La derecha y ultraderecha españolas escupen bilis por el imperio "Un papa antiespañol"

El papa Francisco defensor de la dignidad de los indígenas
El papa Francisco defensor de la dignidad de los indígenas

"Así califican las derechas españolas (y algunos periodistas) al papa Francisco, de la misma manera como el franquismo definió al papa Pablo VI"

"Francisco ha dirigido una carta al arzobispo Rogelio Cabrera los otros obispos mejicanos y a las autoridades y al pueblo de Méjico, para celebrar el bicentenario de la Independencia"

"En el texto, el Papa quiere que la relectura del pasado tenga'“en cuenta tanto las luces como las sombras que han forjado la historia del país' para así 'reconocer los errores cometidos en el pasado, que han sido muy dolorosos'"

La carta ha indigestado a los políticos españoles de la derecha y de la ultraderecha. "La Sra. Díaz Ayuso, el Sr. Espinosa de los Monteros, José Mª Aznar (y también Pablo Casado), Francisco Marhuenda y Alfonso Rojo se han escandalizado"

"Han olvidado que Francisco no ha sido el único obispo de Roma que ha denunciado los excesos que los conquistadores perpetraron en la colonización de América"

"Juan Pablo II, en su viaje a la República Dominicana y Benedicto XVI en 2007 formularon unas palabras de perdón similares"

"Pero se ve que los padres de la patria, tan indignados ahora con el papa Francisco, no se dieron cuenta de aquellas declaraciones, tan parecidas a las que el papa Francisco dijo en Bolivia en 2.015"

"Mientras que el Papa sabe pedir perdón, los intolerantes e inquisidores de turno, llenos de arrogancia y de soberbia, destilando bilis se muestran incapaces de reconocer ningún error en la conquista de América"

"Y es que como decía Jesús Bastante, 'la ultraderecha católica' (y también la derecha, Jesús, también la derecha), ya no esconde su odio a Francisco"

Así califican las derechas españolas (y algunos periodistas) al papa Francisco, de la misma manera como el franquismo definió al papa Pablo VI.

Y es que con motivo del bicentenario de la independencia de Méjico, el papa Francisco ha dirigido una carta al arzobispo Rogelio Cabrera, presidente de la Conferencia Episcopal Mejicana, a los otros obispos mejicanos y a las autoridades y al pueblo de Méjico, para celebrar este aniversario.

En su texto, firmado el pasado 16 de septiembre, el papa dice que “celebrar la independencia es afirmar la libertad, y la libertad es un don y una conquista permanente”. El papa, que se une así a la alegría del pueblo mejicano por el bicentenario de su independencia, dice que este aniversario ha de ser una ocasión “para fortalecer las raíces y reafirmar los valores” que construyen Méjico como nació.

El papa quiere que la relectura del pasado tenga “en cuenta tanto las luces como las sombras que han forjado la historia del país”. Por eso Francisco pide a los mejicanos que “esa mirada retrospectiva, incluya necesariamente un proceso de purificación de la memoria”, para así “reconocer los errores cometidos en el pasado, que han sido muy dolorosos”.

En esta carta, el papa recuerda a los mejicanos que “tanto mis antecesores como yo mismo, hemos pedido perdón por los pecados personales y sociales, por todas las acciones u omisiones que no contribuyeron a la evangelización”. El papa dice también que “no evocamos los dolores del pasado para quedarnos ahí, sino para aprender de ellos y seguir dando pasos a sanar las heridas, a cultivar el diálogo abierto y respetuoso entre las diferencias y a construir la tan anhelada fraternidad”.

La carta del papa, para conmemorar los 200 años de la independencia de Méjico, un texto que ha indigestado a los políticos españoles de la derecha y de la ultraderecha, ha herido el orgullo y el amor “patrio” de estos políticos, que consideran la conquista de América como la gesta más sublime del imperio español, un imperio que, por cierto, pronto caducó y hoy ya no queda nada.

