El sugestivo mundo de la curación por la fe... en lo que sea.

Al margen o al lado de las "grandes" religiones (grandes por el número de fieles o por su tinglado inmobiliario) se alza todo un mundo enormemente heterogéneo donde convergen corrientes místicas y orientalizantes; curanderistas; sectas satánicas; parapsicológicas; integrismo escatológico; movimientos “cientifizantes”; sectas jerarquizadas desgajadas del tronco común: Hare Krishna, Moon y su Iglesia de la Unificación, Maharaj ji, Maharishi Yogui, Niños de Dios, Bhagwan Rajneesh; grupos desdibujados: Dianética, Meditación Trascendental de Maharishi, Iglesia Científica de Cristo; sistemas de meditación como refugio contra el tecnicismo: zen, yoga; sincretismos: sijismo, que busca la unidad entre Islam e Hinduismo; movimiento de Satya Sai Baba, 1926, que utilizando a Jesucristo y la Virgen, su piedad es de carácter gurú; el movimiento Osho, basado en la meditación; Fe Bahai...
¿Qué puede deducir la persona normal, la que cree que no hay buscar tantas patas en un cuadrúpedo, de todo ese galimatías crédulo, de toda esa panoplia disgregante, de todo ese catálogo de salvadores a la carta?
Conocer todo esto hace pensar que la religión está afectada de lepra y que se cae a pedazos y que el tiempo pondrá a cada uno en su sitio. Sólo falta que el progreso técnico, que a pasos de gigante todo lo inunda, genere una filosofía y un pensamiento acordes para que huyan a la desbandada los grajos de la creencia.
Los pensadores cristianos, al fin y al cabo igualmente crédulos aunque más refinados, hacen malabarismos para demostrar que la religión no repugna a la ciencia, por el hecho de que la religión es un conocimiento distinto y superior a la ciencia.
Hay "clarividencias" que por consecuentes con lo que creen –los de la Sociedad para la creación de valores, grupo divulgado por Daisaku Ikeda— llegan a tal rotunda afirmación: Como tendencia general, podemos decir que los descubrimientos de la ciencia moderna ofrecen una confirmación de las enseñanzas que nos han llegado de los pensadores budistas del pasado. Genial.
¡Ni los unos ni los otros! La única forma de conocer es la racional, que va desde el sentido común hasta los métodos científicos de confirmación de la verdad. Todo otro método de conocimiento es mistificación, engaño, desviación, aprovechamiento, fraude o chantaje.
Eso en cuanto a la forma de conocer que tiene el hombre. Si de la pretendida “salvación” del hombre hablamos, no hay otra que la que comienza por la satisfacer sus necesidades vitales y sigue por la educación científica y la formación ética sobre valores universales, precisamente los valores que han secuestrado todas las religiones para su dispendio exclusivo.