Peter Pan, personaje religioso.
Si no os hiciereis como niños no entraréis en el Reino de los Cielos” (Mat. 18, 3) Y nadie lo discute porque la interpretación de esta frase puede tener tantos significados que alguno de ellos se ajuste, con calzador, a la interpretación.
Entre estos significados estaría el que más se ajusta al contexto. Un niño se muestra como es, no finge; no es engreído ni insolente; no se deja llevar por el odio, no tiene todavía pasiones desviadas (sexualidad), vive al día sin ansias de dinero… Es directo en sus reacciones sentimentales: llora ante la recriminación o ante la frustración pero cualquier muestra de afecta lo consuela y anima; olvida el sufrimiento pasado y responde a las muestras de cariño…
Bien es verdad que alguno de estos datos es discutible, porque no hay ser más egocentrista –cosa normal—que el niño; nadie más tirano con los compañeros que el niño; nadie más veleidoso que el niño y, lógicamente, nadie más irresponsable que él.
Es decir, un ser que no podría sostener el entramado social Pero la sociedad
James Matthew fue un escritor escocés que en 1901 escribió una obra –Peter Pan y el País de Nunca Jamás-- destinada a tener un éxito notable. El primero, ser llevada al teatro en Londres en 1904.
Tanto los personajes como el argumento le vinieron inspirados a J.Matthew por sujetos y hechos reales de su entorno, principalmente de la familia amiga Llewelyn Davies. Al igual que personajes como Don Juan, Don Quijote o Fausto e incluso Caín y Abel, deben su pervivencia en el subconsciente colectivo precisamente por ser prototipos, figuras que desvelan arquetipos, elementos siempre presente en el sótano psíquico de la sociedad.
Peter Pan es un niño que no quiere crecer, rodeado también de “niños perdidos”. En su mundo, dos elementos femeninos, Wendy que viene a ser para ellos la figura materna imprescindible en la vida de todo niño, y el Hada Campanita, madre nutricia pero portadora de un lado oscuro y tenebroso. Tema suculento para el psicoanálisis.
Peter Pan se convierte en símbolo de aquellos que temen encarar las dificultades de la vida, que quieren evadir responsabilidades, que no se encuentran a gusto con los cambios, que no desean llegar a la madurez. Es una figura eterna, de todos los tiempos, también del nuestro.
Es el deseo de libertad sin trabas; eternos adolescentes; vivir sin ataduras y saltar –volar como Peter Pan—de una aventura en otra. Su mente es pura fantasía. El pasado es fantasía recreada y el futuro también fantasía, fantasía deseada.
El seno protector de Wendy lo encuentra el hombre-Peter Pan en el líder, en el grupo, en el Jesús Sacramentado o la Virgen del Amor Hermoso. Todo con tal de no asumir el propio yo y hacer vida de él asumiendo lo que se es y lo que se vale, es decir, acrecentando la autoestima unida al desarrollo de la responsabilidad.
"Si no os hiciereis como niños...". Otro de los mensajes evangélicos o capciosos o siempre mal interpretados (también los hay que lo interpretan en su recto sentido, el que todos sabemos).