Así, la Sra. Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, decía, en referencia a la carta del papa, que se “sorprende que un católico que habla español, hable así de un legado como el nuestro, que llevó el español y el catolicismo y por tanto la civilización y la libertad al continente americano”. (La Vanguardia, 29 de septiembre de 2.021).

También el Sr. Espinosa de los Monteros, de Vox, ha afirmado que “España tiene muchos motivos para estar orgullosa de su legado histórico y cultural” (La Razón, 29 de septiembre de 2.021).

Y quien no podía faltar en esta insurrección y en este aquelarre contra el papa, ha sido el arrogante expresidente del gobierno, José Mª Aznar (y también Pablo Casado) que ha dicho que “la hispanidad nos tiene que enorgullecer”. Y por eso ha afirmado que “yo no voy a engrosar las filas de los que piden perdón, no lo voy a hacer”. En su delirio de grandeza y en su consubstancial arrogancia, el expresidente español ha dicho que “España es después de Grecia y de Roma, la nación más importante de la historia” (Religión Digital, 30 de septiembre de 2.021).

Tanto la derecha como la extrema-derecha, se han escandalizado y se han rasgado las vestiduras por las palabras del papa (por otra parte, tan sensatas), olvidando que Francisco no ha sido el único obispo de Roma que ha denunciado los excesos que los conquistadores perpetraron en la colonización de América.

Así, el papa Juan Pablo II, en su viaje a la República Dominicana, en 1.992, en un encuentro con indígenas, afirmó: “¿Cómo podría olvidar en este V centenario los enormes sufrimientos infligidos a los pobladores de este continente durante la época de la conquista y la colonización?” (La Razón, 29 de septiembre de 2.021).

Y unos años más tarde, en 2.007, el papa Benedicto XVI decía: “Ciertamente el recuerdo de un pasado glorioso, no puede ignorar las sombras que acompañaron la obra de evangelización del continente Latinoamericano”. Y el papa Ratzinger continuaba así: “No es posible olvidar los sufrimientos y las injusticias que infligieron los colonizadores a las poblaciones indígenas, a menudo pisoteadas en sus derechos humanos fundamentales” (La Razón, 29 de septiembre de 2.021).

Pero se ve que los padres de la patria, tan indignados ahora con el papa Francisco, no se dieron cuenta de aquellas declaraciones, tan parecidas a las que el papa Francisco dijo en Bolivia en 2.015: “Pido humilmente perdón, no solo por las ofensas de la propia Iglesia, sino también por los crímenes contra los pueblos originarios durante la llamada conquista de América” ya que “se han cometido muchos y graves pecados contra los pueblos originarios de América en nombre de Dios”.

Mientras Jorge-Mario Bergoglio fue arzobispo de Buenos Aires, se publicó el libro, “Sobre el cielo y la tierra” (2.010), donde el futuro papa expresaba sus opiniones sobre diversos temas. En el capítulo 26 (“Sobre algunos hechos de la Historia: la conquista, el socialismo y el peronismo), el arzobispo Bergoglio no pudo ser más claro: “Así como se señalan los abusos de los españoles (porque evidentemente vinieron a hacer negocio en estas tierras y a llevarse el oro), también en la época de la conquista hubo hombres de la Iglesia dedicados a la predicación y a la ayuda, como fray Bartolomé de las Casas, defensor de los indios ante el maltrato de los conquistadores

Los políticos españoles, que tienen una piel tan fina, no aceptan que los diversos papas (no solo Francisco), les hayan recordado los excesos de los conquistadores en la colonización de los pueblos latinoamericanos. En su soberbia innata, los políticos españoles se han sentido ofendidos con las palabras del papa Francisco, ya que consideran la conquista de América como una “noble hazaña”, casi digna de ser considerada Patrimonio Mundial Inmaterial de la Humanidad.

Si muchos políticos españoles, irracionalmente (es decir, sin la capacidad de razonar), han atacado al papa por su carta con motivo del bicentenario de la independencia de Méjico, el que se llevado la “palma”, por la absurdidad de lo que ha dicho, ha sido el director del Mundo, Francisco Marhuenda.

Este periodista, en un artículo suyo titulado: “Un papa antiespañol”, dice del papa Bergoglio que tiene una “escasa simpatía por España”. Incluso, en su soberbia, el Sr. Marhuenda (que para más inri se define como “liberal y comprensivo”), afirma en relación al papa Francisco, que “el Espíritu Santo se confundió y los cardenales eligieron un candidato catastrófico” (La Razón, 29 de septiembre de 2.015). ¡Lástima que no estuviese él en el cónclave para designar al nuevo obispo de Roma!

En esta espiral demagoga e irracional de políticos y periodistas, el director del Mundo dice que al papa “le gustan los ateos, los agnósticos y los enemigos de la Iglesia” (idem). Y dos días más tarde, el 1 de octubre, el Sr. Marhuenda volvía a la carga con su artículo: “No entendemos el papa peronista”, donde decía que “es una lástima que el pontífice tenga lagunas enormes sobre la historia de la Iglesia que dirige con tan poco acierto” (El Mundo, 1 de octubre de 2.021).

El papa por el diálogo y por el perdón
El papa por el diálogo y por el perdón

No sé si es verdad lo que afirma el Sr. Marhuenda, pero esa acusación me recuerda la crítica de los fariseos a Jesús: “Todos los publicanos y los pecadores se le acercaban para escucharlo. Y los fariseos y los escribas murmuraban: Éste acoge a pecadores y come con ellos” (Lc 15:1-2). Y es que el Establishment, los que se creen puros y perfectos, siempre están a punto de tirar la primera piedra para condenar a los que no piensan como ellos, sin darse cuenta de la biga que tienen en sus propios ojos (Lc 6:39-42).

El Sr. Marhuenda dice que el papa “hace declaraciones populistas, con el más claro estilo del peronismo de su país”. Y por eso, según el Sr. Marhuenda, al papa “le gusta chapotear en el barro del falso progresismo se esa izquierda sectaria y fanática”. El director del Mundo, que se declara “muy orgulloso de ser español”, acaba su artículo diciendo que “no hay que pedir perdón” por la conquista de América (La Razón, 29 de septiembre de 2.021).

Otro periodista enojado con las palabras del papa, Alfonso Rojo, también ha echado la caballería sobre el obispo de Roma, a quien ha calificado de ser un papa “que hace el indio, sectario y en la inopia”y evidentemente, “antiespañol” (Periodista Digital, 29 de septiembre de 2.021). Así fue calificado también el papa Pablo VI por el franquismo, porque Montini, diversas veces imploró a Franco clemencia para los condenados a muerte por el dictador.

"Alfonso Rojo, también ha echado la caballería sobre el obispo de Roma, a quien ha calificado de ser un papa 'que hace el indio, sectario y en la inopia' y evidentemente, 'antiespañol'. Así fue calificado también el papa Pablo VI por el franquismo"

Mientras que el papa (y cualquier persona con dos dedos de frente) sabe pedir perdón, los intolerantes e inquisidores de turno, llenos de arrogancia y de soberbia, destilando bilis e incapaces de reconocer ningún error en la conquista de América, se mantienen en su orgullo de haber hecho bien todas las cosas. Por eso, que Dios nos libre de los perfectos y de los que (como los maestros de la ley y los fariseos) se piensan que todo lo hacen bien.

No me extrañaría que todos estos políticos y periodistas que se han rasgado las vestiduras por la carta del papa, encabezaran una manifestación con pancartas del tipo: “El papa al paredón”, semejantes a las de “Tarancon al paredón”.

Y es que como decía Jesús Bastante, “la ultraderecha “católica” (y también la derecha, Jesús, también la derecha), ya no esconde su odio a Francisco” (Religión Digital, 29 de septiembre de 2.021).

Por último, me parece curioso (triste e incomprensible), el silencio de los obispos valencianos ante los ataques que está recibiendo el papa Francisco por parte de las derechas españolas.

Primero, Religión Digital
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