Sobre ateología (6) “Oh Dios qué grande eres, creaste…”

Información que se les transmite a los infantes desde su más tierna edad: Dios creó... ¿Es esto una "verdad" demostrada? ¿Cómo? ¿Porque lo dicen las biblias de todas las religiones, que no son más que mitos sobre mitos? Esto no es serio, oiga.
Da la sensación de que cuando tratamos temas pretendidamente elevados nuestro modo habitual de actuar, pensar, hablar, opinar, describir… debe cambiar, adquirir otros tintes, situarse en otro plano de pensamiento. Todo para parecer más entendidos, más profundos y menos vulgares. ¿Por qué?
Es algo similar a la actitud de aquel que no entiende nada de lo que le están diciendo pero su pose es la de quien piensa y repiensa, para que el interlocutor presuponga alta sabiduría en el tema que les ocupa. Quizá suceda algo de eso con la religión.
Pero cuando tratamos de encontrar la evidencia de las cosas y de los acontecimientos, ésta debería aparecer con claridad. No “debería”, debe, sobre todo porque se trata de asuntos que afectan a la felicidad, a la ocupación del tiempo, al bienestar afectivo y similares.
Apelar a seres extraterrestres que han afectado el devenir de la evolución, a viajeros en el tiempo, a vagabundos de los espacios siderales, a especímenes que pueden detectar pensamientos… no debe recibir la más mínima consideración por parte de quien se quiera considerar persona normal.
Es lo que sucede con el pretendido “diseño” de que hablábamos ayer, que hace entonar cantos de alabanza a Dios ante el cielo arrebolado de las tardes veraniegas: los creyentes encuentran evidencia en ello.
Pero los hechos son tozudos: otros no la encuentran. Y la evidencia ha de mostrarse como tal para todos, sean creyentes o no. No todos la ven, por más que pretendidos especialistas quieran así transmitirlo o inculcarlo.
Repetimos lo dicho arriba: esa evidencia, dado que se refiere a un pretendido dios que a todos gobiern y a todos afectaa, debe aparecer clara para todo individuo.
¿Y es cierto que el diseño inteligente del que se deduce Dios es algo evidente? No. Deberían mostrarnos cosas de las que estemos absolutamente seguros que han sido diseñadas. Diseñadas no por la misma naturaleza en su proceso evolutivo ni, menos, por el hombre.
Se puede llegar a la evidencia de que algo responde a un diseño inteligente, Dios, de tres maneras, por semejanza, por procedencia o por patrón. Estaríamos por decir que tal evidencia es la misma en los tres casos, la metáfora. Y esto no es en absoluto evidencia. Ni, cuando hablan de Dios como relojero del Universo, serio. La creación según patrón divino –“hagamos al hombre a imagen y semejanza”-- sólo se sustenta en leyendas y mitos.
Menos todavía por procedencia, como que todo tiene su origen en Dios. Tampoco es serio esto. Por vulgarizar el asunto y llevarlo a un extremo ridículo, ¿alguien puede dar testimonio de Dios formando de la nada alguna especie nueva? Sí, resulta ridículo decirlo y más todavía pensarlo, pero la evidencia no puede ser subjetiva, debe responder a elementos objetivos. Y algo tan objetivo como Dios creando un erizo, jamás se ha observado.
Los que ven la mano de Dios en la Naturaleza no hablan un lenguaje inteligible, hablan de manera simbólica, como el Hijo de Dios que hablaba a sus coetáneos en parábolas para que le entendieran. Pero la parábola es sólo un símil, una metáfora, una comparación sin término comparativo.
Cuando vemos un objeto se puede rastrear su proceso creativo hasta llegar al diseñador. ¿Sucede esto con Dios? El diseñador debe responder de lo diseñado ¡y viceversa! No es ni inteligible y admisible hablar en propiedad de que Dios es el señor del mundo, de la Naturaleza…
Las meras palabras y eso que se dice “formas de hablar” no sirven en casos tan serios como el que el hombre dependa de su creador, porque Dios no ha creado nada. En la Naturaleza no existe evidencia alguna de creaciones divinas. Falla el proceso.
¿Y la Naturaleza realizada según un patrón divino? De nuevo el ridículo, porque parece que Dios empleara patrones defectuosos. En la Naturaleza el éxito o el fracaso se mueven a lo largo de una línea muy sutil. Sí, hay maravillas en la Naturaleza; hay casos incomprensibles de perfección y belleza, pero...
Pero siempre esto es relativo, porque la belleza del desierto de Siloli, en Bolivia, lo es para quienes lo recorren en todo-terrenos y fotos que puedan mostrar “que yo estuve allí”; no lo es para plantas, animales o indígenas: allí no se puede vivir.
Añádase el hecho incontestable de que la Naturaleza falla continuamente. La Naturaleza se muestra defectuosa y en estado continuo de perfección. ¿Dónde está el patrón divino? Nadie, sino la imaginación que se dedica a crear, puede apreciar evidencias creativas.
En este asunto, los gurús de la alabanza a Dios por las obras de sus manos conducen al vulgo a través de cortocircuitos mentales. Es lo fácil. Y también lo emotivo.