La Iglesia, siempre a un paso del poder
La unión con el poder temporal ha existido desde los inicios del cristianismo y ha sido más fuerte si cabe en el anglicanismo y protestantismo.
Es una constante que nos hace ver a la Iglesia más cercana a sus orígenes de lo que pudiera parecer.
Hoy la Iglesia católica española, aparte de ir a remolque, siempre camina a un paso del poder. Un paso exactamente, ni más ni menos. Dicho paso es expresión de
una doble finalidad: primera, para sentir el calor benéfico de la autoridad; segunda, para mantener la distancia, poder demostrar luego la independencia de la Iglesia y, quizá en caso necesario, cambiar de rumbo pretextando que “ya lo decían ellos”.
En España son paradigma de tal actitud las posturas de la jerarquía vasca y catalana.
No es caso relatar aquí vivencias personales, pero el “
ras de tierra” y el “
día a día” son testigo de las suaves relaciones de los mandos intermedios, vicarios, obispos segundones con ánimo de “
hacer carrera”, con las instancias superiores.
Sanbuenaventura sabe mucho de todo esto. (Es de suponer que quien conozca Madrid deducirá “calle”, que no santo, donde está el Seminario Mayor).