Menudo papelón debió hacer Blázquez.

Acaba de elegirse presidente del Consejo de Conferencias Episcopales de Europa. ¿Alguien podría imaginarse que ese cargo recayera en el presidente de la Conferencia episcopal española? No, ¿verdad? Pues eso. Acertaron.

Resultó elegido el cardenal Erdö, arzobispo de Esztergom-Budapest y como vicepresidentes, o sustitutos, el cardenal Ricard, arzobispo de Burdeos y el cardenal Bozanic, arzobispo de Zagreb. De nuestro Don Ricardo no se acordó nadie. Habría que verlo entre los otros trenta y tres representaes, con los hombros encogidos, la mirada huidiza y espantada y deseando desaparecer cuanto antes de la reunión.

Cuentan que cuando aparecían juntos Don Enrique Pla y Deniel y Don Fernando Quiroga Palacios, ante las tallas físicas de ambos, tan distintas, la gente les llamaba Su Eminencia y Su Menudencia. Me parece que hemos dado ya con Su Insignificancia. No es de extrañar que, con candidatos así, no se cuente con España.
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