Con Masiá ha ocurrido lo que tenía que ocurrir.

Me parece muy bien la libertad de expresión. Pero con coherencia. Y yo creo que esto le faltaba a Masiá.

A ver si me explico. Cualquiera puede decir, acertada o equivocadamente, que el oficio de astronauta es estúpido e inútil. Yo no tengo nada que objetar a que alguien lo piense y lo diga. Pero lo que no me parece de recibo es que así se manifieste un astronauta que vive de eso. Si no le gusta su profesión lo que debe hacer es dejarla y no contarnos todos los días que ser astronauta es una estupidez.

Hay en España miles de personas que odian al Real Madrid, que desearían perdiera todos los partidos que jugase y que descendiera a la última división existente. Pero sería absurdo que así se manifestara un socio del Real Madrid. Y si insistiera en esas manifestaciones con publicidad y alevosía reiteradas me parecería normalísimo que el club le privara de la condición de socio.

Pues más o menos. En mi opinión, lo que decía Masiá chocaba frontalmente con el dogma y la moral de la Iglesia. Y por lo que se ha visto no era un dislate mío sino compartido por otros. Y al parecer con notable peso en la Iglesia.

Las tesis de Masiá en un agrimensor de Tarrasa, un bombero del Puerto de Santa María, o un profesor de la Facultad de Veterinaria de León no producirían la menor reacción eclesial. Pero es que Juan Masiá es sacerdote y jesuita. Y alguien podría pensar que lo que él decía era el sentir de la Iglesia. Pues no lo es. Porque si lo fuere no le prohibirían manifestarlo.

Y es que se lo han prohibido. Con árnica pero se lo han prohibido. Aceptó dejar de publicar pero no con voluntad libre sino obligada. De los artículos que he visto sobre el asunto, el más acertado me parece el de su compañero y amigo Lamet. Que no es precisamente santo de mi devoción. Y que conoce perfectamente esa medida pues la padeció en sus propias carnes. Que a su amigo Lamet le parezca que Masiá se había pasado un pelo es bastante significativo. Discrepo de él, sin embargo, en su consideración de que un determinado artículo reciente fuera la gota que colmó el vaso. Éste estaba colmado desde hacía tiempo y no es de hoy el que la Compañía de Jesús estuviera considerando que hacer con este hijo suyo.

Es ya la segunda vez que le dan en la cresta a Masiá. Personalmente no me regocijo del capón aunque crea que era necesario clarificar la nebulosa. Me alegraría muchísimo que al P. Masiá le sirviera de saludable medicina haciéndole comprender que no iba por buen camino. Y a todos los que estaban encantados con sus posiciones teológicas y morales, en lo que están en todo su derecho, que se enteren que de católicas tienen poco.

No me creo mucho la versión de que dos o tres obispos protestaran del Blog y que la Compañía de Jesús, por no disgustarles, le aconsejó suprimirlo. Si las tesis del P. Masiá fueran defendibles lo normal es que la Compañía las hubiera sostenido frente a dos o tres prelados de pocas luces e ira pronta. En mala situación estarían los jesuitas si cualquier denuncia episcopal contra alguno de ellos, por infundada que fuere, llevara al jesuita a la picota con tal de agradar al denunciante.

También me parece muy raro que se prohiban las manifestaciones de Masiá en todo el mundo menos en Japón. ¿Es que allí no le lee nadie? ¿Están tan perdidos los católicos japoneses que en Japón es un nuevo Atanasio teniendo en cuenta lo que allí creen los católicos? ¿O no importa nada confundir a los escasísimos católicos del Japón? No lo entiendo pero tampoco voy a pedir explicaciones.

El P. Masiá no ha aparecido muchas veces en mi Blog. Confieso que últimamente apenas le leía. Me iiritaban profundamente sus artículos y no me parecía propio el polemizar continuamente con un compañero de página. Por lo que recurría a tan socorrido ojos que no ven... Pero creo que hoy tenía que manifestarme. Creo haberlo hecho sin acritud.
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