RISUS PASCHALIS – 7 Algunos músicos joviales del XV - XVI

Músicas polifónicas del XV y XVI

Hemos ya reiterado que, desde tiempos antiquísimos, se representaban en la noche de Navidad y en algunas otras Pascuas obras por lo general cantadas. Y eso, todos los años. ¿Qué queda todo aquel arsenal musical y literario? De los primeros tiempos se tienen noticias por referencias indirectas, especialmente de actas conciliares, pero ninguna música. A partir del siglo XV quedan obras en Cancioneros generales y, de los siglos XVI, XVII, XVIII y bien entrado el XIX en documentos, manuscritos o publicaciones en papeles sueltos.

Aun así, la mayor parte se ha perdido, como es lógico. Las causas son muy diversas:  por el deterioro mismo de los papeles al ser usados; por la ruina de determinados archivos; por expolio;  a veces, porque ni siquiera se escribían las obras, se aprendían de memoria y se interpretaban; otras porque eran de menor importancia y nadie tenía interés en conservar algo que anualmente se renovaba.

Sin embargo, sí que, de los siglos de que se tiene constancia escrita, quedan suficientes obras para hacernos una idea de lo que se interpretaba y cómo. En el concierto citado en el primer artículo, he mostrado algunas obras del Cancionero de la Biblioteca Colombina (la gran biblioteca reunida por Hernando Colón, que se conserva en Sevilla), obras que con seguridad se interpretaron en la catedral de Toledo, dado que el compositor Juan de Triana fue maestro de capilla en la misma en la década de 1480. Se dice de él:

... cantor de música que tiene cargo de mostrar el arte de canto de la música a los seis niños clerizones elegidos por el cabildo para cantar en el coro de la dicha iglesia.

También hemos citado a Francisco de Peñalosa, que trabajó en la corte de los Reyes Católicos, del que tenemos una rara composición polifónica a 6 voces a interpretar en la Pascua de Pentecostés. Letrillas para la noche de Navidad, con el añadido “al tono de”, se conservan de Lope de Sosa (1603), Juan López de Úbeda (1588), Alonso deLedesma (1605), Francisco de Ávila (1606) etc. Y se conservan también villancicos en los Cancioneros de Uppsala y de Palacio.

Todos los que hemos trabajado con obras de estas épocas, conocemos de sobra las seis famosas “Ensaladas” de Mateo Flecha el Viejo, publicadas por su sobrino Mateo Flecha el Joven en Praga: La Guerra [con curiosas onomatopeyas de disparos y bombardeos], La Negrina [por la reproducción del habla de negros], La Bomba [de achicar agua en un naufragio], El Fuego [un incendio y la forma de apagarlo], El Jubilate [un florilegio de cantos, sobre todo en catalán] y La Justa [descripción y paralelismo con un torneo de cañas].  Una gozada de música propia de Navidad. Se pueden escuchar en Youtube.

Hemos hecho referencia también a una de las primeras “ensaladas” conocidas, Els Escolars, quizá un intento de los clérigos por encauzar con patrones “cultos” la ordinariez de otras intervenciones en el recinto sacro. Cervantes en el “Coloquio de los perros” se refiere precisamente a una canción basta y vulgar de pastores que Mateo Flecha incluye en “La Justa” así como el modo de hacer música de ellos:

…porque si los míos cantaban, no eran canciones acordadas y bien compuestas, sino un "Cata el lobo dó va, Juanica" [fragmento que recoge M. Flecha en La Justa] y otras cosas semejantes; y esto no al son de chirumbelas, rabeles o gaitas, sino al que hacía el dar un cayado con otro o al de algunas tejuelas puestas entre los dedos; y no con voces delicadas, sonoras y admirables, sino con voces roncas, que, solas o juntas, parecía, no que cantaban, sino que gritaban o gruñían.

O sea, pastores y labriegos cantando dentro de las iglesias, que ya nos imaginamos el resultado y el efecto sonoro.

La trayectoria vital Mateo Flecha se repite en prácticamente todos los maestros de capilla de esos tiempos, siempre buscando un mayor acomodo salarial: cantorcico de coro en la catedral de Lérida; luego maestro de capilla; pasa a Guadalajara con los Duques del Infantado; maestro de coro en Sigüenza; en Valencia, en la corte de Fernando de Aragón, duque de Calabria ([1]) [que fue el 3er marido de la 2ª esposa del bisabuelo de Felipe II]; en Arévalo, fue preceptor de las dos hermanas menores de Felipe II, María y Juana.  Sus últimos años los pasó como monje en el monasterio de Poblet.

Otras dos canciones de nuestro concierto proceden del Colegio de Jesuitas de Madrid dos obras muy delicadas cantadas en la noche de Navidad y conservadas en el Cancionero de la Colombina: A los maitines era [A LOS MAYTINES ERA (Anónimo) - Cancionero de la Colombina (S. XV) - YouTube] – Qué bonito niño chiquito [¡Que bonito niño chiquito! CORO DE CAMARA A CAPPELLA. y Cappella Antiqua de Santander - YouTube] Hablando de los jesuitas, se conserva una carta del P. Andrés Mendo, de Segovia, al P. Rafael Pereira, de Sevilla, año 1637 que por su gracioso y envenenado contenido transcribimos:

Compuso el villancico adjunto en Madrid el Conde de Lodosa para la noche de los Reyes y estuvo importunando a los músicos de nuestra capilla para que se lo cantasen. Ellos se excusaron con admiración y risa; y después que anduvo de convento en convento rogando con él, llegó a San Felipe, donde hay un prior que podría ser conde, pues mandó que le pusiesen tono y se cantó en aquel convento. No sé cuál es mayor simpleza, que lo hiciese él o que lo cantasen ellos.

No era normal que un autor o compositor ofreciera sus obras a iglesias o conventos; era al revés, éstos encargaban a compositores y poetas reconocidos alguna obra para tales festejos. Como ejemplo de un libreto de villancicos, esta portada:

LETRAS/DE LOS VILLANCICOS/QUE SE HAN DE CANTAR/EN LA IGLESIA PARROQUIAL/DEL SEÑOR S.MATEO/DE ESTA CIUDAD DE LUCENA/EN LA CALENDA, NOCHE, Y DÍAS/DEL NACIMIENTO DE/N.S. JESU CRISTO/ESTE AÑO DE 1694/ Puestos En Música por D. ANTONIO MONTORO FERNÁNDEZ DE MORA, Presbítero, Maestro de Capilla de dicha Iglesia. Dirigidos al licenciado D. Alonso Chamizo y Hurtado, Vicario Rector y Cura de las Iglesias de dicha ciudad. Impresso en Córdoba.

[1] Maravillosa en letra y música es la canción del Cancionero de Palacio “Ah, la mia gran pena forte”, donde se queja de la rapiña de su reino napolitano por parte de Herodes (Fernando el Católico) y Pilato (Luis XII de Francia).

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