¿Y qué tendrá que ver el músico Maurice Ravel con Castellote?

Para mis amistades.


¿Tenéis veinticinco minutos libres? ¿No? ¿Al menos cinco?. ¡Que no, que no soy “pesao”! Que quiero haceros partícipes de mis momentos de “jolgorio cultural musical”.

Hay un pueblo en el Bajo Aragón, Castellote, que dicen que tiene cuatro esquinas y que las cuatro son de acero: “si quieres entrar, no te dejan y si quieres salir, no puedes”. Eso dicen por allá. Un poco de verdad hay en todo ello, porque en los últimos siglos ha sido refugio de los más diversos revolucionarios, desde la guerra de la Independencia y las guerras carlistas hasta la guerra civil y los maquis. Aquí se casó Enrique Líster. Bueno, hasta los templarios tuvieron refugio en el pueblo, que suyo era el castillo. Impresionante pueblo.

Pues dicen en Caspe que desde Castellote trajeron en un burro, como un bailote, o sea una mierdecilla de baile, el “bolero”. Y quedó como “Bolero de Caspe”, quizá el más célebre bolero de nuestras Españas.

El bolero es un baile de ritmo ternario (3/4) con un cantus firmus rítmico (pám, papa – pám – pam – pám – pam, o sea, corchea+dos semi corcheas – 2 corcheas – 2 corcheas). Finaliza en una jota que hace referencia a esa particularidad de Castellote, tener cuatro esquinas de acero (son, según creo, cuatro puertas de la muralla).

Ahora toca escuchar:
BOLERO DE CASPE : (2’50” – el resto es propaganda)
_______________________________________

Maurice Ravel, nació en el sur de Francia, País Vasco Francés, aunque se largó a París con sus padres a poco de nacer para “coger categoría”. Eso sí, su madre que era medio vasca, le metió en el cuerpo los ritmos y canciones del País Vasco... y quizá algún que otro baile español. El influjo materno, ay. Pasados los años, nunca superó la muerte de su madre.

Mauricio escuchó en las fiestas de su pueblo Ciboure este bolero –esto lo estoy inventando— y quedó prendado del ritmo. Lo invento, porque es seguro que Mauricio conocía fandangos y boleros de sobra, aunque sólo fuera por haber viajado por España o por conocer la Suite Iberia de Albéniz a fondo.

Un día que tenía poco que hacer (bueno, estaba el encargo de Ida Rubinstein en 1928 de alguna "danza española") se puso a componer algo parecido al bolero de Caspe, haciendo que todos los instrumentos de la orquesta repitieran una y otra vez la misma melodía, como un ostinato "in crescendo", crescendo no en volumen sino por adición de instrumentos. Y lo llamó “Bolero” a secas(¡no lo iba a llamar “bolero de Ravel”!).

Para él, también como los de Caspe, una mierdecilla, un ensayo de orquestación. Pero tuvo tal éxito que hasta sus tataranietos se están haciendo ricos con los derechos de autor.

Su famoso bolero tiene el mismo cantus firmus rítmico (back ground) que el bolero de Caspe, algo adornado. Curiosamente este bolero lo estrenaban en París cuando Mauricio estaba con su amigo Manuel de Falla disfrutando de sus éxitos en Granada.

Y ahora vienen los 17 minutos mejores, con el “Bolero de Ravel”. El director, aunque no lo ponga, se llama George Pelivanian, libanés de origen, simpático él aunque con algunas ínfulas. Así me lo pareció cuando nos dirigió… no recuerdo qué.

Para los que quieran aprender cómo se compone una partitura de música, que no es tan difícil, esta audición añade explicaciones muy sabrosas. Eso sí, hay que ser un "maestro" para llegar al acorde disonante final apoteósico utilizando siempre la misma obstinada melodía.
BOLERO DE RAVEL.
Volver arriba