que estuvo recientemente en los campamentos de Tinduf, comentaba al venir que aquella experiencia le había cambiado profundamente su forma de pensar, de entender la vida, de ver las cosas de otra manera, de dar mucha menos importancia al dinero y a tener cosas y mucha más a vivir, a amar, a compartir, a sentir con los demás.



5.-Entrar dentro del mundo del pobre:



Se puede estar cerca de los empobrecidos, tenerlos muy cerca, pero no entrar dentro de su mundo. Cerca de las 1600 familias del basurero de Guatemala, que viven en chabolas de hojalata, vimos una iglesia lujosísima, la de la Merced, pero que no tenía presencia ninguna entre todos aquellos empobrecidos. Con el costo de un solo banco de aquella iglesia se podía construir una casa digna para una familia. Una maestra de Gijón estaba allí haciendo mil esfuerzos para ayudarles a cambiar la hojalata de la chabola por bloques de cemento, y comentaba: "la iglesia católica aquí no tiene presencia". La iglesia que no tiene presencia entre los pobres, no es la de Jesucristo. Pero muy gozosamente hay que ratificar que hay muchos creyentes, y cada día más, que están cada vez más cerca de los empobrecidos del mundo y por tanto de Jesucristo presente en ellos. Lo importante son las personas, y solo es liberador para ellas aquello que las libera en y a partir la realidad concreta de sus vidas.



6.-El compromiso no es ciego. Las finalidades unen a las personas:



Así pues, nuestro compromiso como creyentes, no es ciego, no es cerrado, no es sin sentido, no es una caída en el vacío. Es algo que está abierto para este mundo y para la plenitud. No hay solución de continuidad entre la realidad inmanente y la plenitud trascendente: el compromiso con aquella nos hace dignos de la plenitud de esta. Pero no somos más que los demás por ser creyentes, sino que con los demás, desde la creencia o desde la increencia, asumimos todos la lucha por un mundo mejor. Las finalidades unen a las personas. Esta finalidad nos une a todos los hombres de cualquier condición que busquen sinceramente ese fin.



Un abrazo cordial a tod@s.-Faustino
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