Escolástica Sofista aplicada a la Religión Digital / 2
En el pasado día, supuse que Dios era razonable. Y lo es. El propósito primero, que Dios mismo me comprendiera, creo haberlo conseguido, por aquello de que “quien calla, otorga”. Su silencio confirma los argumentos aportados.
| Pablo Heras Alonso.
Volvemos, pero no sobre las “andadas” sino por otras veredas tan menos andadas como las primeras.
- Argumento “de facto”. Algo es imprescindible cuando sin ello no se pueden lograr los efectos pretendidos; de hecho hay hombres buenos, honrados y honestos que no cuentan en su vida con Dios; luego Dios no es imprescindible para el hombre.
- Sofisma fáctico: todas las cosas son o necesarias o indiferentes o inútiles; en la vida de cada día, la vida normal, se ve que Dios cuenta poco y se percibe como no necesario; luego Dios o es inútil o indiferente para el hombre.
- Dios es el fundamento de todas las religiones pero no puede ser al revés. O bien todas las religiones predican al dios verdadero o todas predican una parte de Dios. Afirmar lo primero sería absurdo, pero si es lo segundo, el hombre haría bien en no adscribirse a ninguna por inconsistencia interna de todas ellas.
- El sofisma del tiempo: Dios no puede exigir de los hombres una conducta en un siglo y otra completamente distinta en otro; como eso lo vemos hasta en la Biblia y ha sucedido y sigue sucediendo en la historia de la Iglesia, hay que deducir que o los “intérpretes de Dios” engañan o es Dios el que engaña. Por lo tanto hay que prescindir de ambos.
- Similar: Dios no puede exigir cosas antinaturales o contrarias a la naturaleza ya que él mismo la ha creado; dado que, para llegar a Dios, todas las religiones prescriben actos contrarios a la naturaleza, hay que o bien desechar a Dios o bien desechar las religiones o desechar ambas cosas.
- Varios argumentos encadenados: la muerte es algo malo; Dios no quiere lo malo; si no quiere lo malo no quiere la muerte (el sufrimiento, las guerras, etc.); como Dios es bueno y omnipotente puede suprimir la muerte del horizonte vital del hombre; si no suprime lo malo contradice su propia esencia; pero como la muerte y lo malo existen... ¡no existe Dios!
- Todo mal tiene que tener un origen y una causa. La causa puede estar en la Naturaleza, en el hombre o en Dios. Dado que el mal gratuito, porque sí, no tiene una causa natural ni humana, tiene su origen en Dios. Y si Dios es la causa del mal, hay que desechar a Dios (o apartarse de él).
- El hombre es racional, siempre busca las causas. Pero el mal impune e injusto (un maremoto o una leucemia infantil, por ejemplo) no está entre las causas humanas y debe achacarse a los designios de Dios. Luego...
- Otro incontestable, matemático: Dios no puede hacer que dos más dos sean cinco; si no lo puede hacer, no es omnipotente; luego Dios no existe.
Podría seguir “in aeternum” con argumentos similares, pero no es cuestión de cansar la inteligencia de nadie. Cantar de vez en cuando en la tesitura filosófico-teológica de la credulidad no viene mal al espíritu... ni al de ellos, por supuesto.
Quede constancia, empero, de que casi todos los asertos anteriores son sofismas, yo mismo lo percibo, pero no voy a ser yo quien los refute. Si son capaces, deduzcan según los modelos lógicos del silogismo escolástico (Bárbara, Celarent, Darii, Ferio, Baralipton, Cesare, Camestres... así hasta quince,). Recuerden que el silogismo se compone de tres proposiciones, donde A=universal afirmativa, E=universal negativa I=particular afirmativa y O=particular negativa.
Desde hace décadas, y por si acaso los argumentos anteriores hubieran podido lastimar la sesera, los fieles más conspicuos prescinden del raciocinio y apelan al “vitalismo”, que no quieren confundir con el puro “subsistencialismo”, que, de hecho, es la nueva filosofía eclesial.
Les basta decir “Dios es para mí una vivencia”. (¡Si viesen con qué vitalidad vivo yo la Primitiva los jueves o domingos por la mañana!)
Con razón dijo el pensador, o sea yo: “La fe es una prueba de la inexistencia de Dios: sólo existe si se cree en él”.-