La famosa talla de la Legión sale de Málaga por primera vez El Cristo de la Buena Muerte en la catedral castrense

Los pasos de Semana Santa que participarán en el Vía Crucis de la JMJ, que reunirá a una multid de jóvenes con Benedicto XVI, empiezan a llegar progresivamente a Madrid. El más madrugador ha sido el paso granadino de «Jesús despojado de sus vestiduras». Esta talla, que data de 1989, llegó ayer a las 10:00 horas a la Real Colegiata de San Isidro. Una vez instalado allí, será acogido durante su estancia en la capital de España y compartirá hogar con cuatro pasos más: el Cristo Caído Camino del Calvario de Úbeda, original de Jaén; La Verónica, procedente de Jerez de la Frontera (Cádiz), y el que es el gran «anfitrión»: el Jesús del Gran Poder, que tiene su residencia habitual en el templo madrileño.Lo cuenta Juan Cadarso en La Razón.

«Es una oportunidad para que los peregrinos del mundo conozcan esta tradicion, tan española, de los pasos de Semana Santa. Y además, podrán ver cómo se vive. Pero también ayudará a los peregrinos españoles que vengan procedentes de otras provincias, para que ellos conozcan nuestros pasos y, a su vez, los que somos de Madrid conozcamos los suyos», comenta Jesús a La RAZÓN, uno de los cofrades de Jesús del Gran Poder, que han participado junto a miembros de la Hermandad del Santísimo Sacramento de Granada en el desembajale y montaje de su talla. «Posiblemente sea de las pocas veces en que podamos disfrutar de un acontecimiento así», añade.

Para honrar la presencia de este valioso patrimonio artístico en Madrid, la Colegiata tiene programada una eucaristía el día 17 a las ocho de la tarde, que contará con la presencia de los obispos titulares y auxiliares de las cuatro diócesis de donde proceden los pasos. A esta misa, se añade la ofrenda floral, que el sábado día 20 tendrá lugar también en este templo por parte de las cofradías sevillanas de la Macarena y el Gran Silencio.

Otro de los pasos que terminaron ayer su peculiar peregrinacion hasta Madrid fue el Cristo de la Buena Muerte, conocido popularmente como El Cristo de la Legión. La catedral castrense de Madrid recibió a este Cristo con un emotivo acto en el que estuvo presente el arzobispo castrense, Juan del Río. La Jornada Mundial de la Juventud de Madrid ha sido una razón suficiente para que por primera vez en la historia la talla salga de la ciudad de Málaga, donde es custodiado habitualmente por la Cofradía de Mena.

«Ha sido muy emocionante, aunque llevamos 24 horas sin parar. Desde el punto de vista de la fe es importantísimo que este paso participe en un encuentro con el Papa. Los jóvenes del mundo podrán ver la religiosidad popular de España, eso que hacemos todas las primaveras, cuando sacamos a nuestros pasos para representar y explicar al pueblo, la muerte y resurrección de Cristo», comenta a LA RAZÓN el hermano mayor de la Cofradía de Mena.

A las siete y media de la mañana de ayer, y como si de un jefe de Estado se tratara, el Cristo de la Buena Muerte, junto al trono y los bártulos que lo acompañan, salieron camino de Madrid escoltados por patrullas de la Guardia Civil y embutidos en un cajón que los protegían de posibles golpes.

En la particular peregrinación a Madrid, se sumó la Cofradía de Mena. La congregación que venera y conserva este paso permitirá que cerca de 800 personas procesionen con el paso durante el Vía Crucis con Benedicto XVI.

«El Cristo de Mena es un signo del abrazo de la fe cristiana con los ‘‘centinelas de la paz'', que son los militares. La rica imaginería española demuestra cómo la fe crea cultura, algo que divisarán muchos pueblos», afirmó ayer Juan del Río, arzobispo castrense de España. Para el arzobispo, estos pasos «son una expresión clara y evidente de cómo la fe potencia y redimensiona al hombre».

Sobre la importancia que pueden tener los pasos de la Semana Santa dentro de un marco tan especial como es el de la JMJ, Del Río mostró su confianza en que «el espíritu de Jesucristo remueva el corazón de las nuevas generaciones, que luchan por construir la civilización del amor».

A las 21:00 horas de ayer los devotos del Cristo de Mena rompieron en aplausos al ver a su talla introducirse en la Catedral Castrense. Pablo, un joven peregrino y cofrade del Cristo de Mena comentó que «es un privilegio haber sido seleccionados para participar en la JMJ de Madrid, eso significa mucho para nosotros».

Si nos centramos en su historia, llama la atención el hecho de que, en realidad, el Cristo de Mena no es de Mena. La joya barroca de Pedro de Mena (1628-1688) fue destruida en mayo de 1931 durante el furor anticatólico y la quema de conventos de Málaga.

Al parecer, según una carta de ese año del comisario de la Policía de Málaga, Ricardo Gordián, fue el concejal comunista Andrés Rodríguez quien «capitaneó los grupos que asaltaron, saquearon e incendiaron la Iglesia de Santo Domingo; y al decirle un individuo que respetaran y no quemaran la Imagen del Santo Cristo de Mena, contestó que allí se quemaba todo».

La imagen actual es obra del malagueño Francisco Palma Burgos. En realidad, más que una copia idéntica es una reinterpretación del original: es un poco más grande, tiene los cabellos de forma distinta y el anudado del paño va al lado inverso.

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