Islam enfermo y asesino.

Por más que en este blog la religión católica sea la que sufra nuestros dicterios y denuestos, más que nada porque es la que predomina en nuestro entorno y la que más conocemos, reconocemos que es ésta la más civilizada de todas las religiones que en el mundo son.

En otros tiempos fue igual a las demás: integrista, fundamentalista, represora, perseguidora… pero la civilización occidental la ha privado de sus garras y sus colmillos. Hoy la Edad Media cristiana la tenemos en el Islam y por efecto de la civilización global podemos oler sus excrementos crédulos y saber cómo sufren muchos millones de personas por su causa.

Aunque hayamos pasado mucho tiempo y muchos libros –a favor y en contra- estudiando el Islam hace falta otro tipo de conocimiento, otra relación, otra vivencia para conocer el Islam. Una religión se conoce “por dentro” y “desde dentro”.

Aún así, opinamos del Islam lo mismo que del resto de las religiones: “Delenda est credúlitas”. La credulidad debe desaparecer. Son cáncer de la inteligencia y fuente de división entre los pueblos. Es más el daño que hacen que el bien que dicen generar.

Hoy no me toca hablar a mí. Lo hará la doctora en psiquiatría Wafa Sultan, cuyo mensaje me ha llegado vía E-mail y que transcribo literalmente.

Esta doctora nació en el seno de una familia musulmana sunita de Baniyas, Siria. Estudiando medicina en Alepo, presenció el asesinato de su profesor de Oftalmología a manos de fanáticos de la Hermandad Islámica y al grito de “Alá es grande”. Por ésta y otras experiencias traumáticas, perdió la fe en el Islam. Se trasladó a EE.UU. donde desarrolló su carrera y, sobre todo, se convirtió en una luchadora acérrima contra la religión islámica, difundiendo su mensaje en escritos, entrevistas, conferencias, cadenas de TV (Al Jazzeera, CNN, etc.). La revista Time la consideró en 2006 una de las 100 personas más influyentes del mundo.

Transcribimos una de sus alocuciones públicas:

“Damas y caballeros: siempre siento la necesidad de burlarme de mí misma, de reírme de mí misma, para cubrir, para reprimir la tristeza que siento impresa de manera indeleble en mi corazón especialmente cuando se trata de hablar de las mujeres en el Islam. [Aquí se le quiebra la voz por la emoción]

Ahora soy libre. Pero no puedo olvidar a mi sobrina. Fue obligada a casarse con su primo cuando tenía diez años. Él tenía más de cuarenta. Su matrimonio era válido y fue legalizado bajo el Islam. Porque Mahoma, el profeta del Islam, se casó con su segunda esposa cuando ella tenía seis años. Mahoma tenía más de cincuenta. Siempre recuerdo a mi sobrina regresando a casa de su padre, rogándole que no la enviara de nuevo con su esposo. El padre le decía que en el Islam es una vergüenza que una mujer abandone la casa de su esposo. “Dios te recompensará por obedecerlo”, decía. A los 25 años mi sobrina se suicidó, prendiéndose fuego. Se quemó hasta morir dejando cuatro niños atrás.

En 2002 la policía religiosa saudita evitó que las colegialas abandonaran un edificio en llamas porque no llevaban puesto el atuendo islámico. Había alrededor de 800 estudiantes en la escuela cuando esta tragedia ocurrió y al menos 15 niñas murieron, según el periódico saudita a quien le creo. Yo creo que el número fue mucho más alto.

Debido a ello y debido a muchas, muchas tragedias humanas de las que he sido testigo en las primeras tres décadas de mi vida, he decidido luchar contra el Islam.

Por favor, presten atención a mi declaración. Luchar contra el Islam, no contra el Islam político, no contra el Islam militante, no contra el Islam radical, no contra el Islam Wahabista, sino contra el Islam mismo. Realmente creo que Occidente ha inventado estos términos, para ser políticamente correctos.

El Islam nunca fue mal entendido, el Islam es el problema, pero nadie dice la verdad. Nadie mira fríamente la raíz del terrorismo, que es la máquina lavadora de cerebros llamada Islam.

El Islam no depende de mí ni de ningún hombre o mujer musulmana: el Islam es exactamente lo que el profeta Mahoma hizo y dijo. Para poder entender el Islam es necesario leer la biografía de Mahoma. Es muy traumatizante es muy chocante. Se casó con su segunda mujer cuando ella tenía seis años. Él tenía más de cincuenta.

Acabo de regresar de Francia. Tuve un debate con una mujer musulmana paquistaní. Era la Ministro de la Mujer en Pakistán. Cuando comenté este dato a mi público, ella me miró y me dijo: “Ésa es una gran mentira, tenía nueve, no seis”. Es como cuando un policía te detiene porque ibas conduciendo a más de 160 Km/h y tú le dices: “Es una gran mentira. No iba a 160, iba a 150”. Tenía nueve, no seis.

Se casó con su segunda esposa, que era su nuera. Su hijo era adoptado y en esa época no era aceptado por la cultura árabe preislámica. Entonces se dirigió a sus seguidores y les dijo: “Dios me ha dicho que la adopción está prohibida”. Y, lo crean o no, la adopción ha estado prohibida en la cultura islámica sólo para justificar su casamiento con la nuera.

Su tercera esposa fue Sofía, una mujer judía. Está bien documentado, bien escrito en nuestros libros escolares: atacó a su tribu, mató a su padre, a su hermano y a su esposo y el mismo día tuvo sexo con ella.

Eso es lo que yo llamo Islam. Uds. necesitan saber, tienen que entender que el Islam es el problema. Estoy harta de la gente que, aquí en Occidente, me pide que suavice el mensaje. Estoy harta de la gente que me pregunta si estoy intentando cambiar a 1.300 millones de personas. El asunto no es si lo estoy intentando, el asunto es que las cambiaré.

Quiero que sepan que el primer valor que aprendí cuando llegué a este gran país, es que uno puede lograr lo imposible si verdaderamente cree en sí mismo. No sólo creo en mí misma, creo en millones de mujeres musulmanas como Nonie Darwish y Ayaan Ali. Estamos trabajando juntas para cambiar a 1.300 millones de musulmanes. Deben darse cuenta de que sólo tienen dos opciones, cambiar o ser destruidos.

Por favor, no dejen que su modo de pensar civilizado interfiera en su gran país. Por favor, defiendan sus valores. Por favor, defiendan su libertad. Defiendan el paraíso en el que viven. No den nada por sentado. Yo no lo hago. Disfruto de cada momento de mi vida estadounidense. Caminar por la calle sola, sin que me acusen de prostituta, es una bendición para mí. Conversar con mi vecino sin que me acusen de adulterio es una bendición para mí. Beber un café en Starbucks sola, es una bendición.

Por favor, no den nada por sentado, defiendan a este hermoso país. Mi sueño es ver a mi país, Siria, tan libre como EE.UU. y no al revés.

Cuando estaba en Siria lloraba mucho. Ahora que soy libre, aún lloro, y mucho más, por aquellas mujeres que dejé atrás. Mi sueño es ver que, algún día, todas ellas sean libres. Ese debería ser el sueño de toda la humanidad.

Muchas gracias. Dios les bendiga".
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