A Max Kolbe, David, Federico Arturo y algún otro.

Jamás os objeté nada. Aunque no coincidiérais con mis opiniones. Habéis hecho gala siempre de un tono educado. Cosa que es de agradecer. Alguno me parece algo reiterativo. Pero que sea eso lo que tenga que lamentar. Creo incluso que con Max Kolbe hay una simpatía recíproca. Al menos la hay por mi parte. Aunque con divergencias sobre algunas cuestiones.
¿Qué alguno lamenta el tono o la descalificación de algún comentario dirigido a ellos? Pues no vais a ser los únicos que os libréis de réplicas. Unas más educadas que otras. Algunas en mi opinión acertadas y otras equivocadas. Y hasta puede que impresentables.
Por nada de eso os traigo aquí. Tenéis el Blog abierto sin el menor problema. Si os dedico un artículo es por algo que me parece de mayor entidad aunque no os afecte a todos lo mismo. Aunque constituyáis el lobby antiGerminans.
Yo sobre esa página me he pronunciado con absoluta claridad. Pero entiendo perfectamente que a otros no les guste. Y la critiquen. La coincidencia en la crítica no identifica a todos los críticos. Yo, por ejemplo, critico a Rajoy. Y sería injusto meterme en el mismo saco con Pepiño Blanco. Que también le critica. Se puede criticar el fondo o la forma de Germinans y no ser catalanista o progresista. Aunque todos los catalanistas y progresistas abominen de esa web.
Pero no es eso de lo que quiero hablaros. Sino de una papolatría que me parece advertir en algunos. Mezclada con dosos de episcopalismo y prebiterianismo. El Santo Padre, por quien tengo el mayor respeto y veneración, no cubre con su blanca sotana todo lo que los obispos o clérigos hagan o digan. No me había encontrado con lo que me parece entender a algunos. Como el Papa lo ha nombrado es ya impecable. Pues no. Pese a que el Papa lo haya nombrado puede ser pecador. O necio. O malvado.
Esa superinfalibilidad pontificia es inaceptable. Por radicalmente falsa. Nostach, Bertone, Lombardi, el que sea pueden hacerlo bien o mal. Y si meten la pata y se señala no se compromete para nada la persona ni la autoridad del Papa. Que puede equivocarse, y de hecho se equivoca en ocasiones, en la designación de personas. O que designa a uno que le parecía bueno y luego le sale rana.
A mí Lombardi me parece un mal portavoz. Puedo estar acertado o equivocado pero mi catolicismo no queda para nada comprometido por ello. Maccarone, Podestá, los obispos pederastas fueron nombrados por el Papa. Es para flipar que en virtud de ese nombramiento sean ya intocables. O que haya que compartir las simpatías de Uriarte, hacerse del equipo del que Bertone es forofo o ser amigo de todos los amigos del cardenal Cañizares.
Y tampoco vale lo de que hay que estar a las duras y a las maduras. Porque tampoco. Sólo hay que estar a las maduras. En lo que haga bien un obispo, con él, y en lo que haga mal, pues no. Esto pensaba que no era necesario decirlo por ser de conocimiento universal pero se ve que no.
Luego está el tono de la crítica. Para gustos se pintan colores. A unos podrá parecerles excesivo y otros pensarán que todavía es corto. Pero no hay para ello una regla general. Unos somos más deslenguados y otros más respetuosos incluso con lo que no merece ningún respeto. En ello nunca nos pondríamos de acuerdo. Entiendo perfectamente que las personas a las que disguste mi modo de expresarme dejen de visitar el Blog. Y que manifiesten su desagrado al despedirse. Ya pretender cambiarme es tarea inútil. No se pueden pedir peras al olmo o bellotas al manzano. Cada uno da lo que tiene. Otra cosa es imposible. Yo creía que nadie se acercaba a una ferretería a pedir pescado. Pero por lo visto la hay. Lo que ya se entiende menos es que una vez comprobado que allí sólo se despachan tornillos vuelvan un día sí y otro también a pedir unas chuletas y se esfuercen en convencer al dueño para que cambie su oficio por el de carnicero.