Hacia una nueva liturgia cívica y festiva.

Es un hecho que hoy la sociedad vive desligada de las creencias. Las encuestas y la realidad percibida por cada uno así lo dicen. Un dato de cosecha propia: en “mi” pueblo habrá en verano unos 250 habitantes. Pues bien, a las misas dominicales no asisten más allá de 30 personas.
Sin embargo el pueblo, éste y todos los de España, acude en tropel a determinadas fiestas o celebraciones que no pueden realizarse sino por medio de actos religiosos.

Incongruencia que es fruto de una inercia social (1). Lo lógico sería encontrar “repuesto” cívico popular a dichas celebraciones. (2)
Pero por ahora no deja de ser un problema social de grueso calado el encontrar repuesto a costumbres añejas que parecen llenar de sentido "ritual" determinados momentos del discurrir diario pero cuya “sustancia doctrinal” no dice absolutamente nada.
Por ejemplo, ¿cómo llenar en un pueblo el hueco del domingo por la mañana? ¿Cómo, en la fiesta del patrón, no acudir a la procesión popular? ¿Cómo “sustituir” liturgias "reconfortantes", pro vivis et defunctis? ¿Cómo teñir con otro halo momentos y acciones...?
Asuntos a celebrar no faltan y como inicio de programa se sugieren algunos. La imaginación de culturas y cultos profanos nuevos en ebullición vendrá a llenar los huecos dejados por la desafección hacia los gerifaltes del rito.
Dentro de los campos de la actividad humana, habrá algunos que la sociedad ha de elevar de rango y dar un tratamiento "ritual-civil" y un contenido similar al litúrgico:
Respecto al propio individuo:
a) Conocimiento y actos relacionados con su naturaleza, formación, desarrollo, ontogénesis, realización personal, problemas y carencias, control...
b) En consecuencia, previsión festiva de los momentos claves de la existencia: nacimiento, adolescencia, madurez, formación de una familia, consecución de un trabajo, la cosecha anual, nacimientos familiares, muerte de familiares o amigos, propia muerte...
c) Reflexión y explicación del sentido de la vida en otro “sentido”, preparación y celebración de cada momento.
Respecto a la familia:
celebración festiva de su constitución, solución de problemas, incluso disolución; inicio de la educación; integración en grupos supra familiares, etc.
En otro orden de cosas, muchos se encuentran que a la fiesta dominical o al día festivo les falta algo si no hay celebración litúrgica.
He aquí un elenco de actividades que a la vez puede servir como motivo de reflexión individidual o grupal:
Dedicación a los hijos: juego, educación complementaria, actividades conjuntas...
Amigos: grupos, actividades, charlas temáticas...
Escribir: incitación a la escritura, foros, comunicación, participación...
Animales: cuidado, actividades, granjas familiares...
Cultivos: huerta, terrazas, macetas.
Comida y bebida: cultura del yantar, preparación, participación.
Actividades artísticas: música, cine, literatura, arte, entretenimientos diversos
Momentos de reflexión, vivencias personales o grupales, crítica.
Vida en sociedad: conflictos, prevención, colaboración.
Deportes o ejercicios, solos o compartidos.
Reflexión sobre problemas sociales o políticos: solución, participación, implicación.
Fiestas: cuántas, cuáles, preparación, intervenciones.
Meditación personal: técnicas de control mental, metodología, vivencia de la soledad, relación humana, autocrítica.
Psicoterapia: personal y delegada, conflictos, etc.
Trabajo: rendimiento y productividad, técnicas y tácticas, control, destino, mejora.
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(1) Ejemplo vivido "en vivo": en dicho pueblo el albañil-padre había realizado todas las reformas de determinada casa. Por aquello de acudir "al de siempre", se encargó al hijo, que había aprendido de él, la colación del embaldosado en mármol del comedor. Sabían que era chapucero, que apenas si recibía encargos, que había caído en el alcohol e incluso consumía droga... ¡Rompió baldosas para haber cubierto otro comedor entero! Sí, pero ¿cómo no acudir "al de toda la vida?"
(2) Sin pretensión alguna de de soliviantar ánimos con algo que se hará realidad con el tiempo.
Comenté con el alcalde del pueblo esta "broma o realidad ceremonial".
¿Qué tal celebrar el domingo de otra manera?. Sugiero: a la misma hora de la misa, reunir a la gente "que quiera" para un acto social. Incluiría: Saludo con ofrecimiento de un vino como bienvenida. Recuento de asistentes por su nombre. Lectura de algún texto poético. Canto regional, que puede ser el himno del pueblo o cualquier otro. Recuerdo de los asuntos sucedidos durante la semana. Problemas suscitados en el pueblo. Sugerencia de soluciones. Recuerdo de algún personaje pasado “famoso” del pueblo. Otro canto regional de la tierra. Consideraciones éticas respecto a lo que no está bien y se puede mejorar. Invitación general a un aperitivo.
Reflexión: ¿acudiría alguien al templo? Quizá, con los años y a la vista del desierto, se pudiera usar el palacio del templo para este menester dominical. ¿Reacción de la clerecía